DOS

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Las mansiones siempre revelan o ocultan cosas, cosas que nunca deben de ser reveladas.

...♡...


Los días en el aburrido pueblo de Buford siempre eran sombríos y fríos, rara vez brillaba mucho el sol, normalmente siempre lo cubrían las enormes nubes grices. Por eso casi siempre llovía en aquella zona, el clima siempre había sido así y es por eso que casi nadie quería vivir en aquel pueblo.

Así que cuando abrí mis ojos no me sorprendió mucho escuchar los truenos y la lluvia golpear contra el cristal de la ventana. Eso era lo de menos, en ese momento tenia mejores cosas por las cuales preocuparme, como por ejemplo:

¿Dónde estaba?

¿Que había pasado?

¿Y de quien carajo eran los pantalones deportivos que llevaba puesto?.

Eran preguntas de las que de verdad tenía que preocuparme.

Por la forma en la que lucía todo en la habitación en la que me encontraba, me daba una idea del lugar en dónde estaba. La mansión.

Ya había entrado varias veces con Irene al lugar, algunas  veces la usábamos como escondite y nos poníamos a indagar o a curiosear por ahí. Sabia como era la casa por completo. Así que no dudé en saber en cuál de las habitaciones estaba.

Pero aún sabiendo todo eso, el miedo que sentí en aquel momento fue inmenso. Estaba en la famosa mansión, eso no me asustaba, lo que si lo hacía era el echo de que ya no era una simple casa vacía si no que ya estaba ocupada, vivían personas allí, personas que se me hacían raras y sospechosas.
Teniendo ese pensamiento en la cabeza no tarde en pone me de pie. Tenía que salir de allí o al menos dar señales de que ya había despertado. De lo que si estaba segura era de que no quería permanecer mucho tiempo en esa mansión, algo me daba mala espina, había una vibra oscura que me ponía los pelos de punta.

Avance hacia la puerta y la abrí sin ningún cuidado, sin importarme a quien encontrará al otro lado. Mi único objetivo ahora era salir de ese lugar.

Continúe avanzando por el pasillo que daba hacia las escaleras y me detuve abruptamente  al llegar a ellas. Había personas allí abajo hablando en algo en particular y por alguna razón me quedé quieta escuchando todo.

Si. A veces tenia ese lado chismoso y curioso en mi. Recargue mi cuerpo en la pared y saqué un poco mi cabeza por un costado para poder ver la escena.

En el lugar había seis personas, una mujer y cinco hombres.

_Ya no se que hacer con ustedes, siempre se salen de control_ fue lo que salió de los labios de la hermosa mujer. Debió de tener unos 37 años pero aún así se veía realmente hermosa y tenía unas curvas verdaderamente envidiables. Y ni hablar de su hermosa cabellera rubia.

Ella se dirigía a los cuatro jóvenes que se encontraban sentados en los sillones. Y dada la situación en la que me encontraba me tomé la molestia de analizarlos como pude. Uno estaba concentrado leyendo un libro, parecía que no le estaba prestando absolutamente  nada de importancia a la que, supongo, era su madre. El que estaba a su lado hacia lo mismo pero el tenía unos auriculares puestos y revisaba algo en su celular, ni siquiera la escuchaba. Mientras que los dos últimos con una caras amargas le prestaban algo de atención. Parecían molestos, como si el echo de que ella los regañara los molestaba y los asqueaba a la vez.

De los dos que le prestaban algo de atención, el que habló fue el de los brazos tatuados.

_No fue nuestra culpa, ella se atravesó_ su voz era encantadora y por alguna razón extraña sentí un escalofrío en todo mi cuerpo de tan sólo escucharla.

El Secreto De Los Perry [En Proceso]Where stories live. Discover now