-¡HÉCTOR!-gritó un muchacho corpulento y pequeño, que usaba un sombrero de paja además de una guitarra en su espalda. -¡¿Dónde está mi dinero?!
Agarró el cuello de la camisa del otro chico, el mencionado Héctor, y lo zarandeó molesto, sin dejarle explicar.
-¡Espera! ¡Espera!-dijo Héctor tratando de soltarse de su agarré.-¡Lo tengo aquí!
El muchacho del sombrero lo soltó, sin aflojar su expresión furiosa. Héctor le tendió un sobre, y él lo agarró con ferocidad . Contó los pocos billetes, y se lo guardó en el bolsillo del pantalón. Héctor sonrió triunfante, haciendo que el otro se enojará más.
-Allí esta todito compadre; te dije que lo devolvería. Ahora sí me disculpas...-se dió la vuelta y empezó a caminar hacia la plaza. Antes de que pudiera dar un paso, el muchacho le agarró el brazo para que se diera la vuelta.
-¿Lo usaste siquiera?
-Si...
-Creí que inventarías alguna excusa para no devolvérmelo
-¿Y lo hice?
-Nunca me has devuelto lo que te he prestado
-Pues ahora es diferente, ¿porqué tanto misterio?
El muchacho miró a Héctor fijamente. Siempre derrochaba el dinero en montones de comida- que no sabía a dónde iba a parar - o en flores para sus conquistas. Debía de haber hecho un intercambio o algo así para devolverle el dinero tan rápido.
-¿Con quién apostaste, idiota?
Héctor abrió la boca, atónito. Era un muchacho moreno y alto, con abundante cabello negro y ojos marrones. Tenía los pómulos marcados y una sonrisa encantadora.
-Ehhh.... ¿Porqué...?
-Dios Santo, Héctor, ¿con quién te has metido?
Héctor se llevó un dedo a los labios, indicándole que se callara. Se acercó a su amigo, mirando de un lado al otro para asegurarse de que nadie los oyera.
-El-el embajador...
-Eres-Un-Estúpido.
-¡Ya calla, Luis! ¡No pasó nada malo! ¡Gané!-dijo sonriendo; ya todo temor se había ido de su rostro.-Conseguí el dinero suficiente para comprarme una guitarra nueva y pagarte.
Luis suspiró y se llevó una mano a la cara, para sonreír sin que Héctor lo viera. Tenía un espíritu vivaz y arriesgado, aunque no se daba cuenta de los riesgos que podía llegar a correr.
-No vuelvas a apostar con el embajador, idiota; por precaución.
-Esta bien, abuelita, ¿algo más? ¿quiere qué le traiga algo?-Luis le dió un golpe en el hombro y Héctor se echó a reír.-Ya no te preocupes, amigo. Nos vemos.
Y siguió con su caminar alegre y despreocupado hasta la plaza. Era un día soleado y ajetreado; había mucha gente por todos lados, vendiendo y comprando pequeñas banalidades. Fue al lugar donde se reunían todos los músicos, amigos de cualquiera que quisiera unírseles.
-¡Ernesto!-gritó a un chico, fornido y ligeramente más alto que él, que estaba afinando una guitarra. Alzó la vista y sonrió para luego levantarse a saludarlo.
-¡Héctor! ¿Ya le pagaste a la pulga de Luis?-Héctor río y asintió. Le enseñó otro sobre que llevaba en un bolsillo de la camisa.
-Esto es para la guitarra. ¿Eso que llevas puesto es nuevo?-dijo señalando sus zapatos y su camisa blanca, desabotonada en el cuello.
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"Historia De Amor" 《Héctor e Imelda》
Fantasy《Quiero que sepas que si te abrazo, si te doy un beso, si te traigo flores, si te escribo canciones, es porque de verdad te quiero...》 >>Fanfic basado en los hechos de la película Coco, de Disney Pixar, acerca de la historia de amor de Imelda y Héct...