CENIZAS

7. NOVIEMBRE

Luces emborronadas, sirenas en la distancia,

al cruzar ese portal dejará atrás su infancia.

Atravesar la puerta, salir de aquella estancia,

dar un paso tras otro como premio a su constancia.

Amar es teoría, desamar es práctica imposible,

incluso ya desatada la une un lazo invisible.

Lo que un día estuvo roto, ahora es unible

encadenada para siempre a aquel ser horrible.

"¿Si tanto me amas, por qué me abandonas?"

Se acerca a la puerta, su vida se desploma.

"Porque para mí es dolor y para ti solo bromas"

No puede gritar, nadie entiende su idioma.

"Dijiste que locamente, nada de ir poco a poco,

me diste hielo cuando prometiste sofoco".

"Dije loca por amor, no amor por un loco,

prometiste romance y se volvió barroco".

Pero cuando ella se iba, dispuesta a no volver,

él la agarró con fuerza y la hizo retroceder,

pudo sostener la botella que la podría defender

y no fue su corazón lo único que escuchó romper.

Gira el pomo de metal, saborea la luz pálida,

afuera el tráfico ruge, la lluvia cae rápida.

La brisa es fría, pero su respiración es cálida,

sabe que cualquier recuerdo se perderá en su lápida.

Si la risa se fue como el verano en septiembre,

en octubre él hizo que su corazón se desmiembre,

al "amor de su vida" le quitó su vida en noviembre,

¿qué le queda por llevarse al temporal de diciembre?

Tras un amanecer nublado, llega una tarde de tormenta,

esquivando los charcos recorre la calle lenta.

Si algo de lo que ha ocurrido ella quizás lamenta

es de no haber acabado con él de manera más violenta.