03| REAL LIFE

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LAS ACCIONES DE KIT Y MADISON HABIAN TRAÍDO DAÑOS COLATERALES PARA TODOS, estaban en el centro de la atención ahora y Ben no encontraba tranquilidad en ningún lado. Si encendía la televisión veía la cara de su mujer junto a la de Harrington, si salía del hotel los cientos de reporteros intentaban encontrar sus palabras de rabia a cualquier costo. Si veía su teléfono solo podía distinguir las miles de llamadas pérdidas de Madison, los mensajes de Harrington y todas las publicaciones de las redes sociales, así que solo optó por apagarlo. Solo había respondió el llamado de Lucy, la mujer de Harrington, la cual, estaba igual de destrozada que él.

—¿Podrás perdonarlo?— preguntó Ben mientras sostenía con más fuerza el mango del teléfono de línea, un suspiro cansado sonó del otro lado

—No lo sé, llora todo el tiempo en terapia y en casa — informó, Ben asintió y aunque no estuviese con Madison sabía que estaba llorando, en donde sea que estaba. —Me siento horrible por lo que me hizo y toda esta... explosión pública — dijo —pero también me siento mal por el— afirmó, las cejas del hombre se fruncieron

—¿A que te refieres?— pregunto

—Mi esposo va a ser papá, Ben. Y si, no se si pueda seguir adelante con nuestro matrimonio pero ¿sabes cómo me afecta verlo así? Va a ser papá y no lo está disfrutando, no está feliz. Se supone que un hijo debe darte felicidad y lo que mata es que se que él está feliz, se que quiere demostrarlo pero a la vez se guarda todo porque piensa que eso me lastimaría más — dijo

Ben bufó —Deberian sentirse así...lo que nos hicieron — espetó

—Tuvieron sexo, Ben. No se aman. Estoy segura de que Kit jamás le preparo un desayuno con las estúpidas tostadas quemadas a Madison, ni la llevo a un juego de los Mets, ni le cantó una canción de Shakira en medio de la noche cuando tenía dolor de muelas solo para se riera, o le hizo masaje con cremas a pesar de que odia sentir la textura sobre las palmas de las manos o le pinto las uñas de los pies de manera horrorosa ...— la voz de la mujer pelirroja se quebró, Ben pudo imaginar su rostro.

—¿Que quieres decir?— preguntó

—¿Ella te dijo que lo amaba?— pregunto, Ben jadeó

—No, solo me dijo que fue un error, y siguió repitiendo que me ama, todas dicen eso — estaba enojado, tenía el ego y el corazón lastimado y eso se notaba.

—Piensa en las cosas con las que Madison te demostró su amor día a día, ¿crees que una noche pudo hacer eso con mi esposo? — pregunto —No te digo que la persones, ni siquiera se si yo pueda hacerlo pero, no la dejes sola ahora. Los medios la están destrozando, está embarazada y estoy segura de que Kit no va a hablarle en un buen tiempo a pesar de que yo sé lo pida porque no quiere que me enoje más—

Ben se despidió y luego se dejó caer sobre el sofá de la habitación, se sentía tan ajeno y no era para menos, esa no era su casa, se sentía fría y tenía la sensación de vacío en el pecho. Extrañaba el perfume de Madison, la forma en que doblaba las toallas, las pinturas desparramadas por el salón o arriba del piano que él solía tocar. Las pantuflas en pareja que usaban, la manera en la que le robaba la comida de su plato cuando él no estaba viendo, la forma en que arrugaba la nariz cuando se emocionaba, los regalos de cumple mes que le hacía sin faltar a uno, bailar pegados frente a la ventana o recrear la icónica escena de Titanic en cualquier lugar que tuviese una esquina de barandillas.

La extrañaba.

Pero también la estaba odiando en ese momento, porque a pesar de lo que le hizo, a pesar de un imbécil con cuernos enorme para la opinión pública y a pesar de que su esposa estaba embarazada de otro, la seguía amando con la misma intensidad de cuando recién estaban casados.

Metió la cara entre sus manos para sollozar.

No sabía que hacer.


ATLANTIS | BEN BARNES (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora