—Quiero follarte toda la noche, tumbado—la estocada fue fuerte haciendo gemir a Misha, le volvía loco sacarle algo más que su característico veneno—, en el suelo, en la cama o en la jodida ventana de mi habitación.

—No—gemía Misha—. Solo esto.

Izan se salió dejando inestable al rubio en el suelo.

—¿Solo esto?—Estaba duro como una piedra, pero también estaba cansado de ese juego estúpido. No le estaba pidiendo matrimonio sino que fueran a una puta habitación.

—Oh, vete a la mierda.—Le empujó Misha para luego subirse los pantalones.

Izan le agarró, era más fuerte, estaba claro. Uno de sus brazos no llegaban a ser ni dos de los del delgado dolor de huevos.

—Suéltame.

—¿A qué le tienes miedo?—preguntó Izan apretándole e intentando besarle, pero Misha parecía furioso.

—¿No puedes follar y ya está?—forcejeaba pero Izan no le soltaba—¿No se suponía que eras de los que no quieren nada más?

—¿Cuándo te he dicho yo eso?—Izan estaba sorprendido.

Lo siguiente que dijo Misha, Izan no lo entendió, sería ruso o eslavo, no lo tenía claro.

—No me interesa.—Eso sí lo entendió, perfectamente—Si quieres un novio ve a buscar a otro.

A Izan le picaba la lengua por decir que no quería otro, pero eso sería admitir que le quería como novio. Y no conocía a ese chico para nada. Pero sin embargo, no le dejo salir.

—¿Por qué?

—¿Por qué qué?—No quería apretarle más de la cuenta, pero tampoco quería dejarle marchar sin saber más.

—¿Por qué no quieres pasar de aquí?

Los ojos azules y fieros de Misha le miraban furiosos, e Izan no entendía qué demonios le había hecho al rubio para que se mostrara tan molesto siempre con él.

—No tengo tiempo para esto, y no tengo porqué explicarte nada.

—Tienes razón no tienes porqué explicármelo, pero me gustas y quiero conocerte más.

Misha le miró, duro, como siempre. E Izan no se había sentido tan expuesto en su vida.

Quizás solo quiso imaginárselo, pero pareció dudar, se mordió el labio y el pelirrojo contaba cada segundo.

No hubo respuesta, e Izan le besó, mucho más suave de aquella batalla de labios que solían darse.

Suave, como el más pequeño no lo era.

Pero duró poco, demasiado poco.

De buenas a primeras, Izan estaba solo, se acomodó la ropa, quizás era suficiente.

Pero aún así salió de allí para buscarlo, lo que encontró no le gustó. Misha en solo unos minutos le había encontrado un sustituto. Le estaba comiendo la boca y estaba andando con el tipo en cuestión hasta él. Pero no se pararon, se metieron en el baño.

Sabía lo que iban a hacer, lo que ellos mismos habían estado haciendo allí.

Misha esa noche le dejó claro que le daba igual quien, e Izan se fue andando a su residencia de estudiantes con un horrible sabor de boca.

¿Cuántas veces no había hecho eso él mismo? Daba igual quién, solo tener un chico caliente al que metérsela.

Hasta que llegó Misha.

Habían pasado varios días, y aún el pensamiento le hacía daño.

Trez le miraba preocupado, él no era así, ¿verdad?

—Se me pasará—dijo para su amigo, para él mismo.

Trez le abrazó y por una vez ser el que recibía el abrazo fue agradable, muy agradable.

—Vamos a subir y le vamos a pedir a Chris que nos haga una cena estupenda de esas que prepara él.—Le acarició el hombro.

—Tu compañero de piso me odia—se quejó Izan.

—No te odia, es solo que es un poco reservado con la gente que no conoce.

—Hace dos años que me conoce.

Trez se encogió de hombros abriendo la puerta, cuando entraron Chris se asomó por la puerta de la cocina y cuando le vio le cambió la cara.

Tenía suficiente de malas caras por unas pocas semanas, pero Trez tiró de él y lo sentó en el sofá.

—Chris, tenemos una emergencia—dijo Trez y su compañero le miró alarmado.—Creo que a Izan le han roto el corazón por primera vez.

El tipo serio y envarado que habitaba con su amigo lo miró sorprendido.

—Sé una receta muy buena para corazones rotos—le dijo con lo más cercano a una sonrisa que había obtenido de aquel tipo.

Cuando se fue, Trez le ofreció su hombro.

—Estamos jodidos, ¿verdad?—dijo el moreno.

Izan tan solo suspiró, sí, estaban jodidos.




TrezWhere stories live. Discover now