Capítulo 1: Un puente de alas plateadas

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«Un puente de alas plateadas se extiende desde las cenizas muertas de una pesadilla implacable hasta la visión adornada con piedras preciosas de una vida renovada.»

-Aberjhani.

[-¿Sabes cuál es la diferencia entre un mito y una leyenda?

-Hmm... -El bote se balanceaba, como el poderoso galopeo de un caballo. El brillo del agua es dolorosamente resplandeciente, obligándolo a entrecerrar los ojos para ver más allá de su nariz. Jiang Cheng se encoge de hombros-. No. No lo sé, tampoco me importa. Todos son iguales, no son nada más que cuentos de hadas.

Se escucha un suspiro suave. -Esa es una forma bastante aburrida de ver las cosas.

Él suelta una carcajada que es respondida por una ligera risita.

-Los mitos son pura fantasía -dice el otro finalmente con voz melodiosa-. Mientras que las leyendas tienen al menos alguna base en la realidad.

Jiang Cheng tararea desinteresadamente, pero se las arregla para no poner los ojos en blanco por accidente. La niebla salina del mar se adhiere a todo, secándose en vetas blancas en la piel he irritandola a carne viva. Es obvio que no son bienvenidos aquí. El cielo, el viento y el mar están en contra de que permanezcan a flote.

-Creo que lo que estamos intentando hacer borrará la línea entre nosotros.

¿Y eso qué significa?

Él se burla. -No es que haya sido idea mía. -La mente de Jiang Cheng se mueve brevemente a la sonrisa aguda de un molesto embaucador que probablemente está en algún lugar lejano en la otra dirección, ocupado, lidiando con su propia parte de su búsqueda. Se encoge de hombros otra vez-. Aun así, vale la pena intentarlo.

-Estamos desafiando a los dioses haciendo esto -advierte el otro, girando el timón contra una oleada repentina de sacudidas. Jiang Cheng observa cómo el timón se parte en dos, luego ambos miran la pieza rota por un momento, y sin pensarlo lo arrojan rápidamente al mar. Como si les ofendiera esto, las olas se escenifican hacia arriba y por un momento Jiang Cheng está seguro de que están a punto de unirse al timón.

Azota su mano en la cubierta a tiempo con su duro aterrizaje, golpeando su puño hacia abajo y mirando al mar. -Que así sea entonces -dice entre dientes.

Su compañero se levanta suavemente, de alguna manera inflexible contra los vientos batientes y el violento tambaleo del barco. Está de pie con la espalda hacia el sol, con un brazo extendido hacia él. -¿Estás seguro? -pregunta, con el menor temblor de voz.

Jiang Cheng ha aprendido el peligro de dudar demasiado de las cosas en los últimos meses. Agarra la mano que se le ofreció sin vacilación, rápidamente se pone de pie y luego se siente flotar. Es levantado por encima del agua, y cuando el barco cae debajo de ellos, dos olas se aprietan como las mandíbulas de un monstruo marino gigante. Se ha ido en un abrir y cerrar de ojos.

-Sujétate a mí.

Y así lo hace.

Luego se ríe, ignorando el estallido de miedo que se encrespa en su vientre al ver esas olas negras antinaturales que se levantan a su encuentro, arañando sus pies y agitándose en la oscuridad con la espuma del mar.

-Esto es imposible -dice-. No puede ser real. -Ríe sin aliento, sacudiendo la cabeza antes de apretarla contra el cuello del otro-. No puede ser.

Los brazos a su alrededor se aprietan mientras flotan más arriba, hacia las nubes. Un par de labios húmedos rozan su oreja.

-Intenta lo imposible, A-Cheng.]

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Upon Our Silver Bridge - XiChengWhere stories live. Discover now