Poder vampírico

Começar do início
                                    

—¡Ámarok! —mi cuerpo decidió por mí—. ¡Ámarok, ¿dónde estás?!

¡Silene!

Se escuchaba más apagado que sus aullidos, pero para mi oído era suficiente. Corrí en aquella dirección tanto como me permitieron las piernas.

Silene, Asmord está...

—aquí —completé mientras me colocaba delante de él.

Lo había encontrado justo a tiempo y parecía estar de una pieza. No tenía ni un solo rasguño, por suerte. Escudriñé la vegetación a nuestro alrededor. No podía permitirme el lujo de desconcentrarme sabiendo que mi profesor estaba suelto y vigilándolos desde alguna parte de aquel bosque.

—¿Lo has visto? —pregunté a Ámarok sin mirarlo.

Bastante bien —aseguró—. Parecía un monstruo horrible con esos ojos rojos... daba escalofríos.

Mientras escuchaba lo que Ámarok me decía, recordé las palabras de Kinn. Asmord era muy peligroso. ¿Pero hasta qué punto estando convertido y bajo la Luna llena? ¿Sabría su bestia sacar provecho de todo su potencial o solo estaría rabiosa? Si era todo impulso y nada de cerebro, tendríamos una oportunidad.

Pudo haberme atacado, Silene. Pero no lo hizo —el lobo continuaba hablando a mis espaldas—. ¿Tendría miedo de algo?

—No lo sé, pero será mejor que vayamos a un lugar seguro.

Lo miré de reojo para asegurarme de que había entendido mis palabras y echamos a correr. Me mantuve todo el tiempo por detrás de él, cubriéndolo. Por desgracia, Asmord no tardó en seguirnos la pista. Y él era mucho más rápido que Ámarok, por lo que no tardaría en alcanzarnos.

—¡Más rápido! —le grité, pero sus patas no daban para más.

Mordí mi labio, sintiendo a mi profesor pisándonos los talones. Sin pensármelo dos veces, aceleré y tomé al lobo entre mis brazos. Por suerte, mi cuerpo podía cargar mucho más peso que antes y, aunque me costaba mantenerlo en mis brazos, corrí todo lo rápido que me permitieron mis piernas. Ya estábamos muy cerca.

—No lo siento detrás —le conté, pero no dejé de correr.

Empecé a esperanzarme cuando pude ver la Academia por encima de los árboles. Unos instantes más y podríamos atrincherarnos allí dentro. Resistiríamos mejor y podríamos buscar a las elfas para asegurarnos de que nada malo les había pasado. Solo un poco más...

Tuve que frenar de golpe. No podía creer lo que veían mis ojos. Era imposible... Pero Asmord se encontraba allí, delante de la puerta de la Academia. Parecía que su inteligencia estaba intacta, y sus capacidades eran plenas, aunque su cordura no. Rápidamente, bajé a Ámarok de mis brazos.

—¡Corre! —le pedí.

Silene...

—Haz lo que te pido. ¡Ya! —clavé mis ojos en los suyos—. Lo retendré como pueda y no va a ser agradable.

Entendiendo la situación, el lobo comenzó a correr hacia el bosque. Mientras tanto pensé en lo que le había dicho. ¿Sería capaz de cumplirlo? ¿Podría retener a mi profesor? ¿Por cuánto tiempo?

Un movimiento me sacó de mis pensamientos. Asmord se acercaba a mí a toda velocidad. Necesitaba centrarme, dejar de pensar en Ámarok. Él estaría bien, siempre y cuando yo no fallara. Y no podía fallar.

Me coloqué en posición, pretendiendo pararle en seco, si podía. No podía correr el riesgo de que tratara de ir detrás del lobo. Lo contendría allí, sin permitir que atravesara la primera línea de árboles... O, al menos, ese era el plan.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Onde histórias criam vida. Descubra agora