Capítulo 4.

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                                                                       cuatro

No lo podía creer.

Sentí como si el mundo entero se hubiera detenido. Louis me observaba desde donde estaba parado, frente a mis ojos, expresando sorpresa. Frunció el ceño lentamente al darse cuenta de que no emitía palabras.

—¿Louis?—Logré decir, después de varios segundos en completo silencio. Reí nerviosamente —qué increíble volverte a ver—y completamente inesperado, faltó agregar.

Él asintió y luego le indico a seguridad que todo estaba en orden, que podían dejarnos solos. 

—Sí, bueno—sonrió, y guardó las manos en el bolsillo de su chaqueta—luego de la nota de despedida que me dejaste sobre una servilleta aquella mañana, y que a propósito no explicaba mucho, jamás creí que podría volverte a ver.

Baje la mirada y enseguida noté el pase que mostraba mi nombre. Lo quité y lo guardé en el bolsillo para después re-dirigir mi atención hacía Louis.

—Lo siento por eso, ya sabes, fue mi última noche en la gran ciudad y me descontrolé-

—Lo entiendo—me interrumpió con una sonrisa—entonces, ¿Que te trae por aquí? ¿Eres de L.A?

—Es una larga historia—Él asintió e indicó con la mano para que nos sentáramos en uno de los sillones del lobby y después de interrumpir con un “tengo tiempo” me dejó seguir hablando—Viajé desde lejos por la rueda de prensa que estaban dando esos tan exitosos jugadores de fútbol, pero me surgieron un par de inconvenientes y no pude entrar. Así que aquí estoy, intentando chantajear al de seguridad para conseguir algo—reí.

—Eso suena a que has tenido un día muy malo, sin mencionar una muy mala suerte—alzó las cejas, y me encogí de hombros. A decir verdad estaba acostumbrada, algo que por cierto preferí no mencionar.

Todavía no tenía idea que estaba haciendo allí sentada, y conservando con Louis a quien, francamente, no habría esperado volverme a encontrar jamás. Aún no tenía idea cual era su función allí, en LA, aparte de sorprenderme.

—Quizá no tengas tanta mala suerte después de todo—Lo miré confundida—Tal vez tenga un tiempo extra y pueda sacarte de ese aprieto. Si tanto necesitas esa entrevista, y si tú quieres, claro.

—No entiendo

No pude decir más nada ya que Cassidy nos interrumpió haciendo sonar su garganta. La mujer forzó una sonrisa cuando estuvo delante de nosotros centró su atención en Louis. Su falsedad me repugnó. Sostuvo fuertemente su tablilla.

—Louis Tomlinson, tienes una cena en veinte minutos con los inversores—su tono de voz estuvo lleno de advertencia—La seguridad está tratando de ahuyentar a los paparazzi que quedan esperando afuera, para que puedas salir sin problemas, pero aun así te tomará tiempo llegar.

—Bien, estaré de camino en unos minutos. Gracias, Cassidy.

New YorkWhere stories live. Discover now