Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)

6. Saber nadar

Saber nadar

- ¿Y qué tienes ahora? – preguntó Lily entre bocado y bocado, con su propio horario frente a ella.

- Cuidado de criaturas mágicas – frunció el ceño molesta, porque eso significaba oler excrementos de criaturas justo después del almuerzo.

- ¿Por qué te has cogido esa asignatura? Después de haber aprobado los TIMO con las notas que has tenido, podrías haber buscado otro rumbo académico – Mary suspiró envidiosa -. Ojalá yo hubiera tenido tus mismas notas.

- Ha sido suerte – murmuró Avril -. Es que no sé que quiero hacer en el futuro, así que tampoco quería cerrarme puertas si luego resulta que necesito los EXTASIS de Cuidados.

Una mano tapó los ojos de Avril de repente y ejerciendo fuerza, le echó la cabeza hacia atrás. De la sorpresa se le escapó un retemblor, cuando entonces sintió unos labios posarse sobre los de ella. Sintió el pequeño raspón de la incipiente barba de Sirius que la acarició con sutileza y no se le escapó la sonrisa que habían dibujado sus labios.

Cuando la mano liberó sus ojos y pudo ver de nuevo, encontró la cabeza de Sirius inclinada encima de la de ella, sonriendo seductor y complacido. Se mordió el labio intentando no sonreír, pero no le fue posible.

- Me echabas de menos – afirmó.

- Te he visto hace quince minutos en la clase de Historia de la Magia que compartimos.

- Error. Yo te he visto a ti. Tú te pasaste las dos horas durmiendo pequeño pájaro – entonces empujó con poca sutileza a Marlene que estaba sentada a su lado para comer junto a ella -. ¿Lista para darte un chapuzón?

- ¿De qué hablas?

James empujó también a Marlene para tomar asiento al lado de Sirius. Harta de que la trataran como un saco inexistente, estampó el plato sobre la mesa y se cambió al frente cruzándola por abajo.

- Los de sexto siempre empiezan así el año – informó James mientras llenaba su plato y guiñaba un ojo a Lily -. Como hay que estudiar las criaturas del lago, el profesor Kettleburn imparte la clase a principios de curso, antes de que haga más frio.

- Es una broma, ¿verdad? – no se le escapó cómo el tenedor que Sirius sostenía pinchaba sobre su filete ya cortado.

- Va a ser que no – ante la mirada molesta de Avril, James soltó una risa -. Vamos, será divertido. Podrás ver a tu novio semidesnudo y los chicos disfrutaremos de las vistas. Una pena que obliguen a usar bañador y no bikini.

Lily bufó con molestia y se dirigió a Avril.

- Aún estás a tiempo de cambiar la asignatura.

- Ni hablar – contestó Sirius con la boca llena. Tragó lo que le quedaba antes de añadir -. A esta la meto yo en el agua como que me llamo Sirius Black.

...

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Eso de que no hacía frio era una mentira como el Castillo de Hogwarts de grande. ¡Já! El agua estaba fría y cuando salías fuera la brisa, que poco tenía de veraniega, te provocaba escalofríos que ponían la piel de gallina.

La clase estaba formada por los alumnos de sexto de todas las casas, ya que no eran muchos los que habían escogido Cuidado de Criaturas Mágicas, a pesar de ello, eran un grupo numeroso. El profesor Silvanus Kettleburn los hacía desfilar en una fila para ponerles un hechizo térmico que ayudaba lo justo y las chicas no hacían más que quejarse del frio, de las miradas indiscretas de los chicos y que era injusto que les hicieran pasar por todo aquello. Por supuesto, Avril también compartía ese sentimiento de injusticia, pero tuvo que dejarlo a un lado cuando Sirius la llamó con la mano y medio cuerpo ya dentro del agua.