II.- Si Te Vas, Te Vas.

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-  Mim... - pegaba la frente a la puerta cerrada, derrotado y exasperado. No parecía que esa barrera se abriría. - Bebé, por favor... - Suspiraba y entonces, cuando el sueño ya no le gobernaba del todo, reparaba en la presencia de esa bajita y menuda mujer, que miraba distraída para todos lados en un extremo del rellano.


Ahí, tan tranquila, con su camisa favorita cubriendo su cuerpo, que parecía estaba completamente desnudo debajo. Un montón de preguntas se agolparon en su cabeza. La noche anterior había bebido un poco, quizás había consumido alguna que otra cosa además del alcohol, pero definitivamente no se había liado con ninguna chica, recordaría haberse acostado con un bombón como ese, vamos, seguro.

-  Tú... - la señalaba apretando el entrecejo y mirándola acusatorio, Ana se señalaba a sí misma con gesto confundido, todo esto de ser visible era bastante nuevo y se sentía extraño. - ¿Quién eres? ¿Qué....? ¿De dónde sacaste esto? - señalaba su ropa y avanzaba hacia la morena, quien lentamente daba un par de pasos atrás, alejándose de él, hasta que sus pies descalzos, chocaban con un escalón. - ¿Quién coño eres? ¿Quién...? Esto es cosa de Bea... esa hija puta... - Ana comenzaba a asustarse - ¡¿Te ha mandado ella?!

-  Eh... - ¿Qué le decía? Se subía al escalón y ante la intención del hombre de pillarla del brazo, miraba de reojo hacia la puerta - ¡Mimi!

-  ¿Qué? - giraba buscando a la rubia, dándole oportunidad a Ana para echarse a correr escaleras arriba - ¡Joder! - Se frustraba por caer en la trampa, hacía amago de darle alcance, pero se frenaba apenas unos cuantos escalones avanzados, gruñía y regresaba sobre sus pasos, primero lo importante. - Mim... abre por favor - decía con voz contenida, pegado a la puerta, pero nada... - ¡Joder, Miriam! ¡Abre la puta puerta! - Su paciencia se acabó y aporreó la puerta con los puños - ¡Te lo advierto Miriam! ¡Abre o te vas a arrepentir! Si no me abres me vas a perder para siempre - pateaba con sus delgados pies desnudos la puerta, le dolía pero no lo demostraba, estaba iracundo - Si no me dejas entrar... - decía alterado y medio tartamudeando - me iré... de verdad me iré... con... ¡con Bea! ¿Eso es lo que quieres Mim? Estoy hablando en serio, volveré con Bea... - Entonces la puerta sí que se abría. Antes que Will pudiera decir nada, un zapato golpeaba su cabeza.

-  ¡Cabrón! - un nuevo zapatazo chocaba contra los brazos que cruzaba frente a él para cubrirse - ¡Dale recuerdos de mi parte! - justo cuando el chico bajaba la guardia, Mimi le clavaba un golpe con sus vaqueros desgastados, justo en la cara y volvía a cerrar lapuerta.

-  ¡Aaaahg! - rugía pateando la puerta ahora sí con ganas de tirarla abajo, pero por mucho ímpetu que se gastara, la puerta no cedió, en cambio su pálida piel comenzó a pasar del blanco tono de su piel al rojo intenso, acompañado de un dolor punzante. - ¡Puta! ¡Loca! ¡Que lo sepas! ¡Me has perdido para siempre! - se ponía los vaqueros y se calzaba mientras seguía amenazando a la puerta cerrada - ¡Mierda! - cruzaba los brazos en su pecho, era octubre y muy temprano por la mañana, hacía frío. Miró hacia las escaleras, por donde había huido esa chica misteriosa, se vio tentado a ir en su búsqueda, pero lo descartó casi de inmediato, sabía dónde buscar respuestas.


Una vez viendo despejado el camino, y después de toparse con un par de vecinas mayores que la miraron con desdén por encima del hombro y cuchichearon sobre el escándalo en el apartamento de la rubia descocada. Ana volvió a plantarse frente a la puerta del apartamento.

-  Vale... tranquila Ana, sólo tienes que explicarle y todo estará bien, ella entenderá que todo fue un desafortunado mal entendido. - Golpeaba la puerta tres veces.

-  ¡Que te den Will! - era todo lo que obtenía. Torcía la boca y volvía a tocar. - Que te va... - Mimi se quedaba parada al abrir la puerta y no ver a quien esperaba ver detrás. - ¡Tú! - la señalaba acusadora y amenazante y Ana se señalaba a sí misma en un acto reflejo.

Mi Persona FavoritaWhere stories live. Discover now