¡Silencio jordan!

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Desperté, mi corazón parecía que se saldría de mi pecho, jordan me tranquilizó diciendo que era normal ese tipo de sueños, más sin embargo este tenía algo peculiar, habían sombras en el y un anciano quería atraparme.

—¡Sadie, hija es hora comer!— gritó mamá desde la cocina.
Tomé los primeros zapatos que encontré y corrí entusiasmada a platicarle a mi mamá mi extraño sueño.

Mientras mi madre preparaba el almuerzo comencé a contarle mi sueño, a decir verdad mi madre lucía distraída, parecía no importarle lo que le estaba contando. Cuando termine agarré mis cosas y tomé un camión rumbo a la escuela.

El camino de mi casa a la escuela parecía eterno, no podía creer lo mucho que mi cerebro repetía la misma imagen; un anciano de unos 97 años persiguiendo cada uno de mis pasos, sombras, muchas sombras al rededor del bosque en el que me encontraba llena de temor, asustada, una niña gritando al fondo se escuchaba, como si tratara de crear la escena perfecta de un cuento de terror, se escuchaban voces tambien, las cuales repetían el número 13.
Entre bromas jordan decía que yo debería jugar en algún sorteo con el número 13, podría ser una señal, decía entusiasmado!.. yo, no lo tomaba como solamente un juego
Mi salón estaba vacío, por lo que podría elegir sin problemas el lugar que quisiera, arrojé mi mochila a una butaca. Nadie llegaba.. ¿Acaso no hay clases? —Pensé.

Baje las escaleras rumbo al pasillo principal de la escuela, parecía como si de alguna forma estubiera abandonado, lo cual era demasiado extraño.

—¡No hay clases!—grite demasiado feliz.
De pronto ví a lo lejos a alguien acercándose, era la señorita Hanson, mi maestra de tercer grado.

—Sadie, ¡Que gusto que estés por acá! verás, los salones de arriba están en remodelación, por lo que las clases se repartirán en la sala de maestros, pasa y toma asiento —genial, pensé, lo único que faltaba.

En la clase de historia la señorita Hanson hablaba sobre la segunda guerra mundial, jordan me había hablado del tema, y es uno de los temas que más me llaman la atención, no solo por lo que ocurrió si no por como ocurrió. Me encontraba sumergida en el tema cuando de pronto alguien tocó la puerta del salón, era Steph la psicóloga de la escuela.

—Hola maestra Hanson, ¿Me permite a Sadie? La necesito en mi oficina—
Esto era de lo más normal, tenía que asistir a psicología por qué mi mamá creia que necesitaba ayuda mental.
Al llegar a su oficina me percaté de la música tan relajante que había, el ambiente de la oficina estaba lleno de paz, tomé una silla justo en frente de el escritorio de Steph.

—Sadie, tu madre me acaba de llamar, dice que volviste a caer en lo mismo..
—¿De que estás hablando?
—Jordan—respondió algo nerviosa.
—Ya les dije que... Interrumpió Steph de inmediato —Sadie, tu madre dice que te escucha hablar sola en tu cuarto ¿Hay alguna explicación a eso?
—La hay —respondí en tono molesto.
-le prometiste a tu madre dejar de lado a Jordan, ¿Que fue lo que pasó?

Por alguna razón mi mamá creia que tenía "amigos imaginarios" jordan no era ni amigo ni imaginario

Era solo una voz que me aconsejaba una voz que estaba dentro de mi cabeza, no era peligroso, al contrario, siempre trataba de ayudarme y estar ahí para mí, yo misma le puse Jordan, me gustaba mucho ese nombre y decidí llamarlo así, creo que no todas las personas tienen la posibilidad de tener a alguien dentro de su cabeza que los aconseje.

𝚘𝚗𝚑𝚎 𝚂𝚌𝚑𝚒𝚌𝚔𝚜𝚊𝚕Where stories live. Discover now