Fuertes Sentimientos.

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Los pájaros cantaban. Así fue como sus bellos chirridos despertaron a una vastayana de su relajado sueño. Ella abrió lentamente sus ojos, dejando ver unas preciosas gemas color ámbar, ojos que le encantaban a su compañero de vida, quien aún dormitaba reposado a su lado, en paz.

Ella amaba verlo así, tan tranquilo, tan en calma. Extrañaba mucho los días en que era una inocente niña, cuando su padre le contaba historias de su tribu y de los vastaya, no debía preocuparse de posibles enemigos que atacaran a su pueblo. Ahora en la actualidad, estos tiempos de guerra era un dolor de cabeza hasta para ella.

Ella dirigió primero una mano a su cabeza, para luego agarrar su capucha y finalizar en ponérsela. Se sentía medio desnuda cuando no llevaba la cabeza tapada. Ahora mismo estaba sola con su amor, pero no era algo que cambiara.

Ella dirigió los ojos al ambiente que los rodeaba. Una sonrisa se escapó de sus labios. Era bonito, tan majestuoso y lleno de vida. Sus esfuerzos por recuperar la magia de los bosques no eran en vano, sino todo lo contrario, estaba dando sus frutos. Frutos que le permitían disfrutar con Rakan.

Ella movió una de sus orejas en alerta, había escuchado algo fuera de lugar. En un arbusto. Se levantó para curiosear, solamente por aburrimiento, cuál era el motivo de tanto escándalo. Al llegar, con una mano apartó las pequeñas ramitas y hojas. Se quedó sin palabras con lo que se encontró. ¡Eran dos mapaches apareándose! Estos al verla se asustaron y escaparon.

Sonrojada, dejó rápidamente el arbusto y se echó para atrás. Vaya par de animales tontos dejándola en una situación de vergüenza. Ahora como le contaría a Rakan sobre su descubrimiento. No, no le contaría nada, era mejor quedarse callada, además era Rakan, seguro no notaría nada extraño en ella. A veces podría comportarse como un niño, y ésta vez no podría ser la excepción.

Xayah decidió volver junto a él, decidió que era hora de moverse y dejar sus problemas con los animales a un lado. Durante su camino, subió la mirada y pudo ver en lo que respecta a dos pájaros pelear, pero cuando agudizo la vista y vio con más atención, los pájaros para nada estaban peleando, sino que también se encontraban apareándose. ¡¿Desde cuándo es la época de apareamiento?!

Ella gruñó por lo bajo, se estaban burlando precisamente de ella y no le gustaba para nada por cómo estaba empezando el día. Después soltó un suspiro mientras vio como Rakan aún seguía durmiendo, como si nada hubiera pasado, pero pasaron muchas cosas...

Ella se acercó a su lado y apoyó una mano en una de sus tiernas mejillas. Es así como logró despertarlo, a ella le dolía hacerle esto, pero su urgencia de escapar era aún más fuerte. Él sonrió cuando la vio, tan bella como siempre, pero esta vez Xayah llevaba un pequeño semblante de preocupación. Él podría ser distraído, pero hay veces que es atento con su pareja.

– Cielo, ¿qué sucede? – preguntó él, un tanto preocupado. Incluso pudo notar el enrojecimiento en sus mejillas. – ¿Y por qué estas roja?, ¿Sucedió algo? –

– ¡NO! – tragó saliva – Digo, no...no pasó nada, solo que el agua que tomamos ayer me dejó media enferma, y ahora por eso estoy con algo de fiebre. – mintió ella.

– El agua... ¿hizo eso? – dijo él llevando su mano derecha a la frente de ella, para así poder controlar su temperatura.

– ¡Si! el agua, recuerda que tomamos agua de un río, Rakan – sentenció ella, parándose de su lugar. – Pudo estar contaminada o algo. –

– Hmm...está bien, lamento no haberte llevado a un lugar aceptable para cenar, incluso una taberna, es que estamos en medio del bosque y-

[Rakan x Xayah] Nido de amor. (One-shot lemon +18)Where stories live. Discover now