Grito desesperadamente, lo único que impide que caiga al precipicio bajo mis pies es el agarre de una persona a la que suplico que no me deje ir, que no me deje caer.
Sonríe. Otra vez no, pienso, pero sí: me han vuelto a soltar.
Caigo por este pozo oscuro, infinito, sin fondo, caigo y no puedo evitarlo, como tantas veces. Aún no he conseguido encontrar mi hogar.
Ah, debería presentarme primero, supongo. Soy un viajero. Nacemos y empezamos a "viajar" entre las fronteras de los mundos y así seguimos durante años hasta que acabamos de madurar. Entonces, "caemos" a alguno de los mundos que hemos recorrido durante toda nuestra existencia.
Nos dividimos en dos grupos: los que buscan poder y los que buscan un hogar, como yo. Pero nuestros destinos ya están escritos, los primeros siempre acaban triunfando, masacrando pueblos, ciudades, naciones e incluso planetas y universos, mientras que, nosotros, somos rechazados, marginados, abandonados, repudiados, aplastados o lanzados a otra dimensión, expulsados del mundo.
Y aquí voy yo, cayendo por otro portal, ya veo la salida, ya noto de nuevo el suelo bajo mis pies, nos hacen creer que tenemos oportunidad de crear un lugar donde vivir pero yo sé que no, aunque, ¿por qué no intentarlo de nuevo?
Camino por un prado, esquivo las ramas que me cortan el paso y, al fin, llego a una ciudad. Me acoplo y me adapto a la vida cotidiana de este lugar, todo va bien. De momento. He conocido a una persona, ¿será este mi nuevo hogar? Nos hacemos amigos, nuestros lazos son fuertes, cada vez más fuertes, más estrechos. Empezamos a formar una familia, parece que al fin lo he conseguido pero siempre llega ese día.
Paseando por un prado me caigo, ni siquiera simula cogerme... Adiós... De nuevo... ¿Un nuevo comienzo o un nuevo final? No lo sé, pero ¿y qué más da? Veamos qué me depara el futuro, no espero nada de él así que seguro que será algo mejor.
