La cuenta atrás (III)

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Hermione despertó sintiendo un gran peso sobre sus hombros. Sólo quedaba un día para ir a buscar a Harry, lo cual le generaba sentimientos contradictorios. Por un lado, deseaba que Harry estuviese a salvo, con ellos. Por otro lado, tenía miedo a que algo saliera mal. Por qué a pesar que el plan era bueno, había muchas cosas que podían salir mal. De entrada, el objetivo de que hubieran siete Harrys era confundir al enemigo si les atacaba. Y, sí, la orden (y ella) pensaba que les iban a atacar. Era una misión de rescate, pero a la vez era una batalla. Los mejores aurores estaban de su lado, pero, ¿y si no fuera suficiente? Para Sirius no lo fue. Tampoco para Dumbledore. Y, por mucho que Ron y los gemelos hicieran broma sobre la estupidez de los mortifagos, Hermione era consciente que había algunos muy poderosos. Y muy listos. ¿Quién podría dudar de la inteligencia de Severus Snape? Un escalofrío invadió su cuerpo y supo que no sería capaz de volverse a dormir. Miró a Ginny y envidió su tranquila respiración, aunque sabía que si ahora dormía era porque estaba agotada. La preocupación por Harry la hacía mantenerse despierta hasta muy tarde.

Hermione quería aprovechar cada momento. Era consciente que , probablemente, alguien saliera herido. O muerto. ¿Por qué la vida era tan cruel? Sentía cierta paz al saber que, si ella moría, sus padres nunca lo sabrían. No sufrirían. ¿Y si no era ella quién moría? Arthur, George, Fred...Ron. No, Ron, no. Hermione obligó a su cabecita a desviar esos pensamientos. Mantenerse positivo era importante. Pero quería ver a Ron, necesitaba ver a Ron. Aunque eso significase romper las normas. Unas normas que dentro de poco podrían no significar nada. Y, aunque no le gustase reconocerlo, romper las normas se había convertido en una de sus especialidades.

Se levantó y, con mucho cuidado por no hacer ruido, se dirigió a la habitación de Ron. Él estaba profundamente dormido. Se estiró junto a él y le acarició el cabello. Ron abrió un ojo:

- ¿Hermione, estoy soñando?

- Sí, Ron, esto es sólo un sueño.

- Sigue acariciándome, no quiero despertar.

Hermione rió con ternura. Él cerró los ojos de nuevo y ella le mesó el cabello. Le acarició el rostro. Como una madre acaricia a su bebé dormido.

La puerta se abrió poco a poco y Ginny asomó la cabeza. Hermione se puso tensa pero Ginny le hizo un gesto para tranquilizarla y se sentó en la cama que ya habían preparado para cuando llegase Harry.

- Me desperté y al no verte en la cama me asusté, por eso vine a buscarte. Es tan bonito veros por fin así. - Hermione se sonrojó, pero siguió sentada en la cama de Ron mesando sus cabellos. Ginny continuó hablando. - Tengo mucho miedo, Hermione. Tengo miedo de perder a Harry. A mis hermanos. A mi mejor amiga. Todo en una noche. Y si nadie muere mañana, podría pasar al día siguiente o al otro. ¿Por qué nos tiene qué pasar esto?

- No lo sé, Ginny. Yo también tengo miedo. Pero sólo podemos luchar. No hay alternativa. No es que tengamos elección.

- Lo sé. ¿Y dónde me deja a mi eso? Vosotros estaréis luchando. Yo estaré en casa o en Hogwarts. Protegida y segura. Harry os llevará a vosotros, pero no a mí. Me considera una inútil. No soy una mema que necesita que la protejan.

- Tú eres todo menos mema, Ginny.

- Ya. ¿Y por qué Harry no confía en mí?

- Harry confía plenamente en ti. Ese no es el problema. Harry no puede hacer esto si no sabe que tú estarás bien. Ha perdido ya demasiado. No puede perderte a ti.

- Ya. ¿Y a ti sí? ¿Y a Ron?

- No es lo mismo, Ginny.

- Gracias, Hermione, pero sigo sintiéndome inútil.

- Harry te quiere, Ginny. - Ambas chicas se asustaron, al oír hablar a Ron. No se habian dado cuenta que había despertado. - Aunque no me haga mucha gracia admitirlo, eres su razón para vivir. ¿Sabes lo que dicen papá y mamá sobre el amor, verdad? ¿Sobre qué es el motor que mueve el mundo? Tú y Harry estáis destinados a estar juntos, sois perfectos el uno para el otro. Harry nunca fue tan feliz como los meses que estuvo contigo. Él lucha por un motivo, quiere formar una familia. Contigo. Y si a ti te pasa algo, todo dejará de tener sentido para él. Harry se romperá. Ya no habrá motivos para luchar, para sobrevivir. No eres inútil, eres fuerte, valiente... Pero esta vez te toca demostrarlo respetando la decisión que Harry ha tomado. 

Ginny y Hermione estaban emocionadas ante las palabras de Ron. Ginny se levantó y abrazó a su hermano. Después de hacerles prometer que volverían sanos y salvos, les dejó solos en la habitación.

Hermione se sentó de nuevo junto a Ron. Él le dijo "buenos días" y le dio un corto beso en los labios. Ella le sonrió triste.

- ¿Qué pasa, Hermione? ¿Qué he hecho?

- Nada, Ron, tranquilo. Es sólo que... que me gustaría que esto fuera siempre así. Mañana tenemos la misión de rescate y todo cambiará - Hermione esquivó el nombre de Harry, no quería de nuevo que Ron se pusiera celoso por pensar tanto en Harry. No en su último día antes de volver a ser un trio.

- Hermione, ¿sigues pensando que lo mejor es que Harry no se de cuenta de... Bueno, de lo que está pasando entre nosotros...?- Las orejas de Ron enrojecieron.

Ella le miró triste.

- Sí, creo que será lo mejor, Ron.

- Bueno, entonces tenemos un muy buen motivo para acabar cuánto antes. Conociendo a Harry habremos destruido los horrocruxes antes de Navidad.

Oyeron la voz de Molly llamándoles a desayunar y rápidamente se despidieron con una sonrisa y Hermione se fue a su cuarto para vestirse.

En el cuarto Ginny la estaba esperando, ya vestida y con semblante triste.

- Mi hermano ha madurado mucho últimamente. Es uno de los buenos. Pero tú ya lo sabes, Hermione. Os echaré tanto de menos.

Las chicas se abrazaron y bajaron a desayunar juntas.

Durante el día Molly los mantuvo a todos separados y ocupados. ¿Cuántas veces hacía falta limpiar una casa antes de una boda? Por lo visto, millares. Y es que la obsesión de Molly se juntaba con la de Fleur, retroalimentándose. Así que Ron y Hermione sólo coincidieron brevemente durante la comida. Se cogían las manos y se las acariciaban por debajo de la mesa, creyendo que nadie se daba cuenta.

La noche llegó y con ella la última reunión de la orden antes de la misión. Tonks comunicó que la poción multijugos  estaba ya a  punto  y Ron  soltó un  leve gruñido que solo percibió Hermione. El ambiente era muy tenso cuando Ojoloco comunicó las parejas. Ron sintió un gran alivio cuando supo que Hermione iría con Kingsley. Le dirigió una profunda mirada al auror, quien seriamente le dirigió una palabras: "tranquilo, hijo, la protegeré con mi vida".

Hermione también respiró más tranquila cuando supo que Ron iría con Tonks. Ella era buena, muy buena. Era increíble como alguien tan torpe en la vida cotidiana podía ser tan efectiva y letal en la batalla. Tonks sonrió a Ron y le dio un puñetazo en el hombro "Genial, Ron, vamos juntos. Aprovecharemos el viaje para hablar de nuestras cosas". Ron hizo una mueca, asustado, y Tonks rió aún más.

La reunión acabó muy tarde y Molly les envió a dormir. Y, evidentemente, Hermione era incapaz de conciliar el sueño. Sabía que al día siguiente todo cambiaría. Tenía mucho miedo. Las horas pasaban y sus ojos seguían sin cerrarse. Y de repente tomó una decisión. Si esa noche iba a ser la última de su vida, no la iba a pasar sola.

Ron se sorprendió al verla entrar en su habitación. La siguió con la mirada para ver como ella se tumbaba a su lado. Ella puso una mano sobre el estómago de él y se acercó hasta que sus rostros quedaron a pocos milímetros de distancia. Se miraron un largo minuto antes de empezar a besarse.

Lo que Harry no supo ver: el secreto de Ron y HermioneWhere stories live. Discover now