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A las cuatro de la tarde, hubo una pelea en mitad del pueblo.

Sin embargo, a las tres y media de ese mismo día, solo había silencio y un hombre con cara de mala hostia.

Auron estaba hasta los cojones de Karmaland, los ciudadanos y sus putos amigos. No en ese orden.

Se pasó una mano por el pelo. ¿Acaso no sabía nadie que él tenía cosas más importantes que hacer que esperarles? Vale, no es cómo si tuviese algún compromiso urgente, pero acababa de comer y la espera estaba interfiriendo con su horario de la siesta. Si habían acordado quedar a las dos y media en frente del ayuntamiento, significaba que debían estar a las dos y media en frente del ayuntamiento, y no cuando les vaya saliendo de los cojones al club de inútiles.

Hijos de puta.

Quizás estaba algo molesto.

Pero es que había tenido un día (semana, mes, año) de mierda y a pesar de que ese era problema suyo, sus amigos no le estaban ayudando haciéndole esperar tanto tiempo.

Su espalda estaba contra la pared de ladrillo, llevaba de pie una hora, pero sentarse no era una opción.

— ¡Auron, tío! — un grito le sacó de sus pensamientos asesinos.

Una pequeña figura agitaba los brazos a unos metros de él.

— Alexby, me cago en tus muertos, ¿dónde estabas?

— Tú siempre tan agradable — bufó el más bajito y, aunque su cara no era visible por el casco que se empeñaba en llevar puesto a todas partes, se oía una sonrisa en su voz.

— Oye, soy una delicia de señor. No es mi culpa que aquí todo el mundo llegue tarde menos yo.

— ¿Qué dices? ¿No era a las tres y media? — dijo torciendo la cabeza como un cachorro.

— No me toques los cojones, Alexby, que no estoy hoy para cachondeos.

— Hablo en serio. Lo siento, tío, de verdad. Rubius me dijo que era a las tres — al decirlo, vio como Auron se tensó, pero no dijo nada.

El mencionado solo se impulsó con el pie para separarse de la pared y volvió a pasarse la mano por el pelo. Hoy no le había dado tiempo a peinarlo y estaba hecho un desastre.

— Da igual, no te rayes. ¿Dónde están los demás? De los puercos me lo esperaba, pero Vegetta y Luzu no suelen llegar tarde.

Como llamado por el diablo, a lo lejos pudieron vislumbrar al omega corriendo hacia ellos como si le siguiera una horda de zombies. Parecía estar gritando algo, pero no entendían el qué.

— ¿Qué le pasa a Vegetta?

— Nada bueno — dijo el mayor con el ceño fruncido, preocupación marcando su rostro.

Vegetta no era la clase de persona que tiene miedo con facilidad, su experiencia y maestría le volvían casi inamovible ante el peligro, una estatua guerrera o un soldado en extraordinaria forma.

Alexby le miró con confusión.

— ¿Qué...?

En un movimiento fluido, Auron sacó su confiable espada, la Saqueadora.

— Prepárate para lo peor.

Mientras Alexby se colocaba en posición de defensa, Vegetta pudo acercase lo suficiente como para que pudieran ver su expresión de alarma y para poder oler un fuerte olor a chocolate, dulce y empalagoso, que les entumeció la nariz y la boca, que les habría vuelto locos de haber sido alfas.

Estaba en celo.

Mierda.

Unas sombras se podían ver siguiendo muy de cerca a Vegetta, que parecía completamente desarmado, es más, su atuendo parecía ser el que llevaba al estar por casa.

Alexby se tensó a su lado.

— Hostia, Auron. Son Fargan y Willy.

La mente de Auron daba vueltas, era el peor momento y el peor lugar posible para esta clase de cosas. El bullicio del pueblo a sus espaldas le hizo tensarse como un arco. Se iba a poner la cosa muy fea.

Podían oír a Willy gruñir de lejos.

Muy, pero que muy fea.

— Vale, esto es lo vamos a hacer, tú vas a llevar a Vegetta a su casa y-

— ¿Te vas a enfrentar tú solo a ellos? — le interrumpió con el ceño fruncido. — De ninguna manera. Tío, ahora mismo solo pueden pensar en una cosa, sus instintos son los que los llevan. Te matarán para llegar a él y solo eres un-

— Como termines esa frase, el que te va a matar soy yo — la mirada afilada de Auron atravesó a Alexby como un cuchillo. Una advertencia. — Te recuerdo que somos iguales.

Mantenían la posición de lucha, juntos como una muralla. Los pueblerinos más cercanos a la zona donde estaban empezaron a alejarse, conocían lo suficiente a los héroes como para saber que algo iba a pasar.

— No lo decía de esa manera... — intentó excusarse, pero no tuvo tiempo de acabar la frase porque Vegetta estaba tan cerca que apretó el paso y estiró su mano, aferrándose con tanta fuerza al brazo de Alexby que este siseó por el dolor.

— ¡Corre! — dijo entre dientes Auron, mientras que se posicionaba bien, los pies fijos contra la tierra, como un árbol. Le tocaba a él ser la fuerza inamovible, un muro de piedra y acero.

O eso intentaría.

Rápidamente, Alexby puso al omega que intentaba silenciar sus sonidos de llanto detrás de él y comenzaron a alejarse corriendo, tropezando al principio por la inercia y casi llevándose a varios aldeanos por delante, que empezaron a meterse en sus casas, refugiándose de la pelea que estaba a punto de suceder.

— ¡Qué alguien llame a Luzu! ¡Tú! ¡Llama a Luzu! — exigía el beta, señalando a un ciudadano que reconocía de la comisaría. Este empezó a marcar el número del alfa con torpeza.

Alexby y Vegetta seguían esquivando aldeanos y casas, corriendo lo más rápido posible. El beta hacía todo lo posible por ignorar el dolor de sus músculos y de sus cicatrices. Pero lo decía en serio cuando decía que no iba dejar a Auron solo, aunque les hubiera ralentizado un poco.

Mientras atravesaban el pueblo, Auron se irguió lo más alto que pudo, sujetando a la Saqueadora con las dos manos. No pensaba matar a nadie, pero a lo mejor no le quedaba otra opción.

Fargan y Willy pararon en seco al toparse con Auron. Casi como dos torres exactamente iguales en altura, se elevaban delante de él. Las miradas estaban pérdidas, salvajes, dos animales que habían sustituido a sus amigos. Gruñían por lo bajo y sus colmillos relucían bajo la luz del Sol.

— Venid a por mí, puercos. No necesito colmillos para acabar con vosotros — aseguró con su característica sonrisa, aunque más tirando a maliciosa y peligrosa que a juguetona.

Le observaron durante unos segundos, casi sin respirar y, como si fueran uno, se lanzaron sobre él.









NOTE: Pues este es el primer capítulo y, cómo no, en la mente de nuestro psicólogo favorito. Se me olvidó mencionar que usaré jerga española, sobre todo, si algo no se entiende o cualquier cosa, no dudéis en preguntar.

Es un poco corto, pero es el capítulo que pone en marcha la acción. No sé cómo estará, decidme que pensáis. No creo que tarde en actualizar. Nos vemos <3

&gt;「 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀𝐍𝐈𝐌𝐀𝐋𝐒 」&lt;Where stories live. Discover now