CAPÍTULO 16

247 11 1
                                    

Yan Xun la agarró por la cintura y, con un movimiento de su ceja, replicó:

—AhChu, ¿no lo sabías? Desde el momento en que entraste al Palacio Sheng Jin, la palabra “puro” desapareció.

—¡Bastardo! —El vocabulario de Chu Qiao era insuficiente para esta ocasión, y al ver cómo los
hombres de alrededor los miraban divertidos, estaba aún más enojada, mientras señalaba a AhJing y a otros y gritaba—: ¡No os ríais! ¡No se lo digais a nadie! ¡Pelearé con vosotros! ¡Y tú! ¡Tú! ¿Quién eres tú? ¡Te estás
riendo tan fuerte que puedo ver tu camapanilla! ¿Cuál es tu nombre? ¿A qué tropa perteneces? ¿Sigues
riendo? ¡Sí tú!

—¡AhChu! ¡No te preocupes por lo que digan los demás! —Dijo repentinamente Yan Xun. Deteniéndola, continuó—: Necesitas ser más sincera contigo.

Simplemente no quieres que salga afuera y coquetee con otras mujeres, ¿por qué mencionas tanto la moral y la justicia? Creo que eres tú quien necesita una paliza.

—¡Oi, oi! —Chu Qiao saltó avergonzada—. ¿Ha pasado demasiado tiempo desde que te
arreglé? ¿Quieres darme una paliza? ¿Puedes siquiera ganarme?

Yan Xun se sorprendió un poco antes de hacer su contraataque:

—¡Eso fue porque te estaba dando una oportunidad! ¿De verdad crees que eres la mejor del mundo?

—¡Muy bien! Veo que ahora estás quemando puentes. ¡Si quieres, podemos tener un enfrentamiento
aquí y ahora!

Yan Xun inmediatamente se echó a reír.

—AhChu, ¿eres demasiado reacia a dejarme ir? Intencionalmente alargas las cosas durante tanto
tiempo, retrasando mi progreso.

Chu Qiao lo fulminó con la mirada y gritó enojada:

—¿Quién se resistiría? ¡Piérdete! ¡Verte por un segundo más me pondrá nerviosa!

—Entonces, ¿puedo irme ahora?

—¡Piérdete! Nadie quiere verte.

—¡No te arrepientas!

—¡No lo haré!

—¡Después de que me vaya, no llores en secreto!

—¿Te vas o no? ¡Cuántas tonterías!

—¡Jaja! —Yan Xun se subió a su caballo, mientras se reía entre dientes—. AhChu, me voy. ¡Espera mi regreso victorioso! ¡Arre!

Los cientos de caballos de guerra retumbaron en la distancia. La prístina nieve blanca levantada por los caballos formaba una fina neblina en el suelo. Con los halcones volando en el cielo y el sonido del viento a la distancia, el sol dorado iluminó la silueta de los soldados que se iban, como un gran cuadro. Pero antes de que
pasara mucho tiempo, las figuras habían desaparecido en la distancia, dejando solo un vago parche de sombras.

Chu Qiao se quedó en el mismo lugar sin moverse, viendo a Yan Xun irse. Su corazón estaba lleno de emociones mientras en silencio reunía sus palmas en una oración.

Con una voz suave, oró con la más pura sinceridad:

—Dios omnipotente, escúcheme, protege a mi ser querido y que haga su viaje sin problemas,
asegurando su regreso victorioso y seguro.

Continuara

♥️THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 6,FINALIZED)Where stories live. Discover now