CAPITULO 4

557 60 20
                                    


El trío de chicos se encontraba en la habitación de Toritsuka, el templo donde vive el médium resultó ser el más grande de la ciudad, es ahí donde las personas se reúnen cada año nuevo para orar. Al entrar vieron un par de monjes que saludaron con respeto a Reita y con cordialidad a los otros dos chicos; la sensación era algo extraña, no parecía ser un hogar.

— ¿Sabes?, creí que tu habitación estaría llena de porno o algo así — Comentó Aiura mientras terminaba de buscar revistas debajo de la cama de Reita.

— No te voy a mentir, ese era mi antiguo yo, pero ahora que encontré el amor, soy un hombre nuevo — El médium adoptó una pose firme demostrando lo orgulloso que se encontraba de sí mismo, Saiki se sonrojó un poco al escuchar esa declaración.

— Pero bueno... ¿gustan algo?, tenemos té, galletas, pastel...creo que hay un poco de helado, si es que Ritsuka no se lo ha terminado — Reita enumeraba la lista con sus dedos mientras intentaba hacer memoria.

— ¿Ristuka? — Preguntó Saiki.

— Es un chico que recién fue nombrado monje, pero como es muy joven normalmente lo ponen a hacer la limpieza del templo. Llegó aquí al mismo tiempo que yo, somos casi de la misma edad, pero...digamos que no logramos congeniar del todo. — Kusuo quería indagar más en el tema pero fue interrumpido por Aiura.

— Como sea, estamos bien así, gracias. — La chica se veía algo desesperada.

— Oh, bueno. ¿De qué querías hablar? — Cuestionó el médium.

— Chicos, ¿han escuchado del hilo rojo?

— ¿La leyenda de un hilo que te une a tu alma gemela? — Respondió Saiki.

— ¡Exacto!...espera, ¿por qué has estado hablando todo el día? — Mikoto apenas había caído en cuenta de que el psíquico no se estaba comunicando a través de mensajes telepáticos.

— ¿Ves este anillo?, Kusuo me propuso matrimonio — Reita colocó su mano frente al rostro de la chica presumiendo su "joya".

— ¡¿Qué?! — tomó la mano de Toritsuka para contemplar mejor el anillo — Vaya, que apasionados son chicos, no creí que fueran tan rápidos...¡felicidades por el compromiso! — Saiki usó sus poderes para separar al par de idiotas que, a sus ojos, se encontraban muy cerca y le dio un golpe en la nuca al médium.

— Por supuesto que no le propuse matrimonio, ese anillo bloquea mis poderes telepáticos. —

— ¿No tienes más?, yo tampoco quiero que me leas la mente.

— No, es el único y es mío — Comentó Reita de forma tajante.

— ¡Suficiente!, volvamos al tema, ¿a qué querías llegar con los hilos rojos? — Kusuo los detuvo antes de que iniciaran una discusión.

— ¡Cierto! — la vidente recordó por qué estaban ahí reunidos — Para empezar, me gustaría aclarar que aquella leyenda es completamente cierta...y yo soy capaz de ver aquellos hilos — Los rostros del psíquico y el médium mostraron sorpresa, los tres chicos habían tomado asiento en el piso de la habitación, alrededor de una pequeña mesa.

— ¿Ajá?...continúa — Animó Toritsuka.

— Y pues, básicamente, lo que ocurre es que en cuanto dos almas destinadas tienen el más mínimo contacto, así sea solo cruzar miradas o escuchar su voz, en ese mismo instante el hilo se forma, no antes ni después. — La vidente hizo énfasis en esta última frase y los dos chicos asintieron.

UN AMOR INUSUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora