Moblit suspiró mientras contaba mentalmente cuantos metros distaban de la zona de entrega. Debía ejercer su rol a la perfección. 25, 24 metros. Concentración absoluta mientras su mirada no se separaba del vasto paisaje que se abría ante él.

18,17. Una cuenta atrás que helaba sus nervios de acero. Sumiéndole en una ensoñación eterna. Su piel rejuvenecía con cada pequeño paso que daba. Trasladándole a una escena conocida. Seis años atrás, y guiando a sus sentidos a la razón por la que aún se exponía a aquel atenuante peligro.

No importaba cuantos meses llevase en aquel destacamento. Jamás se acostumbraría al peso que cernía aquella maquinaria sobre sus piernas. Terminó de retirarla mientras dejaba su equipo a un lado del almacén. El olor a aceite inundaba sus fosas nasales. Una figura continuaba a su lado. Aunque se había retirado rápidamente su equipación, su compañera continuaba evaluando un equipo ajeno.

- Hanji, debemos irnos –indicó Moblit – El capitán querrá que nos reunamos con él para enseñarnos los progresos del entrenamiento de hoy.

- Sí, enseguida – le ignoró mientras observaba los rotores traseros de aquel equipo que no le pertenecía – Moblit, ¿Crees que este equipo ha sido alterado? No encuentro ningún indicio de intervención.

- ¿Qué?

- Es el equipo del nuevo recluta, Levi. Observé su entrenamiento ahí fuera. Fue inaudito. Creí que tal vez había trucado su equipo en el subsuelo. Pero creo que........

- Hanji, no deberíamos tocar un equipo ajeno. No quiero problemas con ese tipo. Vámonos –insistió.

La mujer parecía pensativa mientras se aproximaban a su escuadrón. Permanecían sentados sobre unas cajas mientras parecían establecer un recuento de suministros. Moblit se volvió hacia su compañera que dirigía la mirada hacia el otro lado de la habitación, aún ensimismada en sus pensamientos.

- Moblit, Hanji. Finalmente llegáis – una chica rubia sonrío pícaramente mientras los señalaba - ¿Qué hacíais los dos juntos tanto rato?

- O-ordenando los equipos de maniobras - interrumpió Moblit escondiendo su sonrojo – S-si todos organizárais bien vuestro equipo no tendríamos que revisar tras ca-

- ¿Dónde está el comandante? - interrumpió Hanji aproximándose a su compañera –Quiero compartirle una apreciación que he tenido en la última instrucción.

- Siempre con esa absurda obsesión Hanji – la chica dirigió su mirada hacia Moblit quién parecía resoplar ante la mención del mayor al mando – Hay "otros"hombres en este ejército que merecen más la pena que el comandante.

- ¿Qué quieres decir?

- ¿No hay ningún otro hombre que te cause interés aparte del comandante, Hanji?

Moblit se alertó ante la pregunta y dirigió automáticamente su mirada hacia Hanji. Llevaba conociéndola desde el primer día de entrenamiento. Cuando ambos eran meros adolescentes. Apenas había hablado con ella hasta que había entrado en su escuadrón. Pero cada pequeño dato que conocía  de ella hacía que una extraña sensación de insatisfacción se apoderase de él. Requeriendo más de su presencia.

No sabía si describirlo como admiración o como algún extraño sentimiento que no deseaba ubicar. Pero un instinto protector se instauraba en él cada vez que permanecía un día más a su lado.

- ¿Cuál es tu tipo? -increpó su compañera.

- ¿Mi tipo? - Hanji pareció recorrer la mirada por toda la habitación deteniéndose una breve fracción de segundo. Tal vez otros no se percatarían, pero Moblit se había dado cuenta – No había pensado en ello, ¿influye en algo tener un tipo? A mí me gustaría poder dedicar mi vida a la lucha de la humanidad. No creo que nadie quiera aguantar ese estilo de vida a mi lado.

Decisiones y arrepentimientosWhere stories live. Discover now