II

4.6K 341 89
                                    

Y así, las noches se hicieron más largas durante la gira.
Al final de reuniones o entrevistas, siempre decían lo mismo.
— McQueen se va conmigo porque su hotel me queda de paso.
Pero no pasaban por el hotel de McQueen, se iban directo a la habitación del italiano.
Casi todas las noches era así.
Hacían el amor, pedían la cena a la habitación y luego charlaban en la cama hasta quedarse dormidos.
A veces McQueen decía que se iba, pero Francesco siempre lo convencía de quedarse. No es que sea una tarea difícil, a veces el castaño pensaba que simplemente se hacía de rogar un poco, y no tenía problemas en caer en el juego si a cambio lo tenía durante toda la noche.
— Sabes? Siempre quise tener una mascota.
— ¿Ah si? – cuestionó el castaño. Siempre lo miraba durante las charlas nocturnas, pero McQueen siempre mirada el techo, o la ventana.
— Si... Pero de que me sirve tener una mascota que no puedo llevar conmigo. Digo, para que adoptar un cachorro si se va a encariñar más con quién lo cuide que conmigo.
— Existen los pajaritos.
— No quiero un pajarito, quiero un perro.
— Dijiste mascota.
— Pues era perro. - Bufo molesto. - ¡No es el punto!
— Va Bene, no te vas a morir mañana. Aún puedes tener un perro. Algún día te tienes que retirar y podrás cuidarlo 24/7 – McQueen se quedó en silencio un rato, haciendo sentir al castaño que algo de lo que dijo no estuvo bien, pero no entendía qué. –No te vas a morir mañana, verdad?
— Claro que no. – Río el rubio. – O bueno, no está en mis planes.
— Que alivio, te quedaste callado y me asusté.
— Dijiste muchas cosas, porque tu primera opción es pensar que me voy a morir mañana? - Preguntó riendo, pero fingiendo ofenderse.
— ¡Para que me lo negaras de inmediato!
— Bueno, no, no planeo morir. Estaba pensando en eso de retirarme a cuidar un perro...
— Yo creo que es un buen plan. - Dijo Francesco para quitarle la cara de pena, pero McQueen continuo pensando.
— Francesco... Nunca has pensado en sentar cabeza, tener hijos? - Preguntó, volteando a verlo por fin. Francesco se sorprendió, no tanto por la pregunta, sino por el gesto de que McQueen volteara a verlo para hacerla, significa que era importante.
— No. Tendría que dejar de correr, y no quiero hacerlo. Tampoco tengo la vocación para ser padre... Ni pareja estable. Definitivamente no está en mi plan de vida.
Además, ya estoy bastante viejo. Tendría que adoptar un niño de 12 años para sentir que lo tuve a los 25. Nací para ser libre y famoso y así voy a morir. - Contestó totalmente seguro de cada palabra que salió de su boca. McQueen escuchó atento todo, lamentandose por no tener esa misma confianza en lo que el quería hacer con el resto de su vida. - Solo lo lamento por Mamma, se que siempre quiso nietos. Es la única familia que me queda y por desgracia para ella mi linaje se acaba conmigo.
— Vaya, Parece que planeaste todo ya.
— De hecho es lo que me queda por nunca haber planeado nada, pero estoy bien con eso. ¿Tu quieres hijos?
— A veces lo pienso... Pero ya que, ya no tengo pareja estable. No es que extrañe a Sally, solo... Siento que deje ir un buen futuro con ella.

Francesco se le quedó viendo, escogiendo las palabras correctas de su repertorio para decir algo útil. ¿Situaciones así en su vida? Casi nulas. De hecho se podría decir que McQueen era la primera persona con la que follaba y además tenían una buena relación amistosa para hablar en la cama hasta la madrugada. No tenía muchos amigos así.
— Mamma siempre me dijo que sólo los cobardes se quedan en donde están cómodos pero no felices. - Dijo finalmente, esperando subirle el humor.  McQueen sonrió de lado.  –Además no necesitas una novia para ser padre. ¡Mírate! Eres un corredor famoso. No más que Francesco pero podrías darle una vida increíble a tu hijo.
— No confío en mi para cuidar un niño yo solo. - Rió.
— McQueen, mira a mi equipo, apenas y me se algunos nombres. ¿Y tú? Ellos son tu familia, y la Seniorina Sally sigue siendo tu amiga y abogada. No tienes que lidiar con la paternidad solo, ellos estarán ahí para apoyarte.
— Supongo que lo pensaré. Gracias por escucharme... De hecho no me lo esperaba.
— ¿Que insinuas?
— Por favor Francesco, con lo egocéntrico que eres pensé que bostezarias y cambiarías el tema hacia ti.
— McQueen... Te diré algo. - Dijo incorporándose un poco para verlo de frente. - No eres el tipo de flor que arrancaría para decorar mi centro de mesa.
Te regaria donde quiera que estés para verte florecer.

Olvidemos La Distancia. [Lightnesco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora