DÍA 0

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Valeria enciende la televisión y aparece la chica del telediario hablando: "Un nuevo virus está acabando con la vida de miles de personas en los países orientales, los más afectados son personas mayores o adultos con dificultades sanitarias. Aún no han encontrado de dónde procede esta nueva bacteria pero lo están investigando..."

- Madre mía, el mundo cada día está peor.- deja caer Valeria para sí misma, pues no hay nadie más en el piso. Lleva 2 años viviendo sola y no puede evitar hablar en voz alta de vez en cuando aunque sepa que nadie la escucha.

Acaba de llegar del trabajo y necesita ver algo mientras almuerza el salteado de verduras que se hizo anoche, si se tuviera que poner a cocinar cuando llega a casa se le juntaría el almuerzo con la merienda. Así que quita las noticias y enciende Netflix, ver Friends siempre será una buena opción.

Cuando acaba de comer friega los platos y se tumba en el sofá, se lo merece, hoy el día en la redacción ha sido agotador, su jefa no ha parado de darle trabajo y encima no sabe ni cuántos días le quedan en ese periódico, lo más seguro es que acabe desapareciendo porque nadie lo compra. Cuatro años de grado y un máster para que su carrera de periodista quede concluida en aquellas columnas de relleno que no le gusta escribir.

Los golpes del vecino de arriba la despiertan de golpe. Mira el reloj, las 8 de la tarde, se ha quedado dormida sin darse cuenta y ha pasado toda la tarde y media temporada de la serie se ha reproducido de forma automática.

Se ducha, prepara la comida del día siguiente, cena algo rápido y como cada noche, llama a su madre.

- Cariño, ¿has oído las noticias? Parece que hay un nuevo virus, por el hospital ya se ha comentado algo, con los del turno de noche que siempre están al día de todo.

- Si, vaya faena, entre una cosa y otra nos cargamos el planeta.

- Y que lo digas, pues como no pongamos precauciones pronto llegará aquí, tú ten cuidado en la oficina que trabajas con muchas personas.

- Anda ya mamá, no seas exagerada, eso no va a llegar a España.

- Ojalá, pero no sabes tú bien lo fácil que es expandir un virus como ese.

La verdad es que no le apetecía seguir hablando de aquel tema, así que se despide de su madre y coge el libro de la mesilla de noche que quiere acabar esa semana, está deseando empezar uno que le ha recomendado su amiga.

7:50 am. Llega al trabajo 10 minutos antes, últimamente hay muy poca caravana, algo que no es nada usual en una ciudad como Madrid, pero no le da importancia y empieza a hacer todo el trabajo que tiene acumulado del día anterior. Intenta escribir algo con sentido pero los ojos no se mantienen abiertos, anoche durmió fatal, definitivamente tendrá que ir a por un café. Cuando vuelve su jefa está diciendo algo importante porque hay un silencio en la oficina que es difícil crear.

"Bueno como ya sabéis el virus está llegando a España y en Madrid ya han muerto un número de personas lo suficientemente importante para que tomemos medidas, a partir de mañana trabajaremos desde casa, hoy acabaréis a las 12, así podéis recoger todo lo que necesitéis"

Valeria no acababa de dar crédito a lo que hoy, ¿tan grave era? hace unos días la chica del telediario dijo que sólo estaba ocurriendo en los países orientales, sí que es verdad que lleva desde entonces un poco metida en su novela y no ha hecho más que trabajar y escribir cuando llegaba a casa, y por la noche estaba demasiado cansada para mirar el móvil, ni siquiera ha hablado con su madre en estos días, quien al final llevaba razón, pero ¿cómo se ha expandido en tan poco tiempo? ¿y cómo ha muerto tanta gente? ¿y cómo ella no se ha enterado de nada? Nunca evadirse de la realidad le ha dado tal golpe inesperado. De repente alguien la sacó de sus pensamientos, era su compañero de mesa.

- ¡Valeria!

- Sí, ¿qué pasa?

- La jefa te llama desde su oficina.

Miró hacia el despacho y pudo ver por el cristal de la puerta como Laura la estaba mirando, así que con la mente todavía a mil, se dirigió hacia allí.

- Valeria pasa, quería hablar contigo.

- ¿Qué sucede? - contestó sin más rodeos.

- Pues verás, cómo ya has oído a partir de mañana y no sabemos hasta cuando, vamos a trabajar desde casa, y aunque no me guste, el nivel de trabajo va a bajar, y no nos podemos permitir el salario de todos los empleados, llevas 6 meses trabajando aquí, y te has adaptado bien, pero lamentándolo mucho voy a tener que prescindir de ti.

- ¿Qué? - aunque ya hacía un tiempo que se le pasaba por la cabeza que aquello ocurriera, la situación la estaba superando y no le salió otra cosa.

- Es algo que ya estaba meditando antes de tener esta situación, pues ya sabes que el periódico no está teniendo mucho éxito y tarde o temprano esto iba a acabar ocurriendo, vuelvo a pedirte disculpas y espero que te vaya muy bien.

Se crearon unos segundos de silencio en los que Valeria estaba asimilando todo lo que había ocurrido en menos de 30 minutos.

- Vale.- soltó y de repente se vió firmando papeles, despidiéndose del único compañero con el que realmente se llevaba bien y recogiendo todas sus cosas.

De camino a casa no paraba de pensar sin dar crédito a lo que estaba sucediendo.

Nunca la habían despedido, no sabía cómo había que sentirse pero ella no estaba triste, ni enfadada, aunque no se lo explicaba muy bien se sentía emocionada, siempre había sido una chica de cambios y ya llevaba un tiempo sumergida en la monotonía de aquel trabajo, quizás era hora de tomar las riendas de su vida y empezar a dedicarle más tiempo a aquello a lo que algo dentro de ella le decía que hiciera: su novela, escribir sus propias historias, sus propias opiniones, sin órdenes de nadie.

Abrió la puerta del apartamento como pudo porque iba cargada de todas las cosas de la oficina que había metido en una caja que no soportaba mucho peso, así que la soltó en el primer sitio que encontró y encendió la televisión, necesitaba información que pudiera resolver un poco el caos que había en su cabeza, y justo en ese momento el presidente estaba hablando:

"...el número de contagios es cada vez mayor y es por eso que me veo en la obligación, por el bien de la población española, de declarar el estado de alerta, nadie podrá salir de su casa a menos que sea una situación de urgencia, primera necesidad, como adquisición de alimentos o medicinas, o tengan que acudir a sus trabajos. Les pido responsabilidad y..."

Valeria dejó de escuchar, fue directa a la cocina y abrió la nevera, genial, la lista de la compra iba a ser bien grande.

Se pasó la tarde entre el supermercado, donde se quedó atónita al comprobar que los estantes de comida se estaban quedando vacíos y a las cajeras les faltaban manos para atender a una cola que era casi peor que las tiendas de ropa en las rebajas de navidad. Le dió el tiempo suficiente para mirar las redes sociales, no había otro tipo de contenido que no estuviera relacionado con aquella situación. En la calle, de vuelta a casa, todo el mundo hablaba de lo mismo. Valeria vaciaba las bolsas en la despensa y no detectaba bien si sentía ganas de llorar o de coger el coche e irse bien lejos a la montaña, quizás ambas, pero decidió que era mejor poner una serie para olvidarse un poco de todo lo surrealista que había sido su día.

Y que supondría un antes y un después en más aspectos de los que ella imaginaba. 

AMOR EN CUARENTENAWhere stories live. Discover now