Susurrando al frio

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El pequeño felino avanzo en la sala como un viejo conocido toma su lugar en la casa de su mejor amigo. El tapete frente a la pequeña chimenea se veia tentador considerando que era una noche sumamente fria. El Gatito avanzo hasta recostarse en el tibio trapo que le hizo caricias a su cuerpo cansado. Los ojos del animal buscaron el quejido que sentia desde que habia llegado por la puerta trasera.

Milk estaba de rodillas tapada con una manta, mientras su cabeza permanecia enterrada entre sus dos piernas. El felino observo el estremecimiento de la silueta femenina optando por levantarse y caminar perezosamente hasta Ella a fin de anunciar su presencia.

El maullido gutural desperto a Milk de su miserable momento de la noche.

- Oh, Seruya volviste.- Milk levanto la cabeza y observo al gato que la miro con desconfianza.- No estaba llorando, lo juro. Solo...- La mujer suspiro sin entender porque estaba explicandole su vida a un gato.- ... Solo ha sido un dia difícil..- Ella volvió a colocar su cabeza entre sus piernas.- Espero...- La garganta se inflamo en el agonizante intento de retener un sollozo- Que tu dia marchara mejor que el mio.

Los sonidos de la leña partiendose con la fuerza del fuego, llamaron la atencion del gatito que observo unos instantes la chimenea. Perezosamente se deslizo por dentro de la manta que su ama intentaba cerrar para impedir que ingresara, logrando su cometido a base de mordidas. El pequeño se acomodo sobre el vientre de su ama sintiendo como unas gotas caian sobre su cabeza y cuerpo peluditos, mientras un sonido parecido a huesos partiendose sonaban sobre el.

Seruya no necesito demasiado para dormirse. Milk permanecio alli solo dejando que el dolor brotara y se derramara sobre su compañero que estaba esa noche alli. Un quejido entre divertido y asombrado broto de los labios de la pelinegra, cuando en su memoria la imagen del gatito totalmente abandonado paso por su mente. Asi lo conocio despues de todo, lastimado y muerto de hambre. Podria ser su propia situacion miserable que la motivara a compadecerse del animal indefenso; o tal vez fueran sus ojos asustados lo que la llamaron. Lo que fuera, era su compañero cuando no permanecia varios dias vagabundeando por los alrededores.

Al amanecer fue despertada por la aspera lengua de Seruya que lamia en su barbilla con impaciencia. Los ojos cansados de la mujer se abrieron mientras un bostezo sin fuerza se desplegaba.

- Mmm, Vale hare tu desayuno.- Milk se tomo su tiempo para levantarse del frio piso, sabiendo que su edad la deterioraba dia a dia.

El desayuno no le llevo mas que unos minutos. Un té para ella, unas croquetas para Seruya.

La mujer observo a traves de la ventana de su cocina mientras bebia el té. Los maullidos de Seruya anunciaron que se daba por satisfecho y que queria marcharse.

- No recuerdo.- Milk camino hasta el comedor sabiendo que el gatito la seguiria.- Hoy...- La pelinegra observo al calendario decolorido en la pared.- Es algo importante... o alguna vez fue importante.

Mientras Ella permanecia pensativa abrio la puerta de adelante y permitio que Seruya se marchara. Un hombre de estatura baja permanecio con la mano levantada con el ademan de que estaba a punto de golpear en la puerta.

- Disculpe, ¿es esta la casa de Milk Gyuma?- El hombre notablemente sorprendido por el aspecto de aquella mujer se apresuro a aclarar lo que buscaba.

- Mmm, Si.- Milk cerro la puerta de su casa tras si.- ¿En que lo puedo ayudar?

- S-soy Atai Wanabe.- El hombre estiro la mano par saludarla, pero Ella permanecio solo observando.- Y-Yo trabajo para el estudio de abogados Yakamaki. Su Padre era nuestro cliente.

La mirada dura de Milk se suavizo y Ella asintio en comprension. Un poco mas distendido el hombre tomo una maleta grande que estaba esperando en el piso junto a èl.

BlindajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora