El conejo en la jaula de leones [ all x Tanjiro ]

Un aroma familiar

Tanjiro miró su reflejo en el agua, centrándose en sus ojos y cabello. Y se sumergió de vuelta en ella. Era muy relajante tomarse un baño con tanta niebla provocada por la bañera. Y era una de las cosas que más amaba hacer en el palacio imperial.

Cerró sus ojos. Haciendo memoria de algunas cosas que le aclaró Shinobu, la demonio del veneno del insecto:

En primer lugar, se encontraba en este reino, gobernado por Nezuko, no sabía si ella era una gran emperatriz o no, pero cuando estaban solos, se volvía bastante dócil y era amable con él, lo cual no supo si era bueno o malo.

En segundo, este reino se encontraba protegido por varios demonios, pero los que se destacaban más de entre todos eran los más fuertes: los doce demonios del Hanafuda. Cada uno tenía su propia mansión en el gran castillo, y con un diseño adaptado a su carta de Hanafuda correspondiente, tenían muchos privilegios.

Según Shinobu, la pirámide de poder de la nobleza estaba conformada principalmente por la familia imperial, luego, los Hanafuda y ciertas familias con habilidades prestigiosas, después de ellos, estaban los Yomifuda y los Torifuda.

Quien quiera que fuese un Hanafuda, era alguien de temer. Y le comentó que antes, se les llamaba lunas hasta que otro emperador cambió eso.

En tercer lugar, podía entender varios conceptos a pesar de haberse olvidado de su propia identidad. Recordaba el nombre de muchos objetos, pero tenía problemas de sentido común y sobre algunas reglas morales, según la mujer de cabello y ojos violetas.

Por ejemplo, si alguna persona se le presentara de manera compuesta, con un nombre y apellido, no debería de dirigirse a ella con el último, era grosero, a pesar de que el joven no entendía la razón de eso.

Pero por último, él no era muy querido por la mayoría de los sirvientes. Y supuso que era por lo que le había dicho Muzan sobre ser una "sangre sucia", tal vez estaba relacionado con lo de ser humano.

Aún así, había algunos con los que había establecido una muy buena relación desde el principio, como con la demonio del amor, los del agua y el de las flamas.

Sobre el resto... ya no les tenía tanto miedo como al principio, y Nezuko le había dicho que podía actuar con libertad en el palacio, estaba a salvo.

Habían veces que lo trataban como un niño, y no sólo por el hecho de que se podía transformar en uno cuando quisiese debido a que podía controlar su cuerpo; u ocasiones en las cuales se sentía como la pequeña mascota de alguien. Inosuke también actuaba como si estuviese por encima de él pero estaba bien, supuso.

Aunque la demonio del veneno del insecto le aclaró que: "si alguien te toca en algunas zonas, o hace cosas con tu cuerpo sin tu consentimiento, debes de pegarle en donde más le duela y avísame, me encargaré de eso".

Sonrió al recordar esas palabras, sonaban de una manera muy divertida en su mente cuando Shinobu tenía una expresión sombría.

- ¡Tanjiro! ¡Ya sal del baño!- gritó un muchacho rubio sosteniendo una toalla. No amaba su trabajo.

Él obedientemente escuchó a su... ¿Cómo lo había nombrado Shinobu?... ¿Niñera?, lo que sea que fuese, se dirigió hacia Zenitsu, nadando hacia él entre la niebla de la gran bañera.

- ¡Zenitsu!- chilló alegre el pelirrojo y salió apresuradamente del agua, mojando el suelo con sus pasos.

- ¡no corras por el baño!- gritó el mencionado con gran molestia.

- l-lo siento- murmuró Tanjiro deteniéndose. Bajó su cabeza apenado e infló sus mejillas. Y volvió a alzarla cuando escuchó el suspiro del demonio del rayo.