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"Nunca dije que no eras atractivo,
me gusta tu estilo y ... oh,
no me distraigas, estoy tratando
de ser paciente pero la paciencia
lleva práctica, el hecho está en
que no quiero dejarte, ¿está mal eso?"
- -

Todavía tenía muchas ganas de dormir pero la alarma de su teléfono todavía seguía sonando sin parar. Como pudo logró tomar su teléfono y apagarlo de inmediato. Maldijo un rato antes de sentarse sobre su cama de manera somnolienta. Ese día tenía clases a las siete de la mañana y su universidad se encontraba hasta el otro lado de la ciudad, era un largo camino por hacer. Se colocó sus lentes y se decidió por salir de la cama.

Todo fue rutinario como siempre. Juraba que debía comenzar a considerar la idea de mudarse pronto a un apartamento cerca de su escuela. Cuando ya estaba listo decidió salir a tomar su desayuno e irse, pero...

— Despertaste.

— Uh, sí —sonrió— ¿Qué haces tan temprano?

— Cocino el desayuno.

— Syn, tú nunca cocinas, por favor, no quemes la cocina.

— ¡Idiota! Cuando estés enamorado vas a querer ser igual —comenzó a reír— Te dejé comida por ahí, que te vaya bien.

— Gracias enana, nos vemos en la noche.

— Win, espera. —le tomó del brazo.

Su hermana comenzaba a actuar igual. Tímida con mejillas sonrojadas, ya estaba preparado para el discurso que le iba a dar acerca del tipo ese. Debía conocerlo lo antes posible para poder patearlo.

— ¿Qué necesitas?

— Mmm, ¿puedes pasar por mi al trabajo? Quiero presentartelo.

— ¿No lo traerás a casa?

Syn negó inmediatamente con sus dos manos.

— ¿Qué pasa si se asusta? Pensará que soy una intensa que quiere atarlo.

— ¿No es así?

— ¡Metawin! —le soltó un ligero golpe.

— Mandame mensaje e iré por ti.

Win tomó su mochila junto con un paraguas antes de salir de su casa, últimamente había estado lloviendo. Todavía tenía tiempo de sobra para llegar y estaba feliz debido a que ese día solo tenía pocas clases. Caminó hasta la parada del autobús y tarareó el ritmo de una canción pegajosa que se escuchaba en sus auriculares.

Nunca se había quejado se su vida, era muy feliz. Tenía amigos que lo querían y lo apoyaban en todo, también tenía una novia que amaba mucho y ya llevaba casi dos años a su lado. Estudiaba Ciencias Políticas debido a su gran sueño de algún día ser un gran ministro. En realidad su vida era bastante buena y estaba bien con ello, hasta ese punto no había nada que le molestara.

— Mr. Metawin —le llamaron.

— Hey, Tay, bastardo —comenzó a reír.

— ¿Irás al karaoke saliendo?

— No puedo, debo llegar a casa en buenas condiciones.

— ¿Por qué?

— Mi hermana me pidió que fuera por ella a su trabajo.

Bossy; BrightwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora