Extra: propuesta

11.7K 1.6K 707
                                    

Serviste el desayuno antes de que tus chicos bajaran para ir a la escuela, Denki y Harry; su pequeño hijo de nombre occidental.

Harry tenía seis años y era el pequeño más alegre que podía existir, por suerte había sacado tu inteligencia a pesar de sacar casi todo de su padre.

Bajaron y ya tenías el desayuno listo el cual cuando terminaron llevaste al pequeño a casa de tu madre. Era tu aniversario con Denki y pasarían el dia juntos.

Te amo.  Te amo demasiado.
Hace años empecé con  cartas anónimas y todavía hoy sigues contradiciéndome de qué no eran anónimas, no es mi culpa que tú seas súper inteligente y lo hayas descifrado. Eres mi mejor amiga y también el amor de mi vida. Feliz aniversario.
Te amo.
Y te amare siempre con cada pedazo de mi corazón.

Aquella nota era de las mas lindas que el té había enviado hasta la fecha, cada vez estabas más enamorada de ese idiota. Caminaste por la casa y lo encontraste en la habitación colocando pétalos por el suelo.

— ¿Por qué tiras basura en mi piso? — cuestionaste divertida?

— Matas la pasión. La matas. — se quejó el rubio que estaba en ropa interior. Sonreíste.

— La revivo. — quitaste tu blusa y tu brazier frente a él que a pesar de los años se ponía como un tomate desde que empezabas a quitarte la ropa.

— La reviviste.
.
.
.

Despertaste y ya Denki no estaba a tu lado, te envolviste en las sabanas y viste los pétalos apilados en una esquina, te gustaba cuando el intentaba hacer cosas del hogar.

Bajaste las escaleras y encontraste la sala de estar llena de globos y a Denki otra vez en ropa interior.

— Despertaste. — dijo acercándose a ti y poniéndose de rodilla.

— ¿Que haces? — preguntaste confundida. Entonces Denki tomo tu mano.

— ¿Te casas conmigo? — te quedaste muda. — se que soy idiota, despistado y a veces muy coqueto para tu gusto, pero te amo mas que a nada en el mundo y trato de demostrarlo cada día, amo como te levantas despeinada y bajas a hacer el desayuno, también amo como me cuidas cuando enfermo y amo cómo estás ahora de elegante para la ocasión. Por eso, aquí, frente al mundo te pregunto otra vez: ¿Quieres casarte conmigo?

Las lágrimas amenizaban con salir de tus ojos y no querías llorar.

— ¿Frente al mundo? — preguntaste cuando el té colocó el anillo, no necesitabas decirle que si para que el supiera. Además necesitabas disipar el romanticismo para no llorar.

— Para mi tú eres el mundo.

Y no pudiste evitar llorar.

— Te amo tanto

Anónimo - Kaminari DenkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora