SINAG Taekook

One: Nights

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Las llamas de fuego en la chimenea se habían consumido, los leños quedando reducido a cenizas, un reloj antiguo en lo más alto de la gran sala de estar con sus retumbantes y solitarias campanadas anunciaba la media noche, el celular encendido sobre una mesa de roble con  la pantalla encendida y un chat abierto con mensajes a la espera de una respuesta; no, a la espera de ser leídos. Una taza de café, de alta pureza y calidad, ya frío entre sus manos.

Era la cuarta taza que Jeon Jungkook sostenía y bebía durante esa fría noche mientras una lágrima rebelde escapaba por sus mejillas, mas Jungkook no era consciente de eso sino hasta que esta chocó y se hundió en la  taza de café que sostenía entre sus manos. Sorbió un poco del líquido y ahí recién fue capaz de darse cuenta que estaba helado.

¿Cuánto tiempo había pasado?

Con un suspiro que denotaba su cansancio a causa de sus largas horas despierto, Jungkook decidió ponerse por fin de pie y solo dejándose llevar donde sus pies lo guiaban. Una vez puso un pie en la habitación esta se le hizo demasiado grande y extremo fría; se abrazó a sí mismo buscando un poquito de confort y quizás consuelo en la solitaria habitación.

Lentamente, y reuniendo la poca energía que todavía albergaba en su sistema, se dirigió al baño para asearse y una vez hubo terminado salió del baño y se dirigió al lugar en la habitación donde le gustaba colocar su pijama limpio. Se cambió despacio casi automáticamente  y con movimientos casi letárgicos se cubrió con la manta. Todavía tenía en la mano el celular a la espera de una respuesta que muy en el fondo sabía que no llegaría, pero que su corazón y la marca en su cuello necesitaban para sentirse tranquilo y poder conciliar el sueño, el cual en las últimas noches parecía haberlo abandonado .

Soltó un suspiro que sonó aún más triste ante el silencio de su habitación, más fría y lúgubre de lo normal; miró la pantalla de su celular entre sus manos y cerró los ojos al no ver nada más que la hora marcada en él, no había rastros de la notificación que andaba esperando.  Se acomodó entre las sábanas engiéndose en su propio cuerpo y colocó el celular a su lado cubriéndolo con la mano derecha para responder rápido si este llegara a sonar con una llamada o un mensaje con el pensamiento, quizás tonto, de oírlo y no perderse de lo que su alfa quisiera decirle.

Se durmió luego de largos minutos esperando, como siempre.

No mucho tiempo después, un vibrar potente llamó su atención y despertó sus sentidos; se sentó sobre la cama y tomó presuroso el aparato que indicaba nuevos mensajes y sonrió aún medio dormido con emoción de haber recibido por fin una respuesta; abrió el mensaje que con ansias había estado esperando, su cuerpo se levantó automáticamente de la cama, sus pies buscaron  sus pantuflas para correr hacia la puerta y recibir a su alfa porque eso creyó que diría  sus mensajes. Que llegaba con  algún aperitivo para él y que debía recibirlo con una bella y enorme sonrisa, cumpliendo una rutina así desde que  se conocieron y que hasta hace un año habían mantenido.

¿Cuándo fue la última vez  que Bogum le trajo algo?

Con un ojo entrecerrado por el sueño del que apenas iba despertando Jungkook dió dos pasos  fuera de la cama, la emoción ante el pensamiento de que su alfa estaba de regreso lo hizo sonreír. Quería recibirlo, darle un abrazo, quizás un beso de bienvenida, sin embargo, detuvo su andar emocionado justo antes de tomar la perilla de la puerta de la habitación al leer con claridad y entendimiento el mensaje que tanto había esperado. La mano de Jungkook que estaba apunto de sostener la perilla cayó rendida a un costado.