18. Una aventura en el Bosque Prohibido

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18. Una aventura en el Bosque Prohibido.

Siendo lo usual en los últimos tiempos, en el Profeta solo se leían noticias de ataques y muertes. Los Mortífagos asaltaban casas de magos y brujas buscando seguidores o mermar las fuerzas del contrario, atacaban espacios públicos donde mestizos e hijos de muggles se reunían y el cuidado que ponían aquellos que siempre tuvieron ideologías sangre limpia en ocultar sus pensamientos desaparecía.

Eran tiempos oscuros, nadie podía decir lo contrario. Estaban en pleno ojo del huracán, ya nadie salía a la calle solo, hijos de muggles vivían escondidos y aquel año varios alumnos y alumnas abandonaron la escuela por miedo a ser atacados. Familias enteras vivían escondidas con la esperanza de que aquella situación llegara a su fin.

Las esperanzas eran pocas.

En la actualidad, el bando vencedor no era otro que el de Voldemort. Avril había vivido una época donde los seguidores habían sido captados con el miedo y no con la palabra. Muchas familias recordaban la guerra anterior y no querían nuevas represalias o repetir errores.

En ese tiempo que estaba viviendo ahora sus adeptos eran ganados con palabras. Voldemort les hizo creer de verdad que los sangre sucia eran unos ladrones de magia, inferiores al resto. Y que los muggles eran peor que una plaga de cucarachas.

...¿Por qué debían esconderse de ellos? ¿Por qué vivir subyugados a personas tan inferiores cuando un simple pisotón era suficiente para acabar con ellos? Los muggles deberían conocer su lugar en la pirámide social y este es muy por debajo de nosotros. Su estupidez no tiene límites. Crean guerras estúpidas que terminan afectando a nuestro mundo mágico y ni siquiera podemos tomar represalias por los daños debido al estatuto del Secreto Mágico, una ley que no hace más que reprimirnos...

Avril frunció el ceño al leer parte del artículo. No era difícil ver de qué parte estaba el periodista que lo escribió. Tampoco sabía si siempre había pensado así o estaba siendo obligado a ello, nunca se había fijado en su nombre antes.

Si pasaba las páginas, solo leía más de lo mismo. Ataques fortuitos llamados "accidentes", Augustus Rookwood asciende a inefable jefe en el Departamento de Misterios, marca tenebrosa aparece sobre la casa de los...

Un tirón del periódico le impidió seguir leyendo, al alzar la vista, Sirius lo doblaba hasta poder esconderlo en su túnica.

- Se te está amargando la cara – dijo como toda explicación al tiempo que se sentaba a su lado -. Y créeme, estás más guapa cuando sonríes.

- No puedo sonreír todo el tiempo, me dolerían las mejillas – pero no pudo evitar que una le adornara el rostro.

- Mejor eso a la cara de amargada. Mi madre lleva con la misma desde antes que naciera y cada día está más fea.

- No hables así de tu madre – aunque lo cierto era que tenía igual opinión.

- Bah, ella ha dicho cosas peores.

Enseguida se puso a comer como si esa declaración no significara nada cuando en realidad era algo muy triste. Madres así no deberían existir.

- Hablando de madres. ¿Qué hay de tu familia?

Solo de pensarlo un escalofrío la recorrió entera.

- No he enviado el diario todavía, si es a lo que te refieres.

- Tal vez deberías, has escrito mucho ya ¿no? ¿Qué pasaría si alguien te lo roba? – Sirius hablaba con los carrillos llenos de cereales, pero verdad no le faltaban a sus palabras.

Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin