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Alexby estaba a punto de desmayarse, lo cual no era muy justo, ya que ni siquiera era él el que estaba en celo.

Tras salir del pueblo, Vegetta se había casi desplomado en sus brazos y ahora el más pequeño estaba cargando con él. Le picaba la garganta por el aroma tan fuerte que desprendía y cada vez iba más despacio.

Joder, sus puñeteras heridas y quemaduras dolían como si fuese el primer día, sus músculos estaban en llamas por la caminata improvisada hacia casa de Vegetta, y el peso de su compañero le hundía los pies contra el suelo y hacía más difícil el andar.

Miró al mayor, quién estaba fuera de sí, a medio camino de la inconsciencia. El pelo azabache se le estaba pegando a la cara por el sudor, tenía los ojos cerrados y parecía estar sollozando. A pesar hacer todo su esfuerzo por mantenerse frío, se le estrujó el corazón por la pena y la preocupación.

Llevaba un año intentando ignorarlo, intentando pasar el menor tiempo posible con el omega, y ahora se había vuelto su cuidador.

Pero su ira y resentimiento podía ser aplazado para un día en el que no sintiera que un Fargan salvaje podía saltar de detrás de algún arbusto y matarle, todo para después montar a Vegetta como un mueble. De tan solo pensarlo se le cerró la garganta. ¿Por qué? No es como si Fargan fuera... Él era...

Sacudió la cabeza. Fargan era su compañero de trabajo y puede que amigo, Dios sabía que eso era todo lo que el alfa pensaba de él.

Por no hablar de Willy...

Hostia, Willy.

Sintió una punzada de dolor por el alfa. Sabía que todo lo que había pasado hoy iba a ser como un puñetazo en la garganta para él. Probablemente, una vez pasado el celo, les miraría con esos ojos llenos de furia y dolor, apretaría los puños hasta hacerse heridas y se iría a su casa a encerrarse durante un mes.

Lo mínimo que podía hacer Alexby por su amigo es asegurarse que no llegara a más, mantener al pelinegro fuera del alcance de este (aunque él sabía que Willy preferiría arrancarse los dientes uno a uno que tocar al omega, más aún, estando este en celo).

Después de todo, si había alguien que quisiese alejarse de Vegetta incluso más que Alexby, ese era Willy.

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— Cariño, te ha llegado un mensaje — le dijo su novia con una sonrisa dulce en el rostro.

Luzu se acercó para darle un pequeño beso en los labios.

— Gracias por avisarme, sweetie.

El alfa se levantó y se acercó a la mesa donde tenía el aparato que usaban para comunicarse entre ellos y, a veces, con los pueblerinos como era este caso.

La sonrisa que llevaba en la cara fue convirtiéndose en una mueca de horror cuanto más leía.

Tenía que encontrar a Auron antes de que fuese demasiado tarde.

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— Fargan, cabrón — se quejaba un pelinegro mientras corría, la mano sujetándose la nariz que sangraba en grandes cantidades.

Intentaba mantener la sangre contenida, lo último que buscaba era dejar un rastro claro y directo de a dónde se dirigía. Aunque era difícil dejar un rastro más llamativo que el desagradablemente dulce olor a chocolate que iba siguiendo. Parecía que no había olido otra cosa desde esa mañana y cada vez era más intenso.

Había conseguido librarse de los dos alfas al empujarlos acantilado abajo, no sin antes luchar contra ellos mientras intentaba huir. Además del golpe en la nariz, le habían partido el labio y tenía numerosos moretones, y arañazos más profundos de lo que le gustaría.

Pero él les había roto un par de costillas y había apuñalado a uno de los dos en la pierna. Estaban casi en paz. Después de todo, le habían jodido la siesta.

La cabeza le palpitaba y le pitaban los oídos por el golpe en la cabeza. Quizá por eso, no fue capaz de escuchar a Lolito hasta que se estrelló contra él.

— Auron, tío, ayuda — balbuceó el pelirrojo.

El choque le había desubicado, pero cuando se centró su mirada, pudo ver como su amigo estaba temblando y sus manos se habían aferrado a su camiseta con agarre de hierro.

Un repentino olor a fresas y a chicle dulzón hizo que se atragantase con el aire.

— Joder, Lolito. ¿Tú también? — masculló Auron quitándose la mano de la nariz para llevarla a su garganta, que se sujetó por reflejo al sentir arcadas. La mezcla de olores le estaba jodiendo el estómago, eso era todo. Lo pensó con tanta vehemencia que casi se lo creyó. Casi.

Lolito lo miró sin entender. El beta hizo un gesto hacia su nariz que hizo que el pelirrojo se sonrojase.

— El celo de mi niña ha provocado que se adelante el mío, apenas está comenzando, por eso me ves tan lúcido.

— ¿Mangel está en celo? Pero, ¿se puede saber qué está pasando en este pueblo de mierda? ¿Acaso nadie toma sus supresores? — despegó la mano de su cuello para pasarla por el pelo en un gesto nervioso, solo para frenar a un par de centímetros de tocar su cabello: la palma de su mano y sus dedos delgados estaban manchados por la sangre de la nariz.

— Oye, mi niño, relájate — se quejó Lolito con el ceño fruncido, empezando lo que parecía uno de esos discursos donde solo se entendía él mismo. — Estaba buscando a alguien porque Mangel está en problemas y no puedo acercarme a él sin perder la consciencia por las feromonas de ese alfa de mierda que le tiene acorralado en casa...

— ¿Alfa? ¿Qué alfa? — Auron dijo mientras se estiraba, colocando la espada delante de sí mismo, dispuesto a darse de hostias nuevamente.

"Yo solo quería saber para qué era esa reunión de mierda y al final me van a dar una medalla al honor y todo, con el único precio de tener la nariz rota y vomitar sangre un par de veces," Auron pensó casi riéndose amargamente.

Lolito volvió a mirarle confuso.

— Pues quién va a ser — dijo con furia, tras unos segundos, sus ojos oscureciéndose con esa mirada que Auron tan bien conocía, la mirada de antes de cometer un asesinato. — Su ex compañero de celos, su primer amor, su mejor amigo — escupía con odio, su olor pasando de fresa azucarada a una pila de neumáticos en llamas.

Todo el cuerpo del beta se tensó de manera dolorosa.

Joder, joder, joder, joder, joder.

— No jodas, Lolito.

El omega siguió hablando como si no le hubiese interrumpido, ajeno al torbellino de emociones que parecían atravesar al pobre Auron en ese momento.

— El hijo de puta de Rubius.








NOTA: Ya estamos más cerca de que empiece el puterío, con perdón. Pensaba hacerlo este capítulo, pero sentía que me faltaba más base. Aviso que el pobre de Vegetta tiene muchos rivales y/o enemigos (merecidos la mayoría) que ya iremos viendo. Mi pobre hijo es un desastre y un genio en crear drama en esta historia.

No puedo creerme que no haya salido Rubius todavía o que no tengamos diálogos con Willy y Fargan, lo intentaré remediar en el siguiente capítulo.

Por cierto, me encanta leer opiniones de la historia por ahora y sugerencias de ships o de lo que sea. Intentaré actualizar pronto, nos vemos <3

&gt;「 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀𝐍𝐈𝐌𝐀𝐋𝐒 」&lt;Where stories live. Discover now