Se había equivocado, y había acabado hiriendo a Killian más de lo que él había imaginado.

—Al menos sé sincero contigo mismo—le había dicho Killian cuando le había contado sus motivos. Trez se daba cuenta que cuales quieran que estos fueran, no iban a ser buenos para el otro.

—Lo estoy siendo.

—No tiene nada que ver con que Sten haya dejado a su mujer, claro.—Aquello fue como una bofetada, porque Trez había querido decirse a sí mismo que no, que no había tenido nada que ver. Que no era el motivo principal, en cualquier caso. Pero ¿no había sido el detonante quizás? ¿No era cierto que era incapaz de no pensar en él?


—La culpa es mía—dijo abatido Killian.

—No, no digas eso—pidió Sten—. Nadie tiene la culpa.

—Fue mía porque siempre supe que solo fui un sustituto, ¿cierto? Y aún así esperaba que lo que yo te ofrecía fuera mejor que lo que él te había dado.

—Lo fue.

—Y sin embargo, no es suficiente.

—Killian—suplicó.

El silencio entre ambos era denso, no había mucho más que decirle a alguien que quiere seguir con una relación y el otro no. El problema era que Trez sí tenía sentimientos por él, solo que no eran lo suficientemente fuertes. Y eso, llegados el caso, le parecía aún peor.

—Muy bien, ya está dicho.—Aunque estaban en la casa del arqueólogo, fue este el que se levantó y se dirigió hacia la puerta agarrando su chaqueta—Que te vaya bien, Trez

—Killian.

—¿Qué? ¿Qué más quieres?—gritó el siempre calmado hombre que él conocía, el que solo le había mostrado su cara más amable y cariñosa; pero era cierto, ¿qué más quería? ¿Acabar bien para que pudiera irse de su vida tranquilamente?

Se dio cuenta de que ese peaje iba a tener que correr de su mano, y no podía pedirle más al otro.

—Ya sabes dónde está la puerta—dijo Killian antes de abandonar su propia casa.

Trez dio un último vistazo alrededor, no había querido herirle y sin embargo lo había hecho.

Se despidió de él allí, en su casa, en un lugar que no volvería a ver más, y donde había sido feliz.

Y no lo había vuelto a ver, hasta ese mismo día, la conferencia de Killian era una de las más esperadas, uno de los descubrimientos más recientes y que arrojaba nueva luz a la materia.
Era importante también para Trez, pero cuando Killian apareció con otros colegas, no le miró. Tampoco esperaba una gran acogida, la despedida fue tensa, el reencuentro tampoco sería mucho mejor. Aún así.

Pero lo que más le disgustó fue que Killian lucía diferente, para él siempre había sido un rayo de sol, por cursi que eso sonara. Era alguien alegre y de risa fácil, alguien que hacía estar cómodo a los demás. Alguien de trato agradable, y ahora solo veía a un tipo apagado.

Nunca pensó que fuera tan importante para Killian, y aún le costaba admitir que aquel estado fuera por él, no podía ser solo por él, no habían estado tanto tiempo juntos.

Era un hipócrita, ¿no había él estado perdido cuando se enamoró como un idiota de Josué, incluso de Sten? ¿Eran menores los sentimientos de Killian porque él no los correspondiera?

Realmente empezaba a sentirse mal, y solo estaba deseando que ese día acabara. Solo que estaba bien lejos de acabar.

Se había mantenido todo el tiempo posible alejado de Sten, no confiaba en él, no confiaba no siquiera en él mismo. No quería sucumbir a algo que no iba a ir a ningún sitio. Y también notó su propio orgullo saliendo a flote, no quería que Killian tuviera razón.

Pero estaba claro que todo iba a salir mal, Sten le abordó en el momento en que Trez estaba dispuesto a huir de allí. La conferencia de Killian había acabado, era la última de la tarde y después habría una pequeña recepción. Era el mejor momento para huir y no encontrarse con él, no quería sentir de nuevo el reproche en sus ojos, no quería verle siendo eso ahora. Era un cobarde, sí.

Al parecer, Sten había decidido que ese momento era bueno para abordarle.

—¿Qué te pasa?—le preguntó y parecía preocupado, debía reflejar en su rostro lo mal que se estaba sintiendo en ese momento. Y aunque trataba de huir de él, tuvo el impulso de correr a sus brazos.

No quería ser ese tipo, no quería caer en eso, así que tomó todo el autocontrol del que pudo hacerse. Una mano acabó sobre su hombro, y su determinación se rompió. Sabía que acabaría arrepintiéndose, pero se arrojó contra él, y Sten le abrazó.

Se sentía tan condenadamente bien.

—Vaya, al parecer no me equivocaba tanto, ¿no?—escuchó detrás de Sten. Sabía perfectamente quien era, y su voz sonó realmente mal.

o0o0o0o

Todas queríamos ver a Trez en los brazos de Sten de nuevo, ¿pero no parece un poco equivocado en este momento?

Samuel siendo Samuel, lo amo.

Hoy no es martes, pero me imagino que tampoco pasa mucho, jajajaj, soy más yo con mis plazos, mis rutinas y mis ganas de avanzar.

A las que me estáis leyendo, ¿qué os parece? ¿Qué pareja os gusta más?

Aunque parezca una tontería un comentario hace mucho para mí, que sé que está feo "de" pedir, pero peor está "de" robar.

Anda, animaros y contadme algo.

Nos vemos la semana que viene ¿¿¿¡¡¡A ver qué pasa!!!???

Sara

TrezWhere stories live. Discover now