Conmigo solamente

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Más David, aaah no pares no pares.
Jodeme más duro.
En esa habitación lujosa de aquella ciudad colonial estaba una pareja por demás contrastante.
David Reynosa, un frío empresario del ramo joyero de 36 años. Soltero, gay de toda la vida con un altura de un metro ochenta, delgado, deportista, adinerado, engreído y arrogante, bien parecido, siempre daba ese aire de superioridad. Creía que el dinero podía comprar TODO lo que se propusiera, jamás se había enamorado y juraba que jamás lo haría.
Bruno Vasconcelos de 24 años, estudiante recién egresado de la escuela de artes, rubio, poseedor de una sonrisa infantil, un estilo de vida frugal, y con más deudas que ganancias, había accedido a ser el amante de David, cuando ambos se conocieron en una fiesta.
Esa noche tuvieron sexo salvaje en cada rincón de la lujosa mansión de David.
Se veían cada que David llamaba a Bruno ( lo cual era frecuente) y solo era sexo, nunca se quedaba ahí, ya que al empresario no le gustaba pues el decía el que de esa manera se evitaban lazos afectivos.
-Aaaah, más, más. Llename.
Un ansioso Bruno exigía que lo follaran más duro.
Y es que sabía que al terminar esa ronda de vigorosa de sexo David le daría una cantidad de dinero para irse a su casa.
De alguna manera era como prostituirse, pero por dignidad no aceptaba esa realidad.
Llevaba casi un año desempleado, había enviado solicitudes en varías galerías pero las personas cada vez disfrutaban menos del arte.
Se sostenía escasamente con algunos cuadros que lograba vender y con lo que su amante le daba como "propina".
Un chorro de semen caliente le llenaba el interior mientras David apoyaba su frente en la espalda húmeda de Bruno, mientras gemidos guturales salían de su garganta.
Sin previo aviso David salió del interior de Bruno, dejando a este insatisfecho como en alguna que otra ocasión.
Siempre era lo mismo, violento, egoísta y agresivo en el sexo y hasta algo inexpresivo.
Rodó quedando boca arriba y sacando una cajetilla de cigarros prendió uno.
-Creo que me he ganado un cigarro, ¿no?. Bruno acostado boca abajo giró la cabeza para mirar de frente a David quien sin mirarlo siquiera le dio una calada al cigarro, -con lo que te doy podrías comprarte tus propios cigarros. El insensible hombre siguió fumando.
Bruno suspiró, -Tienes razón, se levantó y se vistió.
Estaba harto de ese trato siempre tan egoísta por parte de David.
Es hora de irme, miró al empresario que tenía los ojos cerrados.
-¿No te asearás?, tienes el culo abierto por la joda y estás chorreando semen.
Bruno se encogió de hombros, claro que se sentía abierto y claro que escurría semen de su trasero, así como también quería acostarse y descansar. Pero estaba tan molesto, había llegado a un límite en donde necesitaba dejar esa insana relación. -Necesito irme ya, tengo compromisos y debo descansar mintió este para no parecer más miserable de lo que ya era.
David dio una última calada a su cigarro y se carcajeó, -¿tú tienes otros compromisos?, bueno señor empresario es hora de que pague por la cogida que te di y te marches, no quiero atrasarte.
Cuando se lo proponía David podía ser un desgraciado muy irónico y eso era siempre.
Bruno tomo él pequeño fajo de billetes, y los contó.
Y contra todo pronóstico dio un beso a estos y se los regreso a David. -Ten esta cogida va por mi cuenta.
-Vaya, la putita anda de generosa. No puedo creerlo. Y eso ¿qué significa Bruno?... Digo, me importa un carajo si te mueres de hambre, pero odiaría verme involucrado en algo así. David ni siquiera tomo los billetes. Ni siquiera miraba a Bruno, ni siquiera le respondió..
-Bueno David ha sido suficiente, adiós.
Este dejando a un David indiferente y ácido salió de la enorme mansión.
Soplaba un viento muy fresco casi frío era ya la madrugada, le dolía la cadera estaba cansado y sucio Pero aun así decidió caminar, tenía él presentimiento de que no siempre serían las cosas así.
-Woooow hermano mira que fachas traes, José Estrada saludaba a David, juntos comerían en un restaurante muy exclusivo de la ciudad.
Y es que en verdad David ya tenía días de no dormir bien todo por causa de que Bruno no respondía a su teléfono. Llevaba así dos semanas. Y necesitaba follar.
-Deja de decir pendejadas José, estoy bien, David daba un trago a su vaso de coñac.
-Vale, vale. Pero de verdad te ves jodido. José señalaba el semblante de David.
Y es que desde que conoció a Bruno, David dejó todas sus andadas con otros tipos, ¿por qué?... Porque según él no quería tener que despilfarrar el dinero en regalos caros para sus amantes. Así que se puede decir que solo tendría a Bruno para "ahorrar" a pesar de que nunca le había obsequiado algo, y es que en verdad el no era tacaño; pero sí un hombre orgulloso incapaz de admitir cuando él no tenía la razón.
-Oye David hoy haré una fiesta en mi casa y llevaré a varios chicos de buen ver.
Era para asistir con parejas la fiesta pero habemos varios solteros así que conseguí suficiente compañía.
David suspiró no estaba seguro de querer "jugar" como el decía con alguien más.
Mira José ya veremos si asisto. Antes tengo algo que atender.
Jose sarcásticamente captó lo que podría estar incomodando a su amigo. ¡Ajá!... entonces es por alguien, ¿cierto?. El hombre lo miraba intensamente, David era bien conocido por no tener apego con alguien y por ser bastante frío -¡Así que eso es!... José se sentía triunfal pues vio que efectivamente su amigo estaba así por alguien.
-Debe ser una preciosidad si te tiene así, él hombre realmente se divertía con eso, mientras se recargaba con los codos en la mesa.
David molesto respondió - También puede ser la mejor puta, suspiró. Escucha José debo atender esto así que más tarde te llamaré para hacerte saber qué haré.
Más tarde un lujoso automóvil se estacionaba en frente de un conjunto departamental en uno de los barrios más sencillos de la ciudad.
David miraba con desprecio la zona. ¿cómo podía ser posible que Bruno viviera en aquel lugar?
Llego hasta una pequeña recepción, algo sucia y preguntó por Bruno Vasconcelos.
Una chica vestida algo vulgar le atendió, y como era de esperarse esta le coqueteo sin pudor alguno.
-Buenas tardes, Bruno ya no vive aquí. Él se ha marchado hace ya una semana.
David apretando la mandíbula en señal de enojo suspiro y tratando de sonar amable (si es que eso era posible) pregunto a la mujer - ¿Sabe usted a donde se dirigió?
Esta sonriendo coquetamente miraba a David intentando seducirlo mostrando su escote apoyando los brazos en él pequeño mostrador, -La verdad es que no tengo la menor idea de donde pudo marcharse. Bruno era muy reservado.
David agradeció la escasa ayuda y extendió una una tarjeta -Si llegara a tener alguna noticia de él por favor contacteme, puedo ser muy generoso.
La chica sonrió de lado mientras acariciaba él pulgar al tomar la tarjeta -Yo no soy exigente, acepto cualquier forma de pago.
David captando él mensaje sonrió y con su cinismo característico se paso los dedos por él cabello -No me interesan las mujeres, pero a ti sí te interesa él dinero, se buena niña y avisame si sabes de él. Acarició la barbilla de la chica y salió.
La chica dio un vistazo a la tarjeta y supo que él mismísimo rey midas acababa de visitarla.
Horas más tarde en medio de una fiesta que más parecía un bacanal romano, estaba en una lujosa habitación en la mansión de su amigo jodiendo con dos jóvenes. O al menos eso intentaba.
Ya que ninguno de los dos chicos lograba excitar a David.
-Aaaah, augh, él segundo chico aullaba por las molestias de ser penetrado de manera violenta, mientras él primer chico recostado en la cabecera observaba la escena masturbándose, cuando un cansado y enojado David se alejó del segundo chico, ¡largo de aquí! ¡dejenme!
Los jóvenes no lo pensaron dos veces y salieron de inmediato a medio vestirse, dejando a David tendido en la cama, desnudo. Con los ojos cerrados recordó a Bruno, como ese muchacho tan simple lograba excitarlo, al grado de ahora sentirse frustrado pues con ninguno de los golfos que había intentado coger lo satisfacían del todo.
Y es que de la nada Bruno venía a su mente y cuando veía la realidad de que no era a Bruno al que tenía montado una rabia se apoderaba de él bajándole los ánimos y la erección.
Era ridículo, pero lo tendría de vuelta y esta vez no lo dejaría ir tan fácilmente.
Él dinero ya escaseaba para Bruno y para él tercer día de haber dejado a David se encontraba en una situación desesperante, tenía dos llamadas de David las cuales no respondió. Así que mirando un cuadro suspiro con tristeza, amaba ese cuadro.
Era como un diario que narraba los momentos que pasó con él empresario.
En él lienzo estaban plasmados una pareja, era evidente que eran dos hombres. Uno recostado en la cama, con medio rostro cubierto por su brazo, y estaba desnudo y solo lo cubrían unas sábanas blancas, con la mirada melancólica.
Él otro fumando mirando de perfil y con evidente desprecio al tipo que se encontraba en la cama recostado, la sola imagen daba una sensación de tristeza.
Era hora de deshacerse de los recuerdos. Era hora de cambiar.
Llamo a un conocido que tenía una pequeña galería y concertó una cita.
-Vaya es un cuadro bonito. No es una temática que me guste pero es muy bonito. Dejamelo y yo veré que puedo hacer.
Dos días más tarde recibió una llamada...
-¿Bruno?... Mira alguien esta interesado en tu cuadro. De hecho te esta esperando ahora mismo, así que date prisa y ven.
Bruno no daba crédito a lo que escuchaba. ¿Tan pronto había logrado algo?.
Media hora después entraba a la galería, iba vestido de manera informal, un pantalón entubado negro, una playera blanca, una chaqueta y una bufanda, un estilo bohemio.
-¡Ah mire, es nuestro joven artista!...
Su amigo los presentó y la mujer ahí parada sin miramientos dijo a este que quería platicar a solas con Bruno.
-Soy Paola Ibáñez mucho gusto. La mujer como de 40 años, alta, muy guapa obviamente elegante y sobria miró a Bruno de pies a cabeza, sintiéndose este un poco miserable por su desgarbada manera de vestir.
-Mucho gusto, soy Bruno Vasconcelos. Y sí he sido yo quien ha creado ese cuadro.
Mire señor Vasconcelos iré sin rodeos. Mi cliente ha ofrecido comprar la obra, esta y las que tenga disponibles. Él ha decidido permanecer en él anonimato por él momento, pero diré de él que es un ávido coleccionista y un mecenas de las artes.
Así que cada obra suya mi cliente la adquirirá sin miramiento alguno. La mujer era muy directa y se entendía muy bien que conocía a su "cliente".
Bruno con las manos en los bolsillos miró él cuadro.
-Debo admitir que es una sorpresa muy grande ya que pensé que tardaría mucho en venderse.
-Bueno, la mujer echando su castaño cabello atrás sonrió y miro directo a los ojos a Bruno, -Mi trabajo es recorrer galerías para buscar piezas para mi cliente y bueno le mandé la fotografía del suyo y supe que no tenía comprador, una vez con él visto bueno de mi cliente hice una oferta y aquí estamos.
Déjeme decirle que es inefable esa imagen y él título es por demás perfecto....
Debajo del cuadro sobre un pequeño rectángulo dorado y con letras negras se leía la palabra...
~~~~~~~Humillación~~~~~~~
Bruno observó él cuadro una vez más, recordando las veces en que sesentía así humillado. En donde él era él único que se entregaba en esa penosa relación.
La mujer miro con curiosidad a Bruno, digame ese cuadro ¿es algo personal?, me refiero a alguna experiencia.
Bruno sintió que su rostro cruzo toda la gama de rosas hasta alcanzar la máxima tonalidad y de inmediato respondió con bastante torpeza.
-¡Ah, oh... No!, verá es un amigo que me platicaba de una relación fugaz y yo decidí retratar esa escena.
-Bueno señor Vasconcelos es usted muy bueno atrapando los sentimientos y plasmándolos en un cuadro. La mujer señalaba él cuadro a su derecha.
-_Digame, ¿tiene usted más obras?, de ser así agradecería verlas.
-Oh, claro por supuesto, tengo más. Si gusta acompañarme a mí departamento.
Veinte minutos después Bruno bajaba del elegante automóvil, mientras la mujer platicaba cosas superfluas con él artista, pero siempre cuidando de mantener él anonimato de "él cliente".
-Es aquí, Bruno señalaba unos departamentos, la mujer con algo de asombro miró a Bruno.
¿Este es su taller verdad?...
Él artista sintiendo vergüenza por la precaria vivienda suspiró -No, en realidad es aquí donde vivo y a la vez es mi estudio. Abriendo la desgastada puerta invitó a pasar a Paola que recorrió con la mirada toda la habitación la cual era limpia, contrastando con la zona tan descuidada, y si bien solo tenía lo necesario era sencilla pero hogareña.
Reviso los cinco cuadros que Bruno tenía adquiriendo tres y prometiéndole encontrar compradores para los otros dos.
Minutos después un feliz Bruno leía la cantidad en él cheque, y es que en toda su vida había visto tal cantidad.
Al día siguiente Paola estaba tocando a su puerta otra vez. Con maravillosas noticias. Los dos cuadros se vendieron con otros coleccionistas y mejor aún su mecenas le ofrecía un lugar mucho más amplio para vivir.
El trato sería que mientras sus obras gustaran, Bruno seguiría viviendo en ese lugar.
-Así que el adinerado David Reynosa ofrecerá una fiesta en un salón de tu joyería esta noche. Jose Estrada había ido a visitar a su desgastado amigo.
Mientras este se acomodaba en su amplia silla de piel y cruzaba una pierna.
-Sabes que me gusta coleccionar obras de arte y Paola encontró a un pintor muy bueno al cual quiero presentar. Soy un firme creyente de que el arte se comparte y se tiene que dar a conocer. Además esa gala servirá para recaudar fondos para la escuela de artes y de esa manera ofrecer becas para estudiantes.
Su amigo se carcajeo a lo que David lo observó de mala gana. -Perdón, perdón, dijo a manera de disculpas José mientras levantaba ambas manos. -Es que siempre me ha hecho gracia lo contrastante que eres. Un bastardo con tus amantes y un corazón generoso que apoya causas nobles.
David suspiraba fastidiado mientras cruzaba sus brazos detrás de su nuca en el asiento. -Es por que mis golfos siempre quieren algo material y yo solo algo físico. No estoy enamorado de ellos... Sin embargo inmediatamente el rostro de Bruno vino a el. Y sin ser consciente de ello suspiró.
-Que suspiro más nostálgico. José no desaprovechaba la oportunidad para molestarlo.
-No es nostalgia, es fastidio y si no tienes más que hacer ya vete.
Bruno volvió a leer la elegante invitación que le llego desde temprano.
Exposición privada de la colección Joyas de arte.
Teniendo como tema principal las obras del artista Bruno Vasconcelos.
Bruno no lo podía creer.
Era todo tan rápido, tan inverosímil.
Hacía dos semanas había decidido alejarse de una relación tóxica y unilateral.
Y ahora estaba a punto de presenciar su propia exhibición.
Se recostó en el sofá de piel y volvió a mirar la invitación sonriendo con excesiva felicidad.
Ya tenía dinero para comprarse un buen traje y había cambiado su viejo teléfono por uno de nueva generación.
Estaba muy contento con el giro que había dado su vida.
Ya no era más el golfo de un hombre egoísta del cual se había enamorado.
Ya no era más el hombre sin empleo.
Ahora era alguien que daría a conocer sus obras.
El era un artista y trataría de no volverlo a olvidar.
-Es impresionante esta exposición
-Ese artista es realmente un virtuoso. Solo con mirar sus obras te transporta al momento y te transmite mil emociones.
Eran los comentarios que Bruno escuchaba. -¿Estas satisfecho con el resultado? Paola caminaba junto al artista observando la extensa galeria. -creo que más que satisfecho estoy asombrado.
Hasta ese momento nadie había reparado en su presencia.
El solo se llevaba la copa a los labios y sonreía con picardía... -Si supieran que cada cuadro tiene algo para él.
La galería improvisada en ese elegante salón tenía como tema principal el cuadro titulado humillación.
De repente un alboroto causado por múltiples periodistas y gente que se arremolinó para ver al recién llegado captó la atención de la concurrencia.-Debo dejarte llego el benefactor tocando el brazo de Bruno a modo de despedida Paola avanzó hasta llegar al tumulto y se abrió camino hasta aquel personaje.
Ese día el conocería a su mecenas.
Pero para sorpresa se desvío, supuso Bruno a un lugar más privado para atender a los periodistas. Así que ni siquiera pudo ver al recién llegado.
De todas maneras ya lo conocería.
-¡Bruno Vasconcelos!... David separaba con los dedos entre el largo mechón que le caía en la frente.
-¿Por qué no mencionaste que ese es el nombre del artista?... David miraba a Paola. El mismo había pagado una gran suma por sus cuadros y hasta le había facilitado un lugar decente para vivir. A ese que lo dejo sin siquiera darle información alguna sobre su paradero.
-Señor Reynosa yo le informé de el nombre del autor. Es más le dejé los datos y hasta una fotografía de él el mismo día que me entreviste con él.
Yo misma los dejé en su escritorio y usted los tomó.
David frustrado tuvo que reconocer que efectivamente recordaba esos documentos, y también recordaba no haberlos tocado para nada. Ya que era la semana en que no supo algo de Bruno y su mente no se concentraba.
-Bien, ya no podemos dar marcha atrás. David sintió la mirada curiosa de Paola.
-Mira Paola ese artista fue mi amante, David no pudo más. Tenía que desahogarse, tenía que sacar ese sentimiento irreconocible para él. Y confiaba en la mujer quien lo conocía de muchos años atrás.
Paola levantó la ceja con visible incredulidad, y entonces todo encajó en su lugar. -Sabe, yo he convivido en la semana y media con ese hombre, y a decir verdad es una persona sensible, desinteresada, alegre, y tan confiable, la mujer miraba de reojo a David quien tenía los ojos cerrados mientras se reclinaba en la cómoda silla giratoria de piel. -Supongo que esas cualidades usted las conoce mejor y además que no terminaron bien, ¿cierto?.
David movio la cabeza en forma negativa mientras su mano tocaba su entrecejo. -Yo como siempre fui un hijo de puta con él.
Y ni siquiera me interesé en conocerlo. Tan imbécil soy que nunca pregunté si pintaba o esculpía.
Soy un pendejo que solo tomó y tomó. Y no me detuve a considerarlo y lo peor, el me dejó. ¡Jamás me han dejado!. Y bueno, mirame, llevo exactamente dos semanas sin saber de él.
Dos semanas de no concentrarme, es más ni siquiera he podido coger.
La mujer miraba severamente a David. Lo conocía perfectamente bien así que no se escandalizaba por lo que este le decía sin embargo ver esa faceta en él era algo nuevo.
-Sospecho que se ha enamorado señor.
David volteó a verla con visible enfado.
-Lo sé, sé que existe esa probabilidad aún cuando yo no he querido admitirlo.
-¿Y sabes lo peor?... No lo voy a dejar ir Paola, lo haré mío.
Paola sonrió con complicidad y con un tono de satisfacción animó a David... -Bueno señor, entonces enamorelo...
-Es hora de presentar a nuestro artista, un talento recién descubierto y autor de tan maravillosas obras, él artista Bruno Vasconcelos...
Paula hacía una presentación impecable narrando la trayectoria breve de Bruno. Mientras varios aplausos y rostros asombrados miraban al artista.
Se miraba más joven, y mucho muy relajado.
Bruno haciendo una leve reverencia miraba a la audiencia.
-Y también le damos la bienvenida a nuestro generoso benefactor, él empresario joyero David Reynosa.
Bruno de pronto vio como la gente aplaudía pero él ya no escuchaba, sentía que un abismo se abría ante él...
Y para colmo de males David, su tormento, su verdugo estaba parado justo a su lado.
-Debo admitir, la voz profunda de David captaba la atención de los ahí presentes y de reojo veía a un pálido Bruno evidentemente incómodo. -Cuando vi él cuadro con él título de humillación... Fue como verme a mí mismo.
Creo que a muchos nos pasó, ya que refleja nuestro lado más egoísta, nuestra parte más aberrante. Muchos rostros asintieron, -Y bien es él momento de apoyar a tan talentoso artista al cual dejenme decirles que no planeo dejar ir. Todos los concurrentes rieron ante la evidente broma.
Bruno por su parte estaba anonadado ante ese David que desconocía.
Solo recordaba los momentos en que aquel lo trataba más como un objeto cualquiera, ya ni decir una propiedad.
Paola observaba con mirada adusta y de inmediato tomó del brazo a Bruno... -Señor Vasconcelos es un placer presentarle a su más grande admirador el señor David Reynosa Buenfil.
Bruno por inercia saludo a aquel hombre que lo miraba tan penetrante, -Es... Es un placer señor Reynosa, él artista temblaba. No podía dar crédito a lo que sucedía.
Una mano cálida tomo la suya... -El placer es todo mío.
David intentaba coincidir con Bruno en las miradas, más este las esquivaba.
Rápidamente se vieron rodeados de gente que se acercaban a felicitar al generoso empresario y al talentoso artista, viendo Bruno como David se retiraba acompañado por un selecto grupo de personas a las que reconoció como de las más adineradas.
Por un momento él artista recobró parte de la cordura saludando y agradeciendo.
Paola de manera discreta le susurro a Bruno que David deseaba hablar con él en la oficina privada, él artista supuso que sería donde atendió a los reporteros una hora atrás y a donde se dirigió acompañado.
Este asintió siguiéndola sin cuestionar. Ya que no quería hacer más evidente su lastimera situación.
-Por aquí por favor. Paola miraba de soslayo a Bruno,
-Señor Vasconcelos, ¿sucede algo?
-No, no, creo que de repente me sentí abrumado por tanta atención mintió Bruno, rogando haber sonado convincente.
Y es que ni en media vida se hubiera imaginado que su benefactor fuera David Reynosa. Él mismo hombre que lo follo de manera violenta y egoísta. Él mismo del que huyó.
-Es aquí, Paola abrió una hermosa puerta de café rojizo, -Señor Reynosa él señor Vasconcelos, la mujer abrió la puerta y cedió él paso a Bruno, dando a este una sonrisa que al artista le transmitió paz.
Suspirando Bruno entró y Paola cerró la puerta.
-Bu...Buenas noches David.
A pesar de lo contrariado que se veía David pudo observar a otro Bruno, este se había recortado él cabello, vestía con ropa más elegante aunque siempre en su estilo.
Pero de alguna manera se veía más... Profesional.
Dando un sorbo a su coñac David miró al artista.
El también tenía su propio conflicto para reaccionar con quien según él lo había abandonado.
Que no del todo comprendía la decisión de Bruno.
-Me dejaste, te marchaste sin siquiera decirme que lo harías. David se levanto de su asiento y avanzó hasta quedar frente a Bruno, quien se miraba tenso.
-Disculpa David. Como no teníamos algo tu y yo, nada me ataba a ti. Además esa noche corrió por mi cuenta. Bruno intentaba dejar claro que realmente no estaba atado a David por alguna clase de relación.
-¿crees qué por que cogí gratis según tu, iba a olvidarte?, David sonaba enfadado y es que en verdad lo estaba.
-¡Te busque por todas partes, maldita sea! Y tú ni tus luces.
Caminando de un lado para otro David trataba de calmarse. Debía recordarse entre cada palabra que debía conquistar a aquel hombre.
Por su parte Bruno lo miraba sin entender qué era lo que molestaba al empresario.
Bruno no le pidió algo, no tomó él dinero aquella noche, no lo molestó, nunca le exigió atención, ni mucho menos asumió que debía darle explicaciones.
Cada quien vivía él momento de esa relación.
Así que no entendía lo que sucedía con David.
-Bueno, esa noche yo no tomé tu dinero si te refieres a eso. Y no te busqué más porque yo quería salir de donde estaba.
-¡Pero debiste recurrir a mí maldita sea!... David suspiraba para contener su creciente molestia.
-¿Recurrir para qué?... Si esa noche un maldito cigarro no quisiste darme. Bruno deseaba calmarse, pero parecía imposible evitar ser tan evidente en expresar lo que le había dolido en ese momento.
David recordó... fue un gran bastardo.
Bruno lo miró desafiante. -Si tanto te molesta verme, yo puedo devolver él departamento.
Tengo obras terminadas. Cobrate. Y resuelto se levanto.
David lo tomo del brazo y lo atrajo para si, lo tomo por la cintura y lo miró.
Acercando su rostro al del artista, aspiró su perfume a hierbas a óleos. Un aroma que a David lograba tranquilizarlo, sentía que era con un calmante para su desastroso estado anímico, -No quiero que te vayas Bruno, no quiero... Suspiró, él joyero se sentía él más grande estúpido por lo que estaba a punto de hacer.
Bruno lo observaba atónito, David parecía afligido.
Él artista se sentía tenso, ¿qué se supone que debería de hacer?...¿abrazarlo?, ¿consolarlo?, consolar qué.
David tomo a Bruno de la nuca y hundió su rostro en él cuello de él artista. Cerrando los ojos buscaba tener más de ese aroma -No quiero que me dejes...
De pronto aquel lujoso despacho parecía insanamente pequeñito.
Claustrofobia
Ahora Bruno se sentía deseoso de salir y abandonar ese lugar. Necesitaba aire. También deseaba atesorar con todos sus sentidos ese momento.
Unas lágrimas escaparon de sus ojos, ya no pudiendo reprimir más la oleada de emociones que lo embargaban en ese preciso momento.
David sintió la inconfundible humedad que resbalaba por su definida mandíbula y acariciando la espalda de él artista, de manera tranquilizadora lo acercó más así mismo. -Por favor no llores, no soy un poco digno de que tus ojos derramen lágrimas por mí.
Bruno se aferró con fuerza al saco del empresario, de manera inconsciente él tampoco lo dejaría marcharse. -David, ¿estas pidiéndome que sea tu amante fijo?
Bruno estaba decidido a aceptar él lugar que David le propusiera, tan solo con volver a verle ya era feliz. Aún si eso significaba perder la dignidad, lo amaba.
David suspiró largo y lento, -No... No quiero que sea así. Bruno no comprendía pero su cuerpo se tensó a la defensiva.
Él empresario se arrodilló ante un estupefacto Bruno. -Lo que quiero es que te cases conmigo, que seas para mí, que yo sea por ti.
Bruno sintió que él tiempo fue eterno.
Hasta que un llanto emotivo desgarró aquel silencio, Bruno se llevó ambas manos hasta la boca para ahogar lo más posible sus gemidos.
David por su parte, se sentía morir. Era muy consciente de que Bruno podía mandarlo al infierno, después de todo estaba en su pleno derecho, pero él empresario rogaba por primera vez, que eso no sucediera.
Bruno bajando un poco la cabeza deposito un beso tierno en los labios de David que confundido lo Miraba... -¿Esto es un sí o un no?.
Bruno lo miró con ternura, él empresario podría ser muy bueno en los negocios, pero en él amor era más torpe que un niño.
-Esto es un... ¡sí, acepto!.
David suspiró aliviado, así debería sentirse él cielo.
Aferrándose a Bruno por la cintura, lo abrazó con tal fuerza. Deseaba sentir a su hombre, al único capás de darle calma.
Y lloró como nunca en su miserable existencia había llorado por alguien.
Esa misma noche anunció él empresario su compromiso durante la cena de gala recibiendo ambos múltiples felicitaciones.
Mientras todos brindaban y degustaban los deliciosos platillos, la audaz pareja por primera vez hacia él amor.
Y entre jadeos y suspiros David se desvivió por llevar a la cúspide del placer a Bruno. Sellando de esa manera un amor que parecía imposible.

Y en cuanto al anillo...¡por favor era él dueño de una importante cadena de joyerías!... Así que tanto su anillo de compromiso como él de bodas fue de lo mas exclusivo y bonito.



Las Flechas De CupidoWhere stories live. Discover now