A) De teorías (y mentiras) sobre príncipes azules.

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BEAUTIFUL.


A) De teorías (y mentiras) sobre príncipes azules.


Pequeño príncipe que cuidas tu rosa
(de pulido diamante, disfrazada)
mira hacia el horizonte donde los ojos
se pierden entre nubes de miel, desmadejadas...


La cabeza duele cuando la dejo caer sobre la mesa y la hoja donde destrozo rima y métrica no es un suave colchón que amortigüe el golpe. Mis poemas apestan y la tarde se enmaraña entre todos esas piezas que debo y no he podido encajar. Los compañeros me observan con no muy buenos ojos y descubro al tirano que tengo por supervisor, dispuesto a reñirme. El mundo no es un lugar para los soñadores, me gritan los ruidos de las máquinas y los rostros de todos los que me rodean. Las manos adoloridas y llenas de pequeños cortes también me lo escupen a la cara.


Tal vez debería claudicar.


Y dejar esos sueños que no conducen a ningún lado.


Los pies deben pisar sobre tierra firme porque las nubes no son un sitio seguro para caminar...


****


Tal vez debería presentarme primero, o hablar un poco de mí, lo que sea; se me ocurre decirles mi nombre, y el porqué de él: Marina, mis padres tuvieron el buen tino de ponerme así porque les gustaba el mar. Hay que joderse, lo sé, no es un nombre muy simpático, pero es el mío y es el único que tengo. Las personas más allegadas me llaman Mina, que no resulta del todo mejor. Soy morena y de cabello oscuro, mi complexión siempre fue como miles de complexiones, en pocas palabras, no sobresalgo y me confundo entre la multitud. Las palabras salen de mi boca sin filtro, y las ideas extrañas también. A veces medito tanto las cosas que termino haciendo lo que no debería hacer bajo ningún motivo.


En términos generales, soy un total desastre.


Y luego están esos sueños, o reminiscencias de sueños, o presentimientos, o delirios, o ideas vagas productos de una mente afectada. No sabría cómo llamarlos.


¿Qué debo explicarme?


Lo intentaré.


A veces me llegan extrañas sensaciones, es decir, puedo tener un día digno de ser tirado a la basura pero algo, algo en algún lado me hace sonreír. Como si la risa brotara instantánea, no, cómo si alguien sonriera en mi interior. Suena tonto, lo sé, pero eso sucede. En otras ocasiones, la tristeza surge repentina, entonces deseo llorar, pero me animo yo sola con palabras de ánimo y es como si consolara a un ser pequeñito que viviera en mi cabeza.


Y es entonces cuando comprendo que tengo las cabras sueltas.


Todos insisten en que me hace falta encontrar a alguien. Una media naranja o algo así. Arrugo la nariz, ofuscada ¿para qué diablos querría yo eso? No, gracias. Así, como estoy, estoy muy bien. O al menos eso creo.

BeautifulWhere stories live. Discover now