𝔰𝔦𝔢𝔱𝔢

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— y así fue como termine en su casa — me terminó de contar la historia de cómo había terminado durmiendo con Mauro, el gordito rubio de anoche.

— Lola Dios mío — la mire con desaprobación — no podía ser tan confiansuda.

— ay, Cami dajame ser — se levantó de su cama y camino hasta su ventana.

— es que te puede pasar algo malo Lo — me acosté en su cama.

— ¿ Y vos cómo volviste a tu casa? — se dió vuelta y me miró con una ceja levantada.

— me llevo uno de pelo verde — mire mis rodillas, me pareció lindo, pero no, no me puede gustar.

—¿CE ERRE O? — se dió vuelta sorprendida.

— ¿cerreo? —  no entiendo nada.

— si, el crackero — se sentó al lado mío.

— que se yo cómo es el nombre — saco su celular y empezó a buscar algo.

— si yo te muestro una foto ¿Lo reconocerias? — me miró feliz.

— sí, supongo — obvio que lo reconocería.

Me mostró una foto del mismo chico de anoche, pero en esta tenía el verde más notorio y estaba con el rubio.

— si, es él, él me llevo a mi casa — agarre el celular y me quedé mirándolo, es hermoso.

— ¿Yyyyyy? ¿Cómo fue? ¿Que te dijo? — me saco el celular de las manos y se quedó mirándome a los ojos.

— tranqui, le dije que me encantan las motos y el me dijo que yo le encantaba a él, se dió cuenta de lo que dijo y se puso re serio — se le callo la boca.

— CAMILA ¿VOS ENTENDES QUE LE GUSTASTE AL CERREO? — me grito, se le salían los ojos, me empecé a reír.

— no Lola, si el mismo dijo que estaba mamado — me rei.

— Dios, Cami date cuenta, haber que te paso su Instagram y le escribis — nonono, mi orgullo no me lo permite.

— no, si le guste el me escribirá o algo, no voy a andar detrás de un chico — me levanté rápido y me metí al baño.

— hoy me invitaron a un asado en la mansión, y me dijeron que te lleve, ¿Vamos? — entro al baño, yo la mire sorprendida.

— ¿Se acuerdan de mí? — me lave la cara.

— sí Cami, el Ysy se acuerda, Mauro también, Cerreo también — la mire dudosa, estaba llenando la bañera.

— pregunto si me puedo quedar a dormir en tu casa y vemos — salí del baño.

Llame a mi papá enseguida.

— hola papi — saludé.

—hola princesa, ¿cómo estás? — pregunto, se escuchaba el ruido de autos, seguro estaba saliendo de trabajar.

— bien, en la casa de Lola — le respondí, mientras me sentaba en la cama — pa, ¿puedo quedarme a dormir en la casa de Lola?

— quédate, te fue bien en el examen así que sí — cómo suben las notas exámenes enseguida en la página ya sabían que me había sacado un 10.

— gracias pa, mañana vuelvo antes de la cena — agradecí.

— no tan tarde eh, si necesitas plata me avisas que vas a usar la extensión — mi papá me hizo una extensión al cumplir los 16.

— sí, te aviso, chau — corté.



𝖒𝖆𝖑𝖆 𝖘𝖆𝖓𝖙𝖆; 𝖈.𝖗.𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora