Capítulo 2: Se avecinan problemas *

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Mary se abrazó de Kelly y comenzó a hacer como si llorara, sus dramas de siempre.

—Debes estar mintiendo, él fue mi novio hace años y estaba muy interesado en acercarse a mi familia. Específicamente a mi primo. A ese hijo de...

—Mary —mencionó Kelly interrumpiéndola.

—A ese maldito —mencionó aligerando un poco la grosería— le gustaba mi primo. Y ahora creo que no solo le gustaba. Salieron de vacaciones ellos dos y otros amigos o eso dijeron ellos, y a la semana mi primo salió del closet, pero él rompió conmigo y se alejó de todos nosotros. Maldito desgraciado.

—Respira Mary, cuenta hasta diez —le dijo mi amiga intentado tranquilizarla porque ahora ya se le veía un tanto molesta

—¿Acaso todos los chicos de la escuela son gay?

—Que exagerada, somos máximo veinte chicos gay en la escuela, te quedan cerca de ciento cincuenta heterosexuales, mas las chicas lesbianas, aún tienes mucho de donde escoger.

—¿Y tu cómo sabes eso Justin? ¿Cómo diferencian entre los que son gay o no?

—Justin tiene como un super poder —respondí por él—. Él es capaz de decir cual chico es gay casi con simplemente pasar a su lado. Yo por otra parte, solo se de los que hemos visto por ahí en los ambientes gay.

—Que por cierto, no debimos haber dicho. Es como una regla no escrita, de confidencialidad. Después de todo, la mayoría pasamos por un momento en el que no queríamos que se enteraran.

—Pues que pena, porque ahora me dan ganas de divulgarlo por todo internet como venganza. Y ya basta, afortunadamente Kelly y yo nos separamos de ustedes, porque si continuamos hablando de eso me dará algo del coraje.

—Ok, adiós —me despedí y ellas hicieron lo mismo.

—Y apresúrense si quieren encontrar buenos chicos, las puedo asesorar —le gritó Justin, recibiendo de Mary una seña obscena.

Continuamos con nuestro camino Justin y yo, caminar junto a él aunque no dijéramos nada me gustaba, era bastante tranquilo y solo nos observábamos y nos sonreíamos de vez en cuando.

—¿Y tú, Israel? ¿Ya tienes preparada tu ropa para el baile?

—Por supuesto que no, yo no voy a los bailes escolares.

—¿Y por qué no?

—Nunca había sido mucho de fiestas y todo ese tipo de cosas, hasta que tu apareciste. Además, tener que invitar a alguien es sumamente difícil.

—Tienes razón, y como yo estoy aquí, seguiremos haciendo que cambies las cosas aburridas de tu vida.

—¿Perdón?

—Que iremos al baile tu y yo, así que consigue la ropa necesaria para que te veas mas lindo que de costumbre, aunque será difícil.

Eso me avergonzaba, no soportaba cuando decía ese tipo de cosas. Me resultaba muy incómodo, aunque muy dentro de mi, creo que me agradaba cuando me las decía.

—Nunca me han invitado, pero no creo que esa sea una invitación.

—Y tienes razón, porque al invitarte tendría que esperar un si pero podrías decir que no, y esa no es una opción. Tú vendrás conmigo.

—Recuerda que no es un bar, es la escuela, lleno de chicos y chicas.

—Si, lo se. Y no me importa, si quisiera te besaría frente a ellos —respondió— Pero ahora creo que me conformo con esto —se acercó y me besó en la mejilla para después seguir con su camino, pues habíamos llegado a mi casa— Te veo en un momento —y se marchó.

II: La reliquia vampiro del ángel caídoWhere stories live. Discover now