Sueños

343 12 12
                                    

        Podría saludarte de forma solemne y altiva, pero no soy diferente a ti, aunque tú lo creas así. Lo único que me puede diferenciar de muchos de los mortales es que yo nunca he dejado de soñar. No me refiero a lo que hacemos mientras dormimos, sino a soñar de verdad, despierta, consciente, que es cuando te diviertes de verdad.

        Gmork me dijo en una ocasión que las personas que han olvidado sus sueños son fáciles de dominar. Nadie domina mi espíritu, nadie aplasta mi ánimo, nadie enturbia mi luz…

        Te preguntarás todavía de que narices estoy hablando y si he perdido la cabeza del todo. Puede que tengas razón, pero léeme un poquito más y te garantizo que no te arrepentirás, pues soy contadora de historias, de sueños, si lo prefieres. Cuando crecemos creemos estar condenados a olvidar cuando un simple palo era la espada indoblegable, una toalla nos transformaba en superhéroes, que capturar una lagartija era comparable a domar un dragón o una dulce merienda era el manjar más delicioso del mundo. ¿Por qué resignarse a eso? ¿Por qué atraparnos en el fango gris de la realidad? ¡Volvamos a ser niños por lo menos cinco minutos al día! La espada volverá a brillar, el héroe volverá a volar y domaremos juntos un dragón. Soñemos de vez en cuando, soñemos lo que queramos soñar y veamos las cosas como las veíamos cuando éramos tan jóvenes que todos nos parecían viejos.

        Estos pequeños relatos nos muestran las cosas desde otra óptica, desde la visón de una cabeza loca, de esa tonta que aún cree que se puede ser niño a tiempo parcial. Soy contadora de sueños y tú también puedes serlo. No te conformes con lo que ves, mira más allá y todo será diferente. 

La contadora de sueños. Relatos cortos, cotidianos, mágicos y épicosWhere stories live. Discover now