capítulo 6

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Amaru sentía su cuerpo mas ligero, sin ningún peso, sintió como se llenaba de vida de pies a cabeza, no quería abrir sus ojos. Tenía miedo de que podría encontrar si los llegaba a abrir.

¿como se pudo escapar?-

era una maldita bruja, si en ves de amenazarla hubieras esperado para atraparla y ponerle una roca Dxer cerca, no hubiera huido-

o claro ahora es mi culpa, tu no tuviste nada que ver ¿cierto?- 

solo digo que si no hubieses sido tan impulsivo tal ves la hubiésemos atrapado-

mejor larguémonos de aquí-

Un silencio lleno todo el bosque.

Se oyeron pasos alejándose, pero Amaru, sin saber como, estaba viéndolos y mas que eso estaba escuchando sus pensamientos, sus deseos.

"ya quiero irme, quiero demostrarle a mi padre que ya no soy una niña y puedo ser tan fuerte y aun mas que mi hermana"

"¿sera que Alice estará pensando en mi?"

La luna ya estaba saliendo.

Elyan, creo que ya se fue de aquí-

¿como rayos se pudo escapar?-

no se-

Feyre, al general no le va a gustar esto-

ya es muy tarde y ninguno de los dos somos criaturas nocturnas. Ademas ese brujo es muy poderoso-

¿por que le dices a veces bruja y otras brujo?-

porque no sabemos si es una mujer o un hombre...pero ese no es el caso, cuando amanezca exploraremos toda la zona-

tienes razón- dice el chico agregando un bostezo al final.

Por fin los dos guardias se marchan.

Amaru levanta su mano, al salir del agua la ve y poco a poco sale  de su escondite.

Se queda unos minutos al lado del río. Estaba empapada, no de agua sino de sudor. No entendía que había sucedido ni sabía como había pronunciado esas palabras ni de donde las conocía.

Pero ahora no tenía tiempo para nada excepto huir.

Agarro el mapa que tenía en la mano, lo desenredo y le mostró un camino para llegar a Mongu sin tener que pasar por Kaball. Ella no había dicho nada pero el mapa ya sabía lo que ella quería ver.

Era un país conocido como El reino sin leyes, porque, en efecto, las leyes que regían en todo el mundo no estaban vigentes halla, era muy peligroso pero no se podía dar el lujo de pasar por Kaball y que la atraparan y la metieran en una de esas estúpidas guerras por poder.

Siguió el camino que el mapa le indicaba, quería pasar rápidamente por ese pueblo. 

La luna ya casi alcanzaba su punto mas alto y apenas había llegado a las puertas de la ciudad. No quería pasar por la  ciudad de noche, prefería encontrar una posada en la cual descansar y esperar que el alba tiñera la ciudad.

La ciudad, literalmente, tenía una gran puerta de roble con el escudo de la cuidad, había una larga muralla que se extendía hacia los lados perdiéndose en la oscuridad del bosque y de la noche. Eran casi de 20 metros de altura lo que hacía imposible que alguien saliera por arriba. Habían guardias inspeccionando desde arriba, y otros abajo.

¿que quieres?- pregunto un guardia que custodiaba la puerta. Amaru no lograba distinguir su rostro por la oscuridad.

entrar- respondió sin dejar que vieran su rostro.

Los guardias se miraron entre si y empujaron hacia dentro las grandes y pesadas puertas, dejando  ver una ciudad cubierta por niebla y que la luz de la luna era lo único que la iluminaba. 

Amaru paso al lado de los guardias bajando su cabeza, segura de lo que estaba haciendo y que desde entonces no habría marcha atrás.

La hija del brujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora