46. Vesta Galdottir

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Era como ver todo en cámara lenta. Los veía moverse, dialogar, discutir opciones, hacer una lista de los desvanecidos que conocían... podía oír y verlo todo, pero no formaba parte de la imagen. Cada mañana se levantaba, desayunaba a obligación de Natasha, quien no se había dado cuenta aún de que vomitaba todo alimento que ingería, y se quedaba sentada en el salón, inmutable, callada y perdida. A su lado, sin falta, se sentaba la chica de piel roja que se presentó como Vesta Galdottir, la Destripadora. Ella parecía estar en el mismo trance, por lo que no se preguntó la razón de por qué le hacía compañía, pues parecía bastante obvio.

—¿Cuál era su nombre? —preguntó Astlyr. Su voz era baja y rasposa, cruda y quebrada. Todos en el salón formaron un silencio automático cuando la escucharon hablar por primera vez desde el chasquido.

Vesta exhaló.

—Peter —respondió—. Era mi vinculado —explicó, y sonrió de lado, sin ánimo, cuando recibió varias miradas curiosas—. Creo que el término para eso aquí es esposo, sólo que es eterno, irrompible. No puedo tener otro.

Astlyr asintió, comprendiendo.

—¿Tu vinculado...?

—Se llamaba James —respondió a su duda, volviendo la mirada hacia sus manos, que jugaban con una liga del pelo cerca de sus pies, ya que estaba sentada con las piernas cruzadas sobre el sillón.

—¿Perdiste a alguien más? —se atrevió a preguntar luego de un silencio.

—A mi nueva familia, amigos, y el único padre que he tenido no me regresa las llamadas —bufó, sintiendo un rencor quemándole en el estómago—. ¿Tú?

—A mi nueva familia también, excepto a Rocket —contestó—. Al menos, eso creo. No puedo estar segura.

Entonces, sintió un dolor invasivo y desgarrador, destruyéndole desde el interior, creciendo en su vientre rápidamente, expandiéndose por el resto de su cuerpo. No recordaba nunca haber sentido un dolor igual.

Vesta la miró de prisa y echó una olfateada al aire. Frunció el ceño y la miró desconcertada.

—Estás sangrando.

Todos los presentes, que habían decidido seguir con la conversación y darles su espacio a aquellas dos que hace quince días habían perdido a las personas más importantes de su vida, miraron hacia ellas con expresión alerta y se acercaron. Astlyr gruñó y se llevó una mirada al vientre. El dolor sólo aumentaba, tanto que empezó a llorar y gritar.

Vesta se levantó, la tomó en brazos, cargándola como si sólo pesara lo mismo que una pluma, y siguió al doctor Banner, quien corría en dirección a la enfermería, gritando que la siguiera. Al mismo tiempo, Natasha llamaba a la doctora Cho, una de las pocas conocidas que habían sobrevivido al chasquido y trabajaba en el laboratorio de investigación de las Instalaciones.

Astlyr sintió que Vesta la recostaba sobre una gran camilla.

—Desvístanla —ordenó la doctora apenas entró a la sala de emergencias. Todos los hombres se salieron ante aquellas palabras, dejando a Pepper, Vesta y Natasha como auxiliares.

—¿Qué me ocurre? —sollozó Astlyr, sosteniéndose el vientre— ¡Detenlo, por favor! ¡Haz que pare!

—Tranquila, todo va a estar bien. Respira...

La doctora colocó una máscara que le cubrió la boca y la nariz, y todo se volvió borroso. Empezó a ver doble, hasta que oscureció.

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COPIER [BARNES] LEAGUE OF HEROINES ¹Место, где живут истории. Откройте их для себя