Silouette

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Tal vez si Xichen fuera menos el, a Jiang Cheng le resultaría mucho más fácil ignorarlo.

Si dejara de ser tan amable o sonreír tan cariñosamente

Si dejara de iluminar cada lugar al que va con su sola presencia

Si su voz no fuera como el susurro de los ángeles o su apariencia la de un Dios

Si lo le tocara como lo hace

Si no le escuchara como lo hace

Si no lo amara, como lamentablemente lo hace

Sin todas estas cosas a Jiang Cheng le hubiera dolido mucho menos bajarse del coche a la mañana siguiente de lo sucedido, sin despedirse de Xichen.

Tal vez no le quemaría tanto el pecho al ver que, aunque el mayor no dijo nada ante tal acto, un brillo se apagó en sus ojos.

Aunque, para ser sinceros, aunque Xichen dejara de hacer todas esas cosas, Jiang Cheng seguiría amándolo ...en consecuencia siempre le costaría dejarlo.

Jiang Cheng en realidad recuerda cómo se sintió todas aquellas veces que visitaba Gusu Lan y debía abandonar el lugar más tarde, como si trozos de su alma fueran dejados allí.

Siempre que dejaba a Xichen atrás era así

Los recuerdos de la muerte de Xichen, ciertamente no son muy lucidos, pero a Jiang Cheng no le quedaba duda de que parte de su alma se fue con él.

Justo como estaba pasando ahora.

El corazón de Jiang Cheng se rompía mientras veía el auto de Xichen alejarse, creyendo fielmente que esa sería la última vez

La última vez y ni siquiera había permitido que lo besara "Idiota" pensó para si mismo.

Jiang Cheng entró a su casa y rápidamente cerró la puerta, dejándose caer tras ella.

Esa mañana había sido terrible en muchos aspectos, tuvo que abstenerse de besar a Xichen, pretender que no lo escuchaba, contestarle solo de malas maneras, solo para, de alguna manera, intentar avisarle al mayor de que lo había entre ellos, no debía continuar.

Jiang Cheng quería decírselo de frente, tan solo mirarlo y decir "No quiero arruinarte la vida otra vez, ya lo hice una vez, es tu segunda oportunidad no permitiré que la desaproveches conmigo"

Pero por Dios claro que no era tan valiente, tan solo le daría largas hasta que Lan Xichen ser hartara, hasta que lo abandonara como todos, sabía que si hubiera mantenido una conversación de ruptura con Xichen no podría haberlo hecho, de solo ver sus ojos, sus rodillas temblarían, su mirada comenzaría a divagar por todas partes y se vería que claramente no quería hacer lo que decía que quería hacer, dejarlo.

Así que por ahora su plan maestro era invernar bajo las mantas con la sudadera de Xichen puesta, escuchando aquel disco que tanto le gustaba, ese que fue un regalo de Xichen y alguna vez sonó mientras estaban entre las sabanas, mismas sabanas donde se dispondría a invernar, joder ¿Por qué estaba en todas partes?

Jiang Cheng ya estaba tapado hasta la cabeza, cuando decidió organizar sus pensamientos.

Técnicamente no todo era malo en esta vida...casi nada en realidad.

Su hermana seguía ahí, junto al pavo real desgraciadamente, pero Jin Ling había podido crecer con la amabilidad de su madre y no el irritante carácter de su tío, aunque de igual forma se parecía demasiado a él, había oído que Wen Ning era el compañero de trabajo de Wei Wuxian, no como un cadáver sino como un amable contable que podía llevar la caja del estudio.

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