Prólogo

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-No puedes seguir ocultando esto, Alberto, ya es hora de que se lo digas al mundo, has dejado pasar demasiado tiempo -señala un hombre canoso vestido con un traje azul marino, sentado con una taza de té en la mano en una lujosa oficina de muebles antiguos.

-La gente aún no puede saberlo, es demasiado pronto -replica Alberto negando con la cabeza, tomando un sorbo de su taza al pensar que es una locura siquiera considerarlo.

-¡Eres el secretario general de la ONU! ¡No puedes seguir escondiendo esto, no sabemos lo que puede suceder! -insiste el colega con severidad, consciente de que ese asunto ya se les ha ido de las manos.

-¡Exacto! ¡No sabemos qué sucederá, ni siquiera lo que está sucediendo! Lo único que sabemos es que unos tontos científicos se pusieron a jugar a ser Dios y abrieron ese portal, no sabemos a dónde conduce, si algo puede entrar a nuestro mundo o siquiera si es nuestro fin -expone con impaciencia el secretario, dejando la taza encima de una mesa ratona, tratando de no perder los estribos ante esa situación que lo rebaza.

-Al menos deberías darles la posibilidad de prepararse para el peor escenario -susurra Elías, que si bien no quiere parecer pesimista, necesita hacerle ver a su compañero la gravedad del asunto.

-Nuestra prioridad es el bienestar general, ya advertimos a los líderes mundiales, eso tendrá que ser suficiente. Si esto se supiera, el pánico implantaría el caos en todos lados, y no podemos permitir que eso ocurra -determina Fernando dispuesto a mantenerse firme en su postura.

-Espero que sepas que estás tomando un riesgo muy grande, uno que podría llegar a costarnos muy caro -murmura el compañero girando la cabeza hacia un ventanal para contemplar el enorme agujero en el cielo, semejante a un agujero negro de los que se encuentran en el espacio.

Alberto intenta responder, asegurar que tiene todo bajo control, que ha estudiado cada posibilidad antes de tomar una decisión. Pero un nudo en la garganta se lo impide al ver ese portal, ese... fenómeno que no tiene explicación lógica. Y casi agradece el ser interrumpidos por su asistente que ingresa a la oficina con el rostro sudoroso y la respiración agitada.

-S-señor... a-algo ha pasado... nos están informando que nuevos portales están abriéndose en diferentes capitales del mundo: Nueva York, Seattle, Londres, Buenos Aires, entre otros -informa el jóven con la piel tan pálida que parece que va a desmayarse.

-Eso no puede ser... no tiene sentido... la máquina está aquí -susurra el líder entre dientes, prendiendo la pantalla de un televisor para confirmar la información a través de los videos que los diferentes canales de noticias transmiten en vivo.

Un chillido de miedo sale de la garganta del asistente ante el repentino ruido de la estática que corta la transmisión, y aunque intenta serenarse para no hacer el ridículo delante de su jefe. No puede evitar sentir una especie de presión en el aire, como un aviso de que algo terrible está a punto de desatarse.

-El hombre... un ser dispuesto a destruir todo a su paso, a quitar cuanta vida pueda con tal de alargar la suya un poco más. Hasta el mundo que habitan clama contra ellos, y es por eso que junto a mis hermanos, hemos puesto en nuestras manos la tarea que nadie más ha querido tomar: Exterminarlos. ¡Hoy comienza la caída de la humanidad, muy pronto serán solo la historia de una raza extinta! -resuena en la oficina una voz potente proveniente de la estática.

-E-elias... ¿Q-qué hacemos? -pregunta el Secretario General volviendo el rostro hacia su colega en busca de ayuda.

-Rogar que el Cielo nos ampare -susurra el amigo con los ojos horrorizados al ver lo que surge del portal.


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⏰ Última actualización: Oct 01, 2023 ⏰

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