🌈 D o s

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Me gustaba ser real. Mostrarme como realmente era ante las personas, fuese grosero o borde, directo y sincero, nunca comprendí porqué alguien que decía la verdad lo tachaban de malo, pero si otro te llenaba de mentiras, lo catalogaban como bueno.

Entonces, entendí que al mundo le gustaba vivir a base de mentiras porque nadie en su sano juicio es fuerte para sobrevivir ante la verdad.

De esa manera, me pregunté si los sueños que varios se inventaban tenían un fin, ¿lograban cumplirlos? ¿Se intentaban engañar? ¿Acaso se basaban en algo que ellos mismos creaban para poder darle sentido a su línea de tiempo? ¿Vivir para alcanzar algo que se hace inalcanzable y morir intentándolo? ¿A eso se le llamaba vida?

Si era así, definitivamente no quería que la mía fuera de esa forma.

—¿Amor? —llamó mamá al otro lado de la puerta.

—Dime —murmuré, terminando de atar los cordones de mis tenis y ponerme de pie mientras despeinaba mi cabello con una de mis manos.

—Bella al teléfono —avisó con una mirada cautelosa ante mi reacción.

Enarqué una ceja y jugué por unos segundos con el aro metálico en mi labio. Me interrogué la razón por la que llamaría, desde hace algunas semanas que ya no lo hacía. Ambos nos empezábamos a olvidar.

Asentí, caminando a la puerta y darle un beso a su cabeza, alejándome de ella e ir al teléfono alámbrico.

—¿Te acordaste de que existo?

Fue lo primero que solté en una vacilada, pude escuchar su risa vaga.

—También es un gusto saludarte, Luke —dijo llena de ironía. Volqué los ojos.

—Bella, Bella, bendita estela —canturreé, buscando apoyo en el penacho del sofá, crucé mis piernas y visualicé a mi madre bajando las escaleras con una sonrisa en su rostro—. Dime, ¿ahora qué te ha dicho André?

Mi mejor amigo desde hacía años. El mejor amigo de ella también. Igual un chismoso lengua larga que le gustaba contarle todo lo que hacía a la chica, desde cosas pormenores hasta las más importantes. Su fiel confidente, igual el mío. Sin embargo, estar en una situación como él resultaba ser un arma de doble filo.

Lo jodería.

—Nada —se rio, quedando en silencio por un instante, quise hablar, pero me interrumpió—. Feliz cumpleaños atrasado. Sé que debí llamarte antes, lo siento, he estado ocupada.

Suspiré.

Mordí mis labios sin encontrar las palabras correctas para responderle. Bella Adams bien sabía que no me interesaba si me felicitaba o no, no tenía porqué preocuparse por haberlo olvidado. Aunque si le decía lo mismo, ella se negaría rotundamente a darme la razón.

La comprendía. Los estudios quizá la estaban presionando, lo que menos quería es que se sintiera mal y tener que cargar un con peso encima. Su voz se escuchaba cansada.

Aclaré mi garganta y apreté la bocina contra mi oreja.

—Descuida —negué a pesar de que no me estuviese viendo—. Espero de verdad que estés aprovechando todo lo que te da Canadá. Te lo mereces, Adams.

Sabía que en su cara se dibujaba una sonrisa.

—Antes creía que junio era especial por tu cumpleaños —se pausó y soltó una risa sarcástica—. Hoy sigo sosteniendo que es el mejor mes de todos los años.

—¿Por qué lo dices? —le pregunté, ladeando mi cabeza, centrándome en el cuadro de pintura que yacía en la pared frente a mí.

—Tengo mis razones, aparte, quería preguntare si te dieron de regalos, yo tengo uno para ti, pero no creo que pueda enviártelo mediante paquetería.

ETERNO #4 [OFICIAL] Próximamente en físico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora