Parte 2

2.2K 94 2
                                    

Escucho un gruñido de parte de Jorge, me quejo internamente. Es de día, puedo sentir la luz que atraviesa las ventanas en mis parpados.

Jorge se remueve en la cama y me abraza con más fuerza, dándome a entender que no me iba a dejar levantarme hasta que a él se le antojara. Si fuera por él podría dejarnos metidos en la habitación todo el jodido día, pero sabe que por más que quiera no podría, porque tenía que cuidar de las niñas.

—Mmm.. —ronronea en mi cuello, dejando su cálido aliento tan cerca, ocasionando que mi piel se rice—. Ni se te ocurra levantarte —escucho la suave amenaza en mi oído.

Puedo sentir su erección encajarse en mis nalgas. Su palma esta esparcida en mi vientre. Si su mano tan solo fuera más abajo.. ugh. Me sentía tan necesitada sexualmente.

Abro mis ojos para ver el reloj que está en mi muñeca, había sido un obsequio de Jorge cuando recién nos habíamos casado.

Son pasadas de las nueve y sé que en unos momentos Alejandra comenzara a llorar. Y es lo que menos quiero, porque ahora mismo necesito hablar con Jorge sobre esta noche buena.. y si él llega a escuchar su llanto se pondrá jodidamente molesto y no me dejara hablar.

—Jorge.. —susurro y coloco una de mis manos en la de él—. Ale va despertar en unos minutos.. es mejor que vaya alistándole el biberón.

—No te vas a mover de aquí —gruñe dominante mientras me inmoviliza con un abrazo. Gimo en respuesta al sentir más fuerte la fricción de su gloria matutina en mis nalgas—. Mmm, así que estas caliente está mañana —dice roncamente y empieza a acariciar mi vientre con sus dedos—. Ojala así estuvieras siempre, así tendría más ganas de estar en esta puta casa.

Siento una daga darme en el pecho cuando me dice aquello. Suelto un suspiro y me doy la vuelta quedando cara a cara con él. El color verde de sus ojos esta encajado en mí, me siento intimidada cada vez que me mira de esa forma.. era tan autoritario que a veces era muy difícil hablar con él sin terminar en una discusión. Nunca nada de lo que yo quería era lo que él deseaba.

—¿Vas a trabajar hoy..? —le digo en un tono muy bajo de voz, evitando molestarlo si hablo muy fuerte.

—Si —escupe secamente, mientras pasea la palma de su mano ahora por mi curva, subiendo su camiseta hasta que esta queda poco debajo de mis pechos, apenas cubriéndolos.

—¿A qué hora sales de trabajar? —pregunto.. mi voz empieza a hacerse más delgada—. Hoy es.. noche buena. Se supone que hoy descansas.

—Es claro que hoy voy a descansar. Voy a estar todo el día en mi oficina, sin tener que escuchar los lloriqueos de cualquiera de esas dos mocosas o escucharte a ti quejarte por todo. ¿No lo crees? —habla tan secamente que siento como cada palabra me destruye, me quedo callada. Estoy segura de que si le pido que hagamos algo para esta noche buena me dirá que no. Así que mejor me aguanto las ganas, solo voy a perder saliva tratando de hablar con él.

Trato de sentarme en la cama pero a los pocos segundos ya estoy sobre el colchón totalmente acostada, Jorge me sostiene tan fuerte que siento como el aire va empezar a irse de mí en unos segundos.

—Te dije que no te vas a mover de aquí —me quejo en respuesta y me remuevo en sus brazos, tratando de zafarme, su caliente aliento está chocando en mi rostro.

—Necesito ir con las niñas.

—¿Por qué demonios no entiendes? Te dije que no te vas a mover de aquí, mierda.

—Si no voy Ale va empezar a llorar y.. —el me interrumpe, poniendo la palma de su mano en mi barbilla. Nuestras miradas se encuentran y la de él es tan feroz.

—¿Por qué demonios no te callas? Ya te dije que no te vas a ir de la cama —gruñe, me quejo internamente y me sigo removiendo—. Mierda, deja de moverte. ¡¿Por qué nunca me haces caso?!

—¿Por qué debería hacerte caso cuando tu no haces lo mismo? Déjame ya en paz, por el amor de Dios, quieres que todo sea a tu modo, estoy cansada de esto. No soy tu jodida mascota. Si quieres a alguien que haga todo a tu forma, entonces ve afuera y allá la buscas.

Siento su agarre aflojarse y me zafó rápido de él. Me bajo de la cama y salgo de la habitación azotando la puerta.

Jorge podía destruirme en pocos minutos con todas sus palabras, me pregunto si yo alguna vez lo había destruido, pero creo que no. Él siempre había sido mil veces más fuerte que yo.

~

—¿Entonces haremos algo esta noche? —pregunta Violetta de repente, con su voz algo feliz. Jorge levanta su mirada y la observa, ella se encoje en su silla al sentir la mirada de su papá.

—¿Haremos algo esta noche, Martina? —pregunta esta vez Jorge, con su voz tan lenta que pensé que no iba a terminar de decirlo.

Su mirada me está matando, gritándome que no haremos nada. Suspiro y miro algo triste a Violetta... joder. No puedo arruinarle la navidad a ella solo porque su padre es un ogro.

—Si —le contesto y una sonrisa aparece en sus labios—. Solo tú, Ale y yo.

Se escucha el golpe de Jorge levantándose de la mesa. Lo miro de vuelta. Su mirada de nuevo encajada en mí, como si quisiera matarme.

—¿Qué? —me atrevo a decir en un murmullo lleno de terror.

Jorge camina lentamente hacia mí, cuando queda frente a mi asiento toma mi brazo y me jala, haciéndome quedar frente a él. Pecho a pecho. Bajo mi mirada, no lo puedo mirar a los ojos.

—Dilo de nuevo —escupe—. Y mírame cuando lo digas.

Levanto mi vista hacia él.

—Vamos a festejar esta noche buena solo Violetta, Alejandra y yo. Ya que su padre prefiere trabajar a estar con nosotras.

Su brazo se enreda aún más fuerte en mi brazo y siento como toda la circulación se detiene poco a poco. Aprieto los ojos, mirándolo con suplica.

—Eres una pequeña zorra —sus manos van hacia mis caderas y me pega fuertemente a el—. No te atrevas a retarme.

—No lo estoy haciendo —le contesto—. No le voy a arruinar este día a mis hijas solo porque tú prefieres amargarte la vida.

Siento mi cuerpo estamparse en la mesa, escucho el chillido de Ale y Violetta se levanta rápido de la mesa colocándose en un lado de su hermana. La miro y está asustada, volteo de nuevo hacia Jorge.

Jorge jamás me ha golpeado y no creo que la primera vez que lo haga sea ahora mismo. Suelto el aire que estaba aguantando.

—En esta casa no se hace nada a menos de que yo lo diga —se acerca a mi cuerpo y pega su cadera a la mía, su mano termina en mi mejilla y la aprieta.

—Esta vez no, Jorge —le contesto. Su mano se aprieta más en mi mejilla. Mi vista comienza a nublarse y puedo jurar que Violetta empezó a sollozar. Odio esto. Odio que él sea así—. No le voy a arruinar este día a las niñas, solo porque tú prefieres amargarte la vida. Si no quieres pasar el día con nosotras está bien, lo entiendo, sé que ya no eres feliz en esta casa pero no por eso vas a jodernos a todas aquí ¿De acuerdo? Si ya no estás bien a mi lado, sabes que existe el divorcio u otras miles de maneras de ya no estar juntos. Así que, ya basta. No voy a soportar más que hagas sufrir a tus hijas, porque realmente no me importa si sufro yo, eso da igual ahora, lo primero son las niñas y no van a tener una vida controlada por un hombre que cambio de la noche a la mañana.

La palma de Jorge cae de mi mejilla y termina a un costado de sus piernas. Las lágrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas segundos después.

—No me esperes a dormir —anuncia el empezando a caminar fuera del comedor.

—No lo iba a hacer —le contesto y él se da la media vuelta para mirarme mal—. Feliz noche buena y navidad, amor.

All I Want This Christmas Is You   *Adaptada *One shootDonde viven las historias. Descúbrelo ahora