ADELANTO: "El juego de las llaves"

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- Aquí dentro hay 6 llaves - Coloco su mano sobre la caja blanca - y aquí también - Toco la caja negra - Cada una de las llaves tiene una compañera en la otra caja. Cada uno pasara, tomara una llave y la vera, sin mostrarla. Allí es donde comienza el juego. El que encuentre a su pareja, sin preguntar a ninguno directamente, tiene el privilegio de poder hacer lo que deseen, siempre y cuando sea consentido por ambas partes - Todo el grupo de amigos miro fijamente al pelinegro que sonreía tomando un trago de su cerveza - Si, también pueden tener sexo las veces que deseen.

- ¿Y luego que? - Pregunto Sango, ansiosa por ese juego. Era pervertido, como ese joven de ojos azules que la miraba fijamente, pero si tenia suerte podría follarselo sin sentirse culpable.

- Nada. Pueden continuar o pueden parar. - Miroku logro vislumbrar la mirada en el rostro de su morena. La conocía lo suficiente como saber que se encontraba en una disyuntiva. Venia de una familia muy conservadora, la cual la agobiaba con sus absurdas reglas y si ella no era virgen a sus 24 años, era porque por años había salido con un joven, uno muy estúpido, y estuvieron a punto de casarse, lo cual no se logro cuando ella se entero de que la engañaba con su prima. Así que ahora, a pesar de que deseaba entrar en ese juego, su moral no se lo permitía. A no ser que tuviera una excusa - El que no acepte entrar en el juego, o el que no acepte lo que su pareja propone, tendrá que ser esclavo de todos una semana por vez - Sango lo miro fijamente y una leve sonrisa se asomo por sus labios.

- No quiero ser tu esclava, conociendo tus intenciones - Murmuro Sango, mientras se paraba y caminaba hacia él - ¿Cual caja es para nosotras?

- La que usted desee, mi bella dama - Sango sonrió y, sin dejar de mirarlo, introdujo su mano dentro de la caja negra. Tomo una de las llaves y la escondió en su puño.

- Espero que no me toque contigo - Murmuro para hacerse la fuerte aunque por dentro deseaba con todas su alma que lo fuese.

- Claramente yo tampoco lo deseo - Mintió descaradamente el pelinegro mientras veía como el amor de su vida tomaba asiento al lado de su amiga y guardaba la llave en su bolso - ¿Quien sigue? - Para sorpresa de todos el siguiente en pararse fue Sesshomaru, el cual no había dicho palabra alguna sobre ese juego.

- Esto es absurdo - Refunfuño pero desde luego que no seria esclavo de nadie y, si la suerte estaba de su lado, quizás podría tocarle con esa niña que cargaba con tanta inocencia que lo volvía loco. Miro fijamente a Rin que reía junto con Ayame y suspiro profundo para no comenzar a excitarse como un puberto. El solo mirarla lograba que su cuerpo reaccione. Necesitaba conocer su ser bajo esa fachada de niña buena y si realmente era así en la cama como lo era en la vida real, estaba seguro de que no la dejaría ir bajo ningún termino.

- Claramente yo tampoco seré esclavo de ninguno de ustedes, manga de pervertidos - Rió Ayame mientras se paraba a tomar una llave de la misma caja que su amiga lo había hecho - Me gusta el color - Sonrió sin decir mas nada y volvió a donde estaba su asiento.

Uno a uno fueron tomando sus llaves hasta que solo quedaron tres. Kaghome se paro para caminar hacia la caja sin apartar la vista de Inuyasha. Metió la mano y saco la ultima llave que quedaba. La miro fijamente. Era pequeña, de color verde y tenia un 4 gravado en la cabeza de la llave. Sonrió. Ese era su numero de la suerte.

Mientras regresaba a su lugar volvió a mirar a Inuyasha y lamió sus labios levemente. El aludido jadeo por lo bajo y apretó la botella de cerveza con fuerza. Esa maldita niñata, solo quería que pierda el control.

- Me toca a mi - Anuncio Miroku con una enorme sonrisa. Metió la mano y eligió una de las dos llaves que quedaban - Mi numero de la suerte - Tomo la caja que quedaba y se la acerco a Inuyasha, el cual sonrió de lado y metió la mano tomando la llave con fuerza. Ni siquiera la miro y la guardo en su bolsillo. Deseaba con toda su alma que le tocara con Kaghome porque, si así era, lograría que rogara por mas aun con su polla metida dentro de ella.

- Terminados los preparativos, al finalizar esta hermosa reunión pueden comenzar a jugar.

- ¿Y que ganamos nosotros? - Pregunto Kaghome mirando a Miroku para luego girar su vista hacia Inuyasha, sonriendole coqueta.

- Una o mas noches de pasión - Contesto el peliplata, sin dejar de mirarla - Si no te convence, podemos pensar en otra cosa.

- No, por favor. Eso es suficiente incentivo - Y ambos rogaron internamente, que les tocara juntos como pareja. 

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