Epilogo/Agradecimientos

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10 años más tarde.

Un sombrero enorme y beige, pantalones anchos y estampados, camisa blanca, cartera enorme, tacos altos y lentes de sol. Los pasos resonaban por todo el pasillo de la Iglesia y el grupo que se encontraba cerca del altar se giraron a verla. Lucinda Kemppes sonrió.

-Luce,  estas... increiblemente bronceada- dijo uno de los hombres mientras la abrazaba.

-Mike, estoy como si hubiera pasado dos años en México, que fue lo que hice- dijo mientras se quitaba los lentes de sol y los ponía en la cartera, con una sonrisa.

- ¿Algún día vas a dejar de viajar?- pregunta una voz a su izquierda y ella se da vuelta, ensanchando la sonrisa.

- Puedo preguntarle lo mismo a ustedes, Cal- dijo codeándolo y besándolo en la mejilla. Se giro al tercer hombre del grupo- Cole, aféitate, por favor.

- 13 años conociéndonos y siempre tienes algo que criticarme- dice el gales mientras le sonríe y ella le palmea la mejilla.

-Dios, agradezco a la vida no haber llegado tarde- una voz que respiraba con dificultad y ese acento inconfundible hizo a Luce cerrar los ojos un instante y girar, con la sonrisa más genuina posible- Luce.

A pesar de haber pasado diez años, muchas cosas no habían cambiado en ese extraño grupo de amigos. Cole, Michael y Calum habían formado una especie de alianza, que Michael llamaba “Los niños perdidos” y se dedicaban cada uno a su trabajo, Cole en la empresa de sus padres y Michael y Calum como dueños de un bar bastante famoso en Australia, pero cada mes, no importa donde estén, se juntaban todo un fin de semana para dejar salir su lado adolescente, salvaje, rompecorazones y despreocupado, que los caracterizabas.

Lucinda había conseguido un trabajo como bailarina en una compañía y viajaba por todo el mundo. Francisco había consagrado su vida a la Academia, donde era sub-director y profesor de Canto. La relación del amable italiano y la peculiar neo-zelandesa había quedado en esa charla en el patio, en ese beso robado y  en ese “podría amarte”. Se habían visto en contadas ocasiones, en un lugar lleno de personas, no habían tenido más de 5 minutos de conversación a solas, y todas las veces había sido sobre trabajo y viajes. En sus ojos se veía esa conversación pendiente.

Luce dudo unos segundos antes de acercarse y abrazarlo con todas sus fuerzas. No había sido fría nunca y no lo seria ahora. Apoyo la cabeza sobre el hombro de su amigo y le beso la mejilla.

-Hola, Francis- susurró, sintiéndose como si tuviera 17 de nuevo.

-Oh, cariño, no te vayas a poner sentimental- dijo Él pasando una mano por su cintura y acariciándole la espalda con la otra.

-Es el día, amanecí nostálgica- dijo separándose y sonriendo.

-Llego la hora de sentarnos- dijo Cole apuntando con la cabeza a todas las personas que ya estaban sentadas.

 Se sentaron y ese clima de nerviosismo podía sentirse en el aire, Calum diviso a Amy y Lorelaine, junto a sus respectivos novios en segunda fila y  saludó con la mano, sonriendo. Amy saltaba sobre el asiento, claramente nerviosa. Charlie y Pierre estaban a su lado, lo que causo una enorme sonrisa en el rostro de todos. Después de los saludos disimulados, la musica sonó y a todos se les erizo la piel cuando giraron a verla.

Marilyn, una Marilyn de 28 años, con un imponente vestido blanco, un brillo en sus ojos y la sonrisa más grande en la historia. A su lado iba su padre, que casi se podía ver el sudor en su cara.

Y, como por arte de magia ahí estaba Luke, en traje, con las manos juntadas en la espalda y solamente mantenía sus ojos en Marilyn. La sonrisa se formaba en su cara y lo hacía parecer un adolescente enamorado de nuevo.

Recuperando a Marilyn Kennedy( 2º Temporada MPOALH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora