2- Princesa

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| AÑO 125 DG |

   Asegurándose de que Izumi no haga trampas y mantenga sus pies alineados contra la pared, Gael termina de hacer la marca y dice a la jovencita que puede distanciarse y verla por sí misma. En cuanto lo hace, la pelinegra se asombra y sonríe ampliamente.

   1m y 36cm.

   — ¡Felicidades, Alteza! 4cm más que el cumpleaños pasado.

   — ¡Y el próximo año superaré los 40cm, recuérdalo! —exclama Izumi en lo que se va dando brincos hasta una banqueta y toma asiento para calzarse nuevamente.

   — ¿Ya consideró si tomará el té en el jardín sur o en su habitación? —Le pregunta el buen Gael en lo que guarda los utensilios de medida en su respectivo cajón.

   —En el jardín, sin duda. Luego quiero ir y visitar a amigo Gino. —contesta Izumi, con Gael asintiendo y preparando la cinta rosada que le pondrá ese día en el cabello.

   El día está soleado y unas aves cantan en los altos tejados del Palacio Real. La media tarde ya casi ha llegado cuando Gael e Izumi caminan entre los verdes pastizales de los jardines, con Izumi acariciando cada flor y saludando a cada sirviente que ve.

   En lo que una gentil mucama sacude una sábana un poco más lejos y la hunde en un cuenco de agua, Izumi ya se halla sentada en su sillita viendo a Gael sentado en la suya y con la tetera entre manos sirviendo en ambas tazas. También tienen tartas de distintos sabores de las que Izumi toma un trozo de una y luego de otra.

   —Gael, ¿te puedo preguntar algo?

   —Por supuesto, Alteza. —Le responde el joven de 24 años.

   — ¿Por qué crecimos juntos? Quiero decir, tú y yo. —Le pregunta Izumi, dejando a Gael en un blanco mental total. —Entiendo que mis padres estén ocupados dirigiendo un país y eso, ¿pero por qué tú y no una nana típica? No es que me caigas mal, eh.

   —Ah, bueno, la respuesta es sencilla. —comienza diciendo Gael, con Izumi viéndole en todo momento con suma concentración. —Como verás, yo suelo usar muchos tonos verdes en mis ropajes. —Le dice un tanto nervioso, con Izumi asintiendo al ver que en esos momentos sus mangas y otros detalles son verdes. —Pues...

   —Te quedan muy bien. —Le interrumpe Izumi, logrando que el joven sonría.

   —Soy alguien de mucha confianza para tu padre, el Señor del Fuego. —Le cuenta Gael, con Izumi viéndole un poco más fijamente y sonriendo. —Hace ya muchos años, tu padre era cuidado por las mujeres más valientes del mundo. Las guerreras Kyoshi.

   —Oooh, sí, ¡leí sobre ellas! —contesta Izumi volviendo a hacer sonreír a Gael. —Pero, ¿tú eras una guerrera Kyoshi? No luces como... tú sabes, niña.

   —Jajaja, no, no, no fui guerrera Kyoshi. —Le dice Gael, estando un poco asustado por lo que está por decir. No sabe si está autorizado, pero tampoco es algo que alguna vez le hayan dicho con franqueza que no podía hacer. —Resulta que... soy hijo de una de ellas. De una de las guerreras Kyoshi. —termina por confesar, con Izumi quedándose boquiabierta y volviendo a hacer que sonría. —Su líder, Suki, es mi madre.

   En ese momento, Izumi no sabía muy bien qué pensar. Su reacción inmediata fue otra sonrisa y un pequeño gritito de emoción. No podía creer estar frente a alguien que había vivido tanto tiempo junto a la legendaria Suki, su integrante favorita del equipo Avatar.

   Claro que la conocía, en las reuniones que cada tanto Zuko y Aang organizaban. Ahí también había conocido a las geniales Katara y Toph y al increíble Sokka, pero algo le extrañaba, y era que allí había conocido a Bumi, Kya, Tenzin, Lin, Suyin...

Avatar. Corona de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora