LAS SIETE.

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HELENA.

-¡Patatas para la mesa seis! ¡Veeenga, Helena, mueve el culo!- Me gritaba mi asqueroso jefe.Cogí la bandeja y la llevé a la mesa.Yo era una persona inteligente, cada día pensaba en volver a mis estudios ahora que podia, soy jóven, renuncié a ellos por tener que cuidar a mi madre. Pero cada día que pasaba, veía más lejos esa oportunidad. Además, amaba Madrid. Su olor, su forma, su manera de vivir. Yo venía de un pequeño pueblo, Oliva. Y tube que venir para conseguir empleo y ayudarme, a mí y a mi madre.-Ey, rubia, ¡Qué culito!- Me decia una voz detrás mía femenina, hombre si hubiera sido masculina, le habría partido en dos. Era mi mejor amiga, quizás la única de por aquí, Laura. Acompañada por su novio David.-Hola fea, va sentarse- Les decía preparandoles una mesa.Yo mientrás miraba el reloj."5, 4,3.." Decía en voz alta. "1,0.." -¡Las siete!- Exclamé.-Helena, se terminó tu turno por hoy- Me senté pesada a una silla de la mesa donde se encontraba Laura y David.-Tienes mucho valor, Helena, para seguir trabajando aquí- Confesó David.-Lo sé. Me cambio y nos vamos Laura- Ella asintió. Ya estaba otra vez de 'manitas' con David. Eran adorables y pegajosos a la vez. Yo nunca habia tenido un amor así, tan real.

Me cambié, iba a ir con Laura de compras para tranquilizarnos un poco, aunque por supuesto no podria comprarme nada.
Me miré al espejo, me arreglé el pelo con agua y saqué un cigarro del bolso. Que si que si, no es bueno fumar, pero llevo 2 años fumando, y es por quitarmelo un poco de encima, los problemas.
Llevaba puesto unos vaqueros, unas botas y una camiseta ancha blanca.

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