Castigo.

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Nación del agua del sur.

-Mañana me iré dos semanas al norte con mi padre, él se quedará allá ocupándose de alguna rebelión inesperada y tranquilizando a lo que ahora también es nuestra gente. -Dijo Korra- Por mi parte no creo demorarme más de lo dicho, si bien los ancianos tomarán el control mientras Tonraq no esté, mi deber es proteger al sur. Además, tampoco es de mi preferencia dejarte sola por mucho tiempo en nuestra "supuesta luna de miel" mi gente no es muy simpática que digamos con los extranjeros. -El Alfa camino por la habitación, lento, pensando para si mismo cada palabra dicha a su esposa-

Luego de reclamar la mano de Asami todo había sido una locura. Nadie los quería juntos. Fue una falta de respeto a lo pactado con Iroh II, un desafío al Señor de la Nación del Fuego. Una sorpresa para su propio padre Tonraq y una blasfemia para la madre de Asami. Ni hablar de la cara de Hiroshi.

Pero, hay hechos los cuales se deben defender para seguir manteniendo la estructura de una sociedad. Y si Iroh II ni ningún otro podía jactarse de merecer la mano de Asami demostrando ser más fuertes y aptos que él, entonces Sato sería su Omega. Era la jerarquía. Podía ser injusta pero aseguraba la prevalencia de los reyes sobre las tierras y la especie, fuertes linajes.

Si bien Iroh II tenía un puesto como general, reconocimiento, amparo y estatus monetario. Él tenía el título de un príncipe, posiblemente dos reinos (norte y sur) mayor poder, capacidad y lo más importante, brutalidad como Alfa. Por dónde quisieran nadie les podía negar el estar juntos. Y el que lo hiciera se tenía que medir contra él en un duelo que podía concluir en muerte de alguno de los dos combatientes.

-¿Lograste derrotar a tu tío Unalaq igual que con Iroh II? -Preguntó ella, interrogante fuera de contexto que tomó desprevenido a Korra-

-No fue tan sencillo como Iroh. Mi tío era un monstruo. -Uno que enfrentó con su espada al contrario de Iroh II, el cual solo con sus puños había sido suficiente para someterlo con la cara contra el suelo-

-Deja la arrogancia, Iroh no fue tan fácil de derrotar para ti, él también te golpeó. -Señaló Asami sentada en la cama matrimonial decoradora con muchas almohadas y fino edredón azul. La mayoría de todo alrededor era azul, gris, frio. A diferencia de su casa en la nación del fuego que era, rojo, negro y cálido- ¿Debo recordarte que terminaste con medio rostro inflamado y un ojo de mapache?

-Golpea como Omega. Solo dejé que me tocará para no humillarlo tan bajamente frente a todos ¿Qué hubiera sido del orgullo de ese pobre hombre si no? Además ¿Por qué todavía lo sigues defendiendo tanto? Fue él quien perdió, no yo.

-Para tener algo que no te haga volar de lo inflado que tienes el ego Korra de la casa Raava.

-Vamos. -El Alfa sonrió. Luego cayó en si, en el hecho de que Asami estaba tratando de desviar el principal tema de estar allí privándose del sueño. Del tener que dormir en la gélida esquina más alejada de la habitación sobre un sillón. Él no podía hacerlo junto a Asami a pesar de su matrimonio. Tampoco, en otro cuarto si no quería levantar sospechas del fraude- Mejor prométeme que te portarás bien mientras no estoy y por nada del mundo saldrás sola Asami.

-Solo si ya hablaste con tu gente y Alfas misoginos de Omegas para que me permitan estar en la armería y cerca del aceite de roca. Quiero probar que no solo se puede utilizar para asfaltar las calles o la guerra. Aunque si bien la guerra del norte concluyó, siguen latentes los líos en el reino tierra y nunca se sabe cuánto dure la paz en la nación del fuego.

La Bestia del SurWo Geschichten leben. Entdecke jetzt