Sueño Profundo

El sendero del diablo

Me encuentro caminando atado de manos con unas gruesas y negras cadenas, las cuales también están rodeando todo mi cuerpo. Provienen de lo que parece una esfera negra que está flotando en el aire delante de mí jalándome con fuerza y de la cual emanan gritos y risas enfermizas.

Al mirar a mi alrededor, puedo ver que me encuentro en un bosque, caminando por una especie de sendero poco iluminado, donde a los costados del camino se encuentran enormes criaturas despedazados, son semejantes ha hombres y van portando lanzas y escudos, aporreándolos en contra del suelo. De sus espaldas emergen pequeños seres de piel escamosa con cabeza de pescado y dientes afilados que devoran la carne de estas criaturas, los cuales perdieron la cabeza o alguna otra extremidad.

Aparentemente a estos seres les fascina el dolor. Cuando los pequeños seres tienen el estómago hinchado se ponen debajo de las lanzas dejándose aplastar por ellos; emergiendo nuevamente de sus propios restos para engullir a la enorme criatura, dejando esparcidos sus restos negros fuera del sendero y así devorando toda vegetación a su paso.

Me siento a salvo mientras me encuentre dentro del sendero, puedo sentir que la esfera que me escolta no dejará que nada me pase todavía. Cada paso que doy se siente cada vez más pesado; las cadenas que me rodean aprietan y aflojan, dejándome marcas en todo el cuerpo.

Mis piernas se sienten cansadas y las cadenas aumentan de peso, pero no dejan que me caiga, no me permiten descansar. Cada vez que las cadenas comprimen mi cuerpo, la esfera comienza a vibrar para luego soltarme y encender su iluminación negra.

A lo lejos puedo observar luces de antorcha y una extraña puerta construida por huesos y piel humana. A través del otro lado de la puerta se pueden escuchar gritos y llantos, de los cuales, muchos me llaman por mi nombre, pero muchos otros me maldicen, miles de voces maldicen al final de este sendero oscuro.

La extraña esfera que me escolta comienza a flotar con delicadeza a mi alrededor y de la espesura del bosque emerge un extraño Ser, muy obeso con un torso delgado colgando de su cuello, su boca muestra unos dientes malgastados y negros como el ébano. Me observa y al mismo tiempo saca un reloj del torso que cuelga de su pecho. Con una risa grotesca dice "aún no es tu turno muchacho". La obesa criatura observa la esfera de luz negra y comienza a reírse a carcajadas burlescas, escupiendo grandes charcos de líquido negro mientras me dice "Veo que él te tiene". En ese momento la puerta detrás de él comienza a abrirse lentamente y miles de rostros se asoman mirándome con demencia en sus ojos y gritándome desesperadamente "¡Todo es mentira, no les creas! ¡Vete! ¡Corre!"

Puedo sentir la angustia en sus rostros. En ese momento, la esfera comienza a agitarse a mi alrededor con violencia, desgarrando mi cuerpo con sus cadenas. Me siento más ligero y solo veo partes de mi cuerpo desprendiéndose y cayendo. Al golpear contra la tierra mi sueño por fin había llega a su fin.