Realidad: cuatro

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Dakota

Dos días después...

Mi celular sonaba repetidas veces, aún estaba un poco dormida eran las 2 de la mañana, como pude lo tome, tenia 12 llamadas perdidas de alguien, iba a fijarme de quien era, cuando apareció el nombre de Harden en la pantalla, sin pensarlo conteste.

Silencio.

Harden? — 

Dakota — contesto y pude sentir como le costaba respirar — ven por mí — lo oí en apenas un susurro. Rápidamente me Levante, tome una campera y comencé a bajar las escaleras.

— ¿Donde estas?

— "Paradise shop" en el... Estacionamiento —contestó con dificultad, como si las vías respiratorias se le estuvieran cerrando.

Harden, resiste, voy para haya — hablo y corto la llamada sin esperar una respuesta. Tomo las llaves, mi celular  y pido un taxi que no tarda ni un minuto en llegar.

— A paradise shop, lo mas rápido que pueda — contesto y este asiente, pisa el acelerador y logramos llegar en poco tiempo, me bajo y corro hasta el estacionamiento, rápidamente localizó a Harden, realmente esta mal.

Me acerco y apenas logra verme baja del auto y me abraza.

— Dakota — susurra, y comienzo a sentir un dolor profundo al verlo tan indefenso, tan asustado, como si fuera un niño pequeño que le teme a los monstruos que se esconden debajo de su cama.

— Calmate, estoy aquí contigo — lo abrace, aun siento como respira de forma forzosa pero no tanto como antes — ¿que fue lo que pasó?

— vine a comprar comida, y de repente todo se volvió borroso, el lugar daba vueltas y el aire comenzó a faltarme — susurro — lamento haberte despertado

— esta bien, no te preocupes — suspiro — iremos a un hospital — habló mientras me subo al auto del lado del conductor.

— No! — Su voz suena impotente, pero rápidamente se torna débil — de nada vale, Dakota, lo último que quiero es morir en un hospital — sus palabras me golpearon con brusquedad, trayendome devuelta a la realidad, ¿el no quería morir en un hospital? ¿El se estaba despidiendo? Sabia que había llegado su hora y era consiente de ello, sin embargo yo me negaba a creerlo.

—¿De que estas hablando? —

— llevame a un lugar donde podamos pasar la noche juntos — susurra, suelto un suspiro y asiento, se exactamente a donde podemos ir, para estar tranquilos.

Pongo el auto en marcha, mientras Harden se acomoda en el asiento del pasajero, presiono el acelerador y salimos.

En el trayecto, me dispuse a mirarlo de vez en cuando, el estaba recostado con la cabeza apoyada sobre la ventanilla, se veía tan cómodo y tranquilo, solté un suspiro de alivio.

—tal vez fue solo un ataque de pánico, y ya se le paso— pensé

Estábamos a solo 5 minutos de llegar, el cielo estaba oscuro y ninguna estrella brillaba en el, eso llamo mi atención, porque siempre hay, al menos una estrella alumbrando un tercio del cielo, pero esta noche no había ni una, solo estaba la media luna que poco podía alumbrar, incluso ella se vuelve opaca sin las estrellas.

Suspiro mientras aparcó el auto frente a la cabaña, me bajo y lo rodeo, abro la puerta del conductor y me veo obligada a despertar a Harden.

— ya llegamos — susurro, mientras suavemente muevo su cuerpo, pero este no despierta — Harden — mi voz se eleva — Despierta! — susurro en un grito haciendo que sus ojos se abran de golpe asustado.

— ¿donde estamos?

— En la cabaña de mi hermano — lo ayudó a bajar — no te preocupes, el esta de viaje, podemos quedarnos aquí — le dedicó una sonrisa calida mientras abro la puerta de la cabaña.

— ¿Que hora es? — pregunta.

— Las 3 de la mañana ¿porque? —

— tengo sueño — susurra

— lo se, yo también — camino hasta la habitación de huéspedes — puedes dormir aquí — le señaló el lugar y este asiente mientras camina hasta la cama y se sienta.

— Dakota — su voz se torna débil y nostálgica — se que fui un tonto en muchas de las cosas que hice, y también se que el porqué de lo que hice no es justificable, pero te juro que pase tantas noches en vela quisiendo regresar el tiempo atrás, pasar todos esos meses junto a ti, ser felices, amarnos — un sollozo se escapa de sus labios — desperdicie el tiempo, mientras tu intentabas superarme y yo me destruía, podríamos — suspira —podríamos haber estado juntos, juntos Dakota — una lágrima cae de sus preciosos ojos azules.

Yo no logró reaccionar, intento entender porque me dice lo que dice, porque se esta disculpando, entonces la realidad me vuelve a golpear por segunda vez en la noche, porque sabia que el veía lo que mis ojos se negaban a ver, y no quería aceptarlo, jamas lo haría, no soy capas de imaginar mi vida sin Harden, sin el amor de mi vida.

— No, no, no — niego mientras me acerco a el — deja de despedirte, tu no te iras, no me vas a dejar sola en este mundo, oíste, Harden, no quiero perderte por segunda vez — susurro tomando sus frías manos entre las mias, en un intento por aferrarme a él.

— nunca me perdiste, y no lo harás Dakota, siempre voy a estar contigo, en tus recuerdos, en cada lugar en el que hemos estado, en cada sentimiento — sonríe — voy a vivir mientras tu me recuerdes, y tú vas a vivir por todo lo que yo no pude —

— no, no puedo, Harden, no puedo imaginarme una vida sin que estés en ella — susurro como puedo, intentando reprimir las lágrimas que amenazan con salir.

— No lo imagines entonces — se para de la cama y se pone a mi altura — se que al principio será difícil, pero eres fuerte, y se que sabrás vivir con eso, Dakota, no dejes que tus demonios logren undirte — sus ojos me observan con detenimiento — y si llegas a caer, yo voy a estar para levantarte – rodea sus brazos en mi frágil cuerpo y ahora me siento como una niña pequeña e indefensa, no puedo soportar lo mas y las lágrimas comienzan a caer una tras otra, como lluvia en primavera, sin control.

— te amo — susurro entre sollozos.

— Y yo a ti, mi pequeña estrella —

Después de uno segundos, logramos separarnos, yo me siento mucho más calmada, aun así, la angustia sigue presente y no puedo hacer nada para desaparecerla.

Harden se acuesta y yo volteo dispuesta a irme  pero me sujeta del brazo. — quedate, por favor — susurra — quiero que estemos juntos esta noche — sonríe y sus ojos se cristalizan, yo asiento y me acuesto a su lado.

Lo abrazo, mientras recuesto mi cabeza sobre su pecho, el rodea su brazo en mi cintura y así ambos podemos sentirnos mas tranquilos.
Harden logra dormirse en pocos minutos pero yo, temo en hacerlo, siento que cuando cierre mis ojos, el desaparecerá y no quiero eso, no quiero que el se marchite, no quiero que su brillo se apague, quiero que siga siendo una estrella.
Pero por mas que luchó, mis ojos pesan demasiado, y lentamente se van cerrando  hago un último intento por mantener los habiertos, pero el sueño me vence y caigo en los brazos de Morfeo.

Si las personas fueran Estrellas © (completa)Where stories live. Discover now