𝙇𝙖 𝘾𝙝𝙞𝙘𝙖 𝙙𝙚 𝙍𝙤𝙟𝙤 || (Pucca || Ranma 1/2 ) [✓]

[9] EL CORAZÓN ROTO.

El sonido de las cadenas, el fuerte estruendo que se escuchaba cuando impactaban, los golpes retumbaban por todo el lugar, ambos azabaches se encontraban en la parte delantera del circo, el lugar estaba vacío de personas, por lo que a Mousse no le importaba usar las bombas de humo.

Sus ropas ya estaban de algunas partes desgarradas, Pucca y Mousse se miraban fijamente con las respiraciones agitadas.

Ninguno de los dos quería perder.

Ninguno de los dos quería huir.

El vestuario de Mousse estaba casi destrozado, aquella túnica blanca paso a ser de color gris por todas las bombas de humo con algunas manchas pequeñas de sangre, mientras que Pucca tenía rota algunas partes de su vestido rojo y algunos rasguños.

La azabache logro esquivar una de aquellas bombas, pero no tenía visibilidad al frente de ella, trato de ver alguna sombra a través del humo, hasta que sintió como algo detrás de ella venia rápidamente a su dirección.

Pucca giro y lanzo una patada, desviando lo que sería una navaja de los que el ocultaba bajo su manga.

-Buenos reflejos preciosa, pero tu vida está corriendo peligro- hablo Mousse con una sonrisa maliciosa- solo te pido que me digas donde esta Ranma.

Pucca esquivo un golpe que iba directo a su mejilla, por lo que levanto su rodilla y lo impacto contra su estómago. Se alejó de el con la respiración agitada y se puso en modo de defensa.

-No soy de los que se enfrenta con chicas- dijo con la cabeza agachada y una sonrisa burlona- pero tú eres la excepción, eres fuerte- se levantó y limpio de su boca un pequeño hilo de sangre- estas arruinando mis planes.

Con esto saca sus navajas y corre rápidamente hacia ella, Pucca logra saltar sobre él y darle una patada, pero Mousse la esquiva dándole un golpe en el pie.

Mousse no se detuvo y lanzo bombas hacia ella, pero Pucca los esquivaba difícilmente, pues ya se estaba cansando, no estaba acostumbrada a esto.

Pucca lanzo un golpe directo en el suelo, haciendo que el suelo temblara y empezara a romperse, daba gracias que estaban un poco más lejos del circo. No quería que nadie saliera herido.