Continuación de A 3 metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti - Federico Moccia

El final feliz.

Estoy sentada al borde del rio, leyendo una y otra vez "Tu y yo.......tres metros sobre el cielo", un tiempo en que todo era bueno. Dentro de todo, éramos solo los dos y nuestro amor tan grande, tan fuerte que podía desafiar cualquier cosa, tan seguros de poder luchar contra el mundo.

Es hora de volver a casa, ese lugar que ahora es tan inhóspito. Podre hacer todo esto sola, no soy como Daniela, ella es fuerte y un poco inconsciente como dice mi mama. Tal vez por ello, le es más fácil sobrellevar su error. Pero lo mío, ha sido algo tan difícil de digerir para ella. Se siente traicionada, yo lo estaba haciendo bien. Lo había arreglado para sus ojos, estaba dispuesta a hacer el sacrificio para que ella se sintiera orgullosa nuevamente de mí. Pero ahora solo veo desprecio en sus ojos, solo veo tristeza y silencio.

El sonido seco de un motor me saca de mi ensoñación, será el. Miro buscando sus ojos, será. No estoy preparada. No sabré que decir. Solo quiero regresar el tiempo y volver a estar en sus brazos.

Y ahí lo veo, con esa piel tostada que tantas veces bese. Con esos ojos, que podían denudarme son solo una mirada. Parado al costado de su moto.

Nuestras miradas se cruzan, ahí está esa sensación, no ha desaparecido. Esa electricidad que siempre ha flotado entre los dos. Me mira con tanta intensidad. Camino hacia el lentamente, queriendo entender que hará, pero en realidad muero de ganas de correr a sus brazos y demostrarle todo el amor que aun a pesar del tiempo y la distancia permanece tan puro e intacto como el primer día.

Ella camina hacia mí, su mirada demuestras que está expectante como si hubiera estado deseando este momento. No me muevo, no sé qué hacer .Me entra un fuerte deseo de abrazarla, pero no sé si pueda, no sé si deba. Lleva un vestido blanco, que a contra luz deja ver la forma de su cuerpo, ese cuerpo que se entregó a mi tan joven, tan puro, tan inocente. La miró fijamente y veo como su cuerpo ha cambiado, le sobresale una pequeña panza, esta tan bella. Se la ve radiante, más bella que nunca.

Parados uno frente al otro, mirándonos intensamente como si el resto del mundo no existirá, como si el tiempo se detuviera y nos regresara a inicio de esta historia. Sin querer pronunciar palabras para no acabar con este momento.

-Como estas - pregunto, adelantándome y dejándome llevar por la ansiedad.

Me mira fijamente, posa la mano sobre su estómago un poco hinchado y sonríe tontamente.

-Bien, aunque nadie lo crea estoy mejor que nunca antes - responde, una tímida sonrisa ilumina su bello rostro.

-Me alegra saberlo - tratando de bajar mis expectativas. Tratando de respirar más lento.

-Podrías caminar conmigo, así hablamos un rato - dice, mirándome fijamente.

Asiento con la cabeza y caminamos lentamente, hablamos de tonterías, de la gente que pasa y de los extraños gustos que la gente tiene sobre los cortes de pelo.

Por algún motivo deja de caminar y levanta la mirada, tratando de encontrar alguna respuesta en mis ojos. Tratando de leer mis pensamientos.

-Eres feliz - pregunta clavando la mirada, muy dentro mío.

Pienso un rato, no sé cómo salirme de esta. Lo soy? No puedo negar que en Gi, he encontrado a una compañera perfecta pero aun así no puedo olvidar a Babi. Podré algún día realmente ser feliz lejos de ella.

Aparto la mirada, tratando de evitar que lea mis sentimientos.

-Si - respondo sin pensarlo, con el afán de protegerme. No quiero volver a sufrir, es mejor seguir adelante.

Ella baja la cabeza, un dejo de tristeza se cierra sobre nosotros.

No me animo a preguntar por niño que está esperando, no es un tema mío. Es un tema delicado, que si ella no lo toca, yo tampoco lo hare. Cuanto hubiera deseado que fuera mio.