The start

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Vacía, esa era la palabra que me identificaba en esos momentos. No sentía nada, pero tenía todo para sentirme feliz, no comprendo porque me siento así porque en realidad no hay motivos. En la tarde estaba bien, sonriendo tranquilamente como siempre, pero ahora no entiendo mis sentimientos.

Es como si me hubieran robado algo sin que yo me diera cuenta, una parte importante de mí. 

Tirada en mi cama llorando no lograba nada, llevaba al menos una hora en la misma posición sollozando bajito mientras sentía que me faltaba el aire y nada mejoraba. Decidí salir aunque fueran las tres de la madrugada y hiciera frío, quizás eso me ayudaba a despejarme. Tome unos unos pantalones negros, una camiseta manga larga amarilla y una chaqueta de mezclilla enorme para cambiarme el pijama; después me encargaría de ponerme unas cómodas zapatillas blancas que me gustaban como para caminar bastante.

Ordené toda la habitación, aunque tampoco era como si hubiera que hacer mucho, todo estaba normal menos la cama que se encontraba deshecha, eso fue lo único que hice. Fui al baño a lavar mi cara con agua fría y asegurarme de no tener lo ojos rojos. Antes de salir me asegure de tener mi billetera, las llaves, mi teléfono y los audífonos que mi madre me había regalado para navidad. Me escabulli de la casa lo más silenciosa posible. Daría un paseo en la madrugada y esperaría a que amaneciera antes de volver.

Me aseguraría de mandarle a mi madre un mensaje después diciéndole que me encontraba bien, mas ahora no quería estar en casa, era como estar sofocada dentro de un hoyo negro que me consumía más y más al llanto sin control que me daba de la nada.

Caminando cabizbaja para evitar el contacto de mis ojos llorosos con alguien y se alertara, avance por las calles. Tampoco es que hubiera mucha gente fuera a estas horas, Seúl era un ciudad nocturna, pero aún así la gente descansaba un par de horas antes de irse a trabajar. En mi recorrido habían veces que incluso mirando al suelo me tropezaba, cosa que es algo típico de mí, pero algo incómodo para otra gente si es que tropezaban conmigo. De algún modo logre llegar al Río Han si caerme en el camino.

Busqué algún lugar donde sentarme, no es como si estuviera lleno, casi todo se encontraba vacío para ser sinceros, nada más que la típica vista nocturna del Río Han. Unas cuantas personas comiendo ramen en las bancas, otras medio borrachas dormitando medio sentadas y una pareja medio acaramelada mirando el río sentados en el pasto muy juntos.

Mi corazón dolió.

Encontré el lugar más separado que pude de esa gente y termine optando por esconderme al lado de un arbusto que estaba cerca del río, la zona estaba húmeda dado que en la noche hacían los rociadores trabajar regando el pasto, además de la vegetación que estaba cerca. Un resfriado esperaba por mi en unos cuantos días, eso no tenía gran importancia ahora.

Siempre he sido un poco tímida, por lo mismo tiendo a alejar a la gente de mí, sea  porque me da vergüenza o porque no quiero que me molesten siempre busco esconderme un poco de los demás, eso era algo nunca había podido cambiar en mí por más que lo intentara. Esa era una de las causas por las que tenía pocos amigos, para ser exactos tres que nunca, pero nunca había sentido que me habían abandonado, así como otros que dijeron serlo. Gracias a eso había creado una inseguridad bastante grande, muchas personas en las que había confiado me habían abandonado cuando más los necesitaba, como si años de conocerte no fueran nada.

Mis ojos picaban producto de las lágrimas que querían correr libres por mi cara, me sentía sola y abandonada sin motivo. Tomé mi celular y abrí Instagram, la primera persona con la que siempre hablaba era mi amiga Yoona, le mande un mensaje sin esperanzas de que me respondiera, seguramente se encontraba durmiendo.

Yoona era como mi alma gemela, constantemente nos pasaban las mismas cosas, aunque esto era algo poco probable en ella, lo sentía muy mío.

Lloré en silencio mientras abrazaba mis piernas, no quería alertar a nadie por ahí. Me costaba respirar al igual que en casa, era como si me faltara algo que necesitara con muchas ansias, pero no había nada que llegara a mi mente. Tanteé los audífonos en mis bolsillos y los conecte al teléfono para abrir Spotify a escuchar música, quería algo de ruido agradable, la música que amaba. Sonó I am You de Stray Kids.

Asteroid [Kino]Where stories live. Discover now