Capítulo 10

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Después de un rato, Subaru y Tu llegaron al balcón de su habitación, su habitación era bastante grande, pero sólo había dentro un ataúd y algunos cuadros, quizás así se relajaba, no lo sabías, pero sabías que se molestaría si preguntabas.
-Sé lo que quieres saber, pero sólo puedo ayudarte de una manera.- Dijo Subaru, ahora con un tono amable, quizás era de esas personas que se consideran Tsundere, quizás, pero sólo contigo.
-¿Cómo?- Preguntaste.
-Toma.- Sacó de su bolsillo una daga de plata y la puso en tus manos.
-¿Para qué me das esto Subaru?- Dijiste algo preocupada.
-Esta daga es especial, si la clavas en el corazón de alguno de nosotros, moriremos, es para que puedas protegerte.-
-¿Protegerme de qué?- Dijiste, Subaru no dijo nada, se acercó a ti, rodeó tu cintura con sus manos y te dio un beso.
-Ya que no seré yo, al menos déjame probar un poco de ti.- Dijo con un tono muy dulce, después de eso, con su mano derecha movió tu cabello hacia atrás, te dio besos en el cuello hasta llegar a tus clavículas, luego, te mordió.
Intentaste aguantar el dolor, después de todo, el te había dado algo que podría ayudarte, por lo menos eso dijo el, quizás lo necesitarías mas adelante, de igual manera estabas muy agradecida.
Cuando Subaru dejó de chupar la sangre que corría por tus clavículas, lo abrazaste rodeando su cuello y le agradeciste por lo que hizo, al principio no hizo nada, después, te devolvió el abrazo.
-Deberías irte a duchar y después ir a comer algo, te pondrás anémica si no lo haces.-
-Está bien, muchas gracias Subaru.- Dijiste con un tono amable, después de eso, saliste de la habitación, y te dirigiste a la tuya para darte un baño, dejaste la daga en uno de tus cajones y entraste al baño para calentar el agua de la tina mientras te quitabas la ropa, cuando el agua estaba caliente, entraste a la tina, y tomaste shampoo, lo pusiste en tu cabello y comenzaste a frotarlo en tu cabeza con ambas manos, luego de eso tomaste un jabón y comenzaste a limpiar tu cuerpo, mientras frotabas el jabón contra las marcas de Kanato y Subaru, sentías dolor, las heridas estaban recién hechas, pero al menos pudiste conseguir pistas.
Saliste del baño y te pusiste tu camisón para dormir, quizás aún no era tan noche, pero ya no faltaba mucho para que anocheciera.
Al salir de tu habitación te dirigiste a la cocina, y tomaste un poco de jugo de arándanos para sentirte mejor, luego te preparaste unos sándwiches para el hambre y te los comiste, comenzaste a recuperar energías.
Terminando de cenar, preparaste un poco de chocolate caliente y te lo llevaste a tu habitación, allá, comenzaste a pensar a quién irías a buscar una vez que haya amanecido, ya tenías 2 pistas, una, en la cual Kanato decía que eras tú, podría referirse a cualquiera, no lo sabías aún, y otra, que Subaru aseguraba que necesitarías la daga que te dio mas adelante.
De los 3 chicos que quedaban por visitar, pensaste en Shu, quizás el podría decirte algo que podría servirte de algo, así que terminaste tu chocolate y fuiste a dejar la taza a la cocina, lo lavaste y lo pusiste a secar, luego de eso regresaste a la habitación y te dispusiste a dormir, sabías que necesitarías energía para la mañana siguiente, no sabías cuanta sangre ibas a perder, ni qué iba a pasar, sólo sabías que lo harías todo por Ayato.

Por Siempre Mía... Ayato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora